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Era un día relativamente normal.
El Sol se alzaba en el cielo para darle la bienvenida a la mañana junto a todos los bullicios que causaban sus hermanos, que a pesar de ser ruidosos, aún así los quería.
Despertó, con cuidado se reincorporó para quedar sentado y mirar al resto de sus hermanos. Siempre era el que se despertaba primero por culpa de su insomnio, así que tenía algo de tiempo para cambiarse y que no vean su cuerpo, ya que no le gustaba por lo delgado que se veía. Miró el reloj en la pared, faltaban almenos 15 minutos para que sonara y todos despertaran ya sea por eso o por los gritos de Emma.
Aún algo adormilado abandonó su preociosa y cómoda cama, se acercó a su cajonera para sacar aquel respectivo 'uniforme' de color blanco y comenzar a cambiarse, teniendo cuidado de no hacer ruido. Al terminar también sacó su chaleco de lana para colocárselo encima, acomodó sus mangas al igual que su desordenado cabello antes de ponerse sus calcetines blancos de igual manera.
Miró al lado de su cama, donde había varios de sus dibujos o de sus hermanos pegados en la pared, sonrió al verlos y sin más, el reloj comenzó a hacer su característico sonido, indicando que era hora de levantarse.
-¡Despierten todos o llegarán tarde al desayuno!-si, hasta su habitación se escuchaban los gritos de Emma.-
Suspiró. Sería un día común y corriente.
-__________, ¿me ayudas con mis zapatos?-le pidió uno de los niños.-
-Claro, ven aquí-
Luego de ayudar en lo que pudo a sus hermanos bajaron las escaleras, él directo fué a la cocina donde se encontró a Norman acomodando las ollas en un carrito y a Ray cargando un tarro.
-Buenos días, Norman y Ray-saludó y tomó los cubiertos.-
-Buenos días, ___________-contestaron los dos.-
Salieron de la cocina, encontrándose con Emma cargando a un pequeño moreno, Phill.
-¡Guedos días!-'saludó', ya que Phill sostenía su mejilla.-
-Buenos días, Emma. Eres muy energética aún cuando no has desayunado-siguió su camino sin prestarles mucha atención, ya que era común verla tan emocionada.-
-¿Cuántos años tienes, cinco?-
-¡Tengo 11, igual que ustedes, chicos!-reclamó 'enojada', bajando a Phill de su espalda-¡Y soy de las mayores aquí!-
Comenzó a acompodar los cubiertos en cada lugar respectivo. Minutos después ya todos estaban sentados y con su desayuno enfrente, él quedó entre Ray y Emma.
-Buenos días, queridos niños. Demos gracias porque los 39 hermanos aquí pueden vivir felizmente hoy también-juntaron sus manos, cerrando sus ojos para agradecer por la comida-gracias por la comida.-
