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Todos se adentraron a la casa.
Mamá era el enemigo. Tenemos aparatos de rastreo en nuestros cuerpos.
Ese pensamiento rondaba por su mente una y otra vez.
Mamá, hablábamos de la misma mujer a la que le tenía apego y amaba con todo su ser.
Sacudió su cabeza y sin más se adentró en la cocina, pues le tocaba hacer la cena.
Al hacerlo se encontró con Ray cortando algunos vegetales para hacer la sopa, tomó su mandil perteneciente que mamá ya que a la hora de cocinar era algo distraído pero estricto.
-Corta las zanahorias y papas de por allá, luego remueve la olla con la cuchara de madera, la de metal se sobrecalienta y te puedes quemar—indicó __________, cortando con habilidad la mitad de una cebolla y la carne.-
Ray algo asombrado por su manera de ser en la cocina no tuvo otra opción que hacer caso. Desde el accidente de la biblioteca no se había cruzado con él, aunque no quizo tocar el tema por ver lo concentrado que estaba el chico.
-Ah...mierda....—se quejó por lo bajo cuando por accidente cortó su dedo, y todo por estar viendo a su acompañante distraído.-
-¿Qué pasa?..ah, oh—el de menor estatura se acercó a él y tomó su mano con cuidado, limpiando con un trapo húmedo la pequeña—ten más cuidado.-
-Ah...sí—se dejó, cuando el oji-_____ terminó sacó una curita de uno de los cajones y con cuidado rodeó su pequeño corte con la misma.-
Se separó y volvió a hacer lo suyo, añadiendo los ingredientes recién cortados, mezclándolos de inmediato con el resto y prendiendo la estufa a fuego medio.
-Iré a preparar la mesa, no descuides la olla—dejó el mandil en su pequeño gancho y abandonó la habitación, dejando al pelinegro con la única compañía de sus propios pensamientos.-
Él lo sabe, pero actúa como siempre.
Nunca había intercambiado palabras tan seguido con él, así que no puedo deducir en qué piensa o como actuará...
Esto será un problema...
Unos minutos después y apagó el fuego tal y como el chico lo había pedido. Hablando de él, de nuevo apareció con el carrito que usaban para transportar la comida, poniendo encima la olla para comenzar a servir una porción en cada plato.
-Vamos, tenemos que avisar a los demás—avisó Ray tomando la pequeña campana que siempre se usaba.-
-Claro, vamos.-
Subieron las escaleras en silencio, Ray apenas notaba lo incómodo que era estar con alguien callado. Aunque no podía hacer nada. Tocaban la campana por cualquier parte de la casa.
