"El amor es la maldición más retorcida de todas". Con un eco latente, las palabras de Gojo resonaron en su cabeza, lo cual no entendía por qué recordarlo en aquellas circunstancias y de la misma manera en que aparecieron de la nada, un dolor punzante se asomó en su pecho amenazando con ser más fuerte. El mareo permanecía y a lo lejos escuchaba los gritos de Maki llamándolo. Eco, un sonido amortiguado, humedad. Todo se mezcló en el ambiente y logro que el azabache volviera muy lentamente a sus sentidos. Levantó su vista borrosa y sus ojos pasaron por todos los presentes, todo era un desastre. En cuanto encontró a Inumaki en el suelo inconsciente, a duras penas se puso de pie llevándose consigo la distorsión del ruido del lugar y las voces ahogadas de sus amigos.
Su espada, ¿Dónde estaba su espada? ¿Qué estaba sucediendo? Aún mareado, pudo divisar a Panda haciendo tiempo mientras se enfrentaba a la maldición que tenía en frente y Maki por otro lado, daba estocadas apenas veía una oportunidad. Con los pies a arrastras se abrió camino hasta Inumaki y tomó su rostro con manos temblorosas, aún borroso notó lo pálido que se encontraba su piel y la contusión en su cabeza. El miedo no tardó en aparecer y sus emociones se mezclaron. Observó a su alrededor intentando reconocer el lugar, era una especie de cueva, bastante húmeda sin más decir. Desesperado, busco su espada y cuando la encontró, cuidadosamente dejo a Inumaki a un lado para ir por ella.
Una vez con el arma en manos, no dudo en abalanzarse sobre el oponente que por lo demás se veía imponente, pero Yuta no lo consideraba rival o al menos de eso se quería convencer. Tres estocadas concentradas de una alta cantidad de energía maldita lanzo sin darles tiempo a sus amigos para reaccionar y lo que siguió fue una ambigua patada contenida de frenesí. Furia, rabia, ira. Su cabeza era un lío y no quería pensar si con sus acciones lograba acabar con esa asquerosa maldición, pero si con ello podía salvar a sus amigos quería darlo todo.
Un tropiezo en falso y con los segundos contados, Yuuta ya era presa fácil de aquella maldición. Desde el cuello y con la diestra, lo sostenía como si de un juguete se tratase. "Es demasiado fuerte". Intentando zafarse el azabache forcejeo con ambas manos tomando bocanadas de aire, intentando no perder la concentración de ello, mientras que de reojo logro divisar la figura de Maki. Ambos volaron hasta dar contra la pared, la maldición por el fuerte golpe de su compañera y él por la mera inercia al ser soltado.
—Tenemos que salir de aquí por ahora.
Panda lo ayudó a ponerse de pie mientras Yuuta intentaba recuperar el aire a base de tos y con una mano en el cuello, aún podía sentir la fuerza de la maldición sobre este, lo cual lo hizo pensar en que hubiese sucedido si sus amigos no hubiesen estado ahí.
—Un plan. —respondió en un susurro casi ahogado— Si nos vamos sin más, nos seguirá... Puede ser peor.
Panda llevo su vista hasta Maki, quien a "pausas" se enfrentaba a la maldición.
—Iré por Toge.
Una vez que Yuuta se recompuso, no espero por su compañero quien traía a Inumaki sobre un hombro y nuevamente con espada en mano se lanzo a penas vio como Maki se alejaba para preparar otro ataque. Esta vez pudo notar la diferencia en su ataque, fue débil y casi imperceptible para la maldición. Sus miembros se encontraban entumecidos y ardían, Yuuta era consiente que podía ocupar la fuerza de Rika en esta ocasión y era eso mismo lo que lo hacia dudar, crear una dependencia que lo obligara a confiar en Rika cada vez que se vea a sí mismo en problemas, se había prometido ser más fuerte. Chasqueo la lengua y nuevamente concentro energía maldita en sus miembros para dar otro golpe, esta vez más certero.
—¡Yuuta! —Le llamó Maki desde una altura.
