CAPÍTULO 3

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Dormir bien

***
CHLOE WILSON.

Abro los ojos lentamente, por décimo quinta vez en toda la noche, y me incorporo tratando de hacer el menor ruido posible. Despertar a Eros no está en mis planes.

Pongo el pie izquierdo en el suelo y después hago lo mismo con el derecho, me levanto y voy directa a la habitación de Luca.

Me aseguro de que la ventana está bien cerrada y acto seguido compruebo que mi arma sigue en la parte de arriba del armario.

Todo en orden.

Me acerco a su cama y acaricio su rostro con delicadeza. Cada día es más parecido a su padre. Me siento a su lado y él se remueve un poco.

- ¿Mami? - susurra.

- Soy yo, cielo

- ¿No puedes dormir? - dice sin abrir los ojos.

- Si, claro que si - respondo