La primera vez que Mikey fue tragado por las sombras tenía cinco años. Estaba huyendo de su hermano Shinichiro y se escondió en la oscuridad de uno de los armarios deseando con todas sus fuerzas que el mayor no lo encontrara y de repente, "pof", dejó de estar en su armario, notó el suelo y el aire más fríos y se atrevió a abrir los ojos, encontrándose, por primera vez, cara a cara con el mismísimo Hades, estaba sentado en el suelo de la cámara real.
Fue toda una aventura para el menor, que en ese momento no entendió muy bien lo que estaba pasando. Hades tuvo que llevarlo de vuelta a su casa y ayudar a Manjiro y a su hermano Shinichiro a llegar a un lugar seguro, el Campamento Mestizo.
Allí el pequeño Sano descubrió sus poderes, aprendió a utilizarlos y a controlarlos, pero no todo podía ser de color rosa, así que también conoció las consecuencias que estos podían llegar a tener.
Manjiro tenía una fuerte conexión con la muerte, podía sentir si está acechaba a alguien o hasta podía ver muertes en sus sueños, no obstante no podía interferir en ellas, lo había intentado una vez y todo salió mal, muy mal, por eso simplemente dejaba que lo atormentasen durante algunas noches, no todas porque había algunas que él consideraba que eran especiales.
No estaba seguro de cuantas noches llevaba sin poder dormir correctamente, suponía que más o menos llevaba cinco días, así que sabía que sus ojeras eran notables y por la mirada que le daban los demás podía deducir que parecía más un zombi que otra cosa.
- ¡Hey Mikey!- llamó la gruesa voz de Draken.
El menor simplemente se paró allí mismo, dejando que su compañero se acercara a él, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, dejó caer su peso hacia delante, apoyándose en el pecho de Draken.
- ¿Estás bien?- preguntó el de la trenza mientras pasaba su brazo por la espalda del menor, sujetándolo.
Mikey simplemente negó con la cabeza, sus ojos pesaban mucho. El más alto chasqueó la lengua, se separó un poco y se dio la vuelta.
- Vamos, sube, vamos a tu cabaña a descansar, lo necesitas.
"Te necesito", corrigió el más bajito en su mente.
Con mucha pereza Mikey movió su cuerpo y subió a la espalda de Draken, quien una vez lo tuvo encima empezó a andar.
Mientras se dirigía a la cabaña de Hades, Draken, parloteaba sobre diferentes cosas, sabía que Mikey se encontraba más dormido que despierto y le parecía adorable cuando respondía con balbuceos a las preguntas que retóricamente hacia Draken.
Al llegar a la cabaña, lo dejó suavemente en la única cama de la estancia que estaba deshecha, en esa cabaña también se quedaban dos hijos de Plutón, cuando estos visitaban el Campamento, pero cuando Draken se iba a alejar para dejar dormir tranquilamente al menor, una mano le agarró fuertemente de la camiseta.
- Por favor no me dejes solo...- Dijo con un hilo de voz Mikey.
Draken lo miró, en los ojos del rubio podía ver la agonía y la desesperación que habían sido los días anteriores y le partió el alma. Draken era consciente de lo mal que Mikey lo pasaba la mayoría de las noches, y deseaba con todas sus fuerzas poder hacer algo para remediar la situación o como mínimo que su chico le explicara todo eso que le atormentaba.
Por eso, cuando vio que por primera vez en mucho tiempo, Mikey le mostraba algo de debilidad, no lo dudó ni un segundo, agarró a Mikey y lo movió un poco, haciendo suficiente espacio para poder estirarse boca arriba, mientras que Mikey no tardó ni dos segundos en acurrucarse en el pecho del mayor y empezó a dibujar patrones en su piel.
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Tokyo Revengers en el Campamento Mestizo
FanfictionPues resulta que ahora las personitas de Tokyo Revengers son hijos de los dioses de la mitología Griega y Romana, todo gracias a la grandiosa Gri, en Twitter @shininupi, que hizo un hermoso y muy verdadero hilo sobre TR x PJO, así que id a darle amo...