Chapter two

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Un hombre joven y un niño pequeño caminaban de la mano por las calles, el chico tomaba la mano de este mientras que con la otra sostenía fuertemente un peluche de un conejo color negro.  Se sentía tan solitario caminar  por las calles de Seúl, el frio era aberrante y hacía que ambos se estremecieran con ganas de correr y caer rendidos en una cama, una cama inexistente.

A Haneul se le ocurrió hablar para preguntar con inocencia.



— Papá, ¿fue mi culpa que tu y mamá se enojaran?



Haciendo que el joven sonriera con ternura y sin siquiera contenerse sonriera sin parar al bajar la vista a su hijo.



— No digas eso, Hani...  — El joven se rasco la nuca al ver al chico morderse las uñas por la ansiedad. — Lo que pasa es que a veces los adultos tenemos problemas que no pueden ser perdonados y mucho menos ignorados, yo ya te he explicado que para tu madre es muy fácil sacarnos de la casa ya que prácticamente no estamos casados, por eso somos unos fracasados, lo siento por hablar tan duro contigo, cielo... 



— Pero...¿Por qué?, ¿Es tan complicado perdonarse?.. No quiero estar lejos de los dos..





— Eres un niño tan inteligente, pero ya te lo he dicho, tal vez ahora no le guarde rencor a tu madre, pero de igual manera... será mejor estar alejados.





— ¿Tu y yo nos vamos a alejar, papá?





— Claro que no, nunca lo permitiré.





El pequeño chico caminaba tranquilamente después que lo que su padre le había dicho, podía estar seguro de que su padre no lo iba a abandonar por nada en el mundo, que serian felices ellos dos, como una familia de verdad.





— Pero. .Haneul, prométeme algo.





El pequeño asintió.





Trataras de encontrar a la persona adecuada para ti, no me importa quien sea.. solo me importa que te trate bien y que no te lastime.

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