Líneas de amores - thiam

Capitulo 2. They're bringing up my history

- ¿Liam?

Liam sintió frío correr por su columna vertebral. Su cerebro iba a mil por hora, tratando de ver, arreglar o mentir sobre esto. Pero no había mucho que hacer si Theo vio lo que vio.

- No es lo que piensas - mintió Liam.

- ¿En serio? Porque estoy seguro que vi que mataste a un ente recién.

Silencio. Muchas veces, a lo largo de su eterna vida, las mentiras funcionaron para evadir, evitar o sobrevivir incluso. Pero hay una gran diferencia entre mentir sobre algo que no saben y mentir sobre algo que se vio.

-Bueno, si es lo que piensas. Pero esto es muy difícil de explicar, nunca debiste ver esto pero no sé como paso. Se supone que tenemos un trato con los demonios, no pueden atacarnos. Realmente no quería que te enterarás, pero no porque no confío en ti, si no que esto es demasiado. Incluso para mí, por favor, te ruego que no se los digas a nadie. - Liam respira, sin aliento después de todo lo que habló. Theo seguía teniendo una mirada extraña en su rostro.

Vio a Theo suspirar y comenzar a reír. Comenzó con el levantamiento de una de sus comisuras de sus labios rosados, sigue un resoplando y termina en su risa. Como si fuera un arte de magia o un hechizo, Liam siente que se relaja, hombros menos tensos después de la pelea y corazón calmado.

- Dios, Liam, como si alguien fuera a creerme. ¿Es eso lo que era? ¿un demonio? - Liam asintió y Theo tarareo. - Entonces si lo que mataste era malo, ¿Qué eres tú? ¿un Ángel? No estaría sorprendido si lo fueras honestamente.

Liam sonrió, felicidad burbujeando en su pecho.

- Un semidiós.

La cara de Theo cayó, sorpresa plasmada en su rostro, algo brilloso en sus ojos. Algo parecido a una alegría infantil apareció.

- ¿Cómo la mitología griega? - Theo preguntó con cierta timidez en su voz. Algo que sorprendió a Liam pero intento no demostrarlo, como respuesta, simplemente asintió.

La sonrisa se hizo el doble de grande, una sonrisa infantil, como si hubiera visto caer la nieve por primera vez.

Como algo valioso.

El ojiazul sintió que cada fibra de su ser gritaba súplicas de amor. Pero Liam conoce sus límites. Lamentablemente, también conoce el final. Sin embargo, eso no impide que le devuelva la sonrisa a Theo, sabiendo que esta condenado por esto. Pero no puede encontrar una parte de él a la cual le importe.

- ¡Amo la mitología griega! Cuando era niño solía creer que había seres más poderosos que nosotros, como semidioses, dioses, brujos, hombres lobos y esas cosas. - Exclamó entusiasmado, Liam solo podía dedicarle una sonrisa afectuosa. - Es un poco tonto, mientras crecía claramente esa idea se fue pero esto solo confirma que tenía razón.

-Bueno, este último tiempo, me demostrarte que nunca te equivocas, así que diría que es ves de tonto, solo te hace más inteligente que el resto. - Theo le sonrió tímido y con mejillas sonrosadas. Liam podría gritar.

Antes de que pudiera decir algo más embarazoso, su teléfono comenzó a sonar con la instrumental de "Shake It Off". Lamentablemente, sabía perfectamente quien era.

- ¡Liam! ¡¿Fuiste atacado?! ¡Imbécil! ¿Cuántas veces te tengo que decir que no lo hagas sin mi? ¿Tenes alguna idea de lo que duele esta puta marca? Liam, te juro que si no vienes a Olimpo ahora mismo, podría cometer un homicidio contra tu persona.

- ¿Si sabes que eso también te mataría, no? - Preguntó solo para testear a su amiga.

Amara, su amiga y confidente. La conoció un par de meses después de que Theo se casara. Se conocieron en un bar, lejos de Olimpo, lejos de responsabilidades. Tuvieron una noche apasionada, regulada por mucho vodka y ron mezclados. No avanzaron de allí cuando se dieron cuenta que ambos eran semidioses y que ambos, por casualidad, tenían el corazón roto. Desde esos años, Amara estuvo a su lado, sabe lo de Theo, y muchas otras cosas. Amara es una gran amiga, lo suficiente para conjugar una marca que unía sus almas por siempre. Si uno estaba en peligro de muerte o lastimado, el otro sufriría un dolor inexplicable en la marca del juramento. No era sano, pero solo se tienen el uno al otro. O al menos, se tenían.