El azabache tomo impulso y lanzo otra estocada con su espada, aprovechando el mismo impulso para caer cerca de su compañera.
—Megumi me contó que estas cosas utilizan un dedo de Sukuna. —comentó mientras tomaba posición— Una especie de núcleo.
—Debemos suponer que debe de estar en su torso. —respondió rigiéndose en la lógica imitando su posición— Que molesto, no es como si se quedara quieto para lanzarnos de lleno hacia él.
Fue ahí cuando cayó en cuenta de sus palabras. Maki le dio una mirada a Inumaki aún inconsciente, apretando la mandíbula mientras empuñaba su espada se dejó caer sobre la maldición concentrando su fuerza en ésta y la blandió. Yuuta no espero mucho, sentía que perdía tiempo si esperaba cada segundo. Ambos pelearon a la par, casi sincronizados.
—Toge... recibió el golpe en la emboscada. —murmuró Maki sin quitar la vista de su oponente— Incluso si trató de detenerlo, la maldición fue directo hacia él.
Una ráfaga de viento amenazante pasó frente a sus ojos y lo siguiente fue ver a Panda sobre la maldición, momento el cual no esperaron y él no pudo responder a las palabras de Maki. No había más que responder, probablemente la maldición notó que tener a Toge despierto y en sus cinco sentidos sería fatal para él. Razón suficiente para acabar con una criatura tan cobarde, pensó Yuuta. La maldición en todos los ataques fue rápida, inclino su cabeza a un lado y se bufó de lo "lentos" que eran. Para el azabache aún era difícil de entender el porque no mató a Inumaki, quizá si hubo aquella intención, pero más no lo hizo. Quizá Toge alcanzó en el poco tiempo que tuvo para detenerlo y amortiguar los golpes de ellos, aunque tampoco lo libró de la peor parte. Solo esperaba que pudiera despertar pronto, pero la gravedad de sus heridas le confirmaban lo contrario y eso lo ponía ansioso.
Entre golpes, esquivos y choques, se mantuvieron sincronizados una vez más, al menos hasta que su resistencia ya les jugaba en contra. Habían logrado pasar unos minutos de comenzada la batalla, sin embargo, se sentía eterna. Jadeando, se preparó otra vez y fue cuando se dio cuenta de que realmente Rika debía ayudarle. Todos estaban exhaustos, la diferencia de poder era enorme.
—¿Toge?
Murmuró Maki sorprendida al ver la pequeña figura del albino sosteniéndose a duras penas sobre sus pies, pero con una mirada decidida. Su cuerpo temblaba y la sangre aún escurría lentamente desde su cabeza, pequeños hilos de sangre que llegaban hasta su mentón. Yuuta temió que hiciera lo que justamente su rostro reflejaba.
—¡Toge, no...!
—¡No te muevas!
Para cuando Yuuta le exigió lo contrario, el comando de Inumaki ya estaba siendo efectiva, aunque sea para darles unos segundos de ventaja, después de eso se desvaneció en el suelo mientras de su boca escurría sangre. Ver aquello para el azabache fue doloroso, la impotencia de no poder llevarle el ritmo y lograr que le hiciera caso omiso solo alimento su miedo al verlo caer mientras se desangraba.
—¡Yuuta, ahora!
Se lanzó unos segundos después que sus amigos y golpearon el torso de la maldición, dando por hecho que su núcleo se encontraría ahí y para su sorpresa fue así. Panda fue el encargado de quitarlo mientras Maki y Yuuta acababan sin contenerse con el oponente.
Los tres cayeron al suelo, sus miembros a penas les respondían, pero Yuuta fue terco. Se arrastro entre la poca distancia que lo separaba de Inumaki y lo último que divisó antes de desmayarse, fue una encantadora sonrisa nublada de sangre.
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Me disculpo por la demora :c
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ƊAƝƊƐLIOƝS.
FanficYuta Okkotsu regresa a Tokio con una sola cosa en mente; mantener sus conexiones y lazos. Después de tantos sucesos ocurridos en el pasado decidió cambiar para mejor, con ello jamás pensó que se podía llegar a enamorar de uno de sus compañeros y ami...