Capítulo 4: El día que fui la mejor amiga de todas.
Melinda y Ángel salieron por un mes entero en citas antes de ser novios oficialmente, pero ¡Dios! Ése mes lleno de citas fue una tortura sentimental para mí. Les cuento por qué, Melinda quería platicarme siempre, con lujo de detalles, cómo eran sus citas con Ángel, y yo, como buena amiga que era, la escuchaba atentamente. Neta me sorprendió que ella no notara mi cara de sufrimiento cada que la escuchaba.
Cuando su tercera cita terminó Mely me llamó y me dijo que fuera a su casa, yo le dije que me sentía mal. La verdad es que le mentí, porque sabía que si yo iba a su casa tardaría 5 horas platicándome su cita de 2 horas y media, porque ¡Vaya que Melinda era una chica de muchos detalles! Cada maldito detalle de la cita lo contaba.
Al colgar el teléfono me fui a mi cuarto, me recosté, tomé el libro Y si decido quedarme, que era el que estaba leyendo en ése entonces, puse música a todo volumen y apenas tuve oportunidad de leer como 15 páginas cuando la puerta de mi cuarto se abre de un portazo. Era Mely. Vestía una piyama y su rostro mostraba una enorme sonrisa, en una mano tenía varios botes de medicamentos, en serio me creyó que estaba enferma. En su otra mano tenía un recipiente de caldo de pollo, era de un restaurante cerca de mi casa que en serio amaba el caldo de ahí.
Yo sonreí al verla. Lo más seguro es que ella tomó todos los medicamentos del cajón de su mamá, pidió que la dejaran en el restaurante, pidió mi caldo favorito mientras vestía su ridícula piyama de nubes chafas, según ella eran las nubes de Bajo la misma Estrella, pero ni de pedo, para empezar las nubes eran violetas, pero yo no quería hacerla encabronar y le decía sí a todo. Mi punto es que ella se estaba preocupando porque le dije que me sentía mal y había venido a mi casa a acompañarme como la maravillosa amiga que ella era.
Sentía bonito por ése lado, pero también sentía feo por otro lado. La razón era porque primero que nada, le había mentido, yo detestaba mentirles a las personas, pero desde que me enteré que ella estaba enamorada del mismo chico que yo pues comencé a mentirle muchísimo, así que me sentía mal mentirle a mi mejor amiga. Entonces me llegó la pregunta ¿Quién era mejor amiga? ¿Ella o yo? Ella estaba aquí acompañándome en mi enfermedad falsa, pero yo ya la había acompañado semanas atrás y gracias a eso había perdido por completo mi oportunidad con Ángel.
Por otro lado sabía que ella sólo venía con plan de hacerme recuperar para que pudiera escuchar su maravillosa cita con Ángel. Se me hizo muy interesado ése pensamiento, así que decidí no pensar en eso, me dolía lastimar la buena imagen de mi mejor amiga en mi mente.
Le dije que no me diera medicinas, porque eran drogas y yo no quería consumir ninguna, eso no fue una total mentira, en nuestro grupito yo era conocida como la que si se enfermaba no tomaba ningún medicamento por “wey, las medicinas son drogas. Ni de pedo me haré una drogadicta, si yo sé que con algo se empieza” eso decía todo el tiempo y los chicos se reían de mi comentario.
Ella no insistió y sólo me entregó el caldo, olía tan pinche rico que comencé a tomarlo antes de que ella me diera una cuchara.
- Y más vale que te guste, Adara. Si vieras el pinche oso que pasé al entrar al restaurante. Todos comenzaron a reírse: meseros, el gerente, la secretaria y los clientes.
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Y Si Hubiera...
Jugendliteratur¿Has leído ésas historias de triángulos amorosos? Bueno, la mía es algo parecida. Estoy enamorada de Ángel, pero no soy la única, pues mi mejor amiga Melinda también está enamorada de él. Lamentablemente Ángel ni siquiera se fija en mí, sino en mi m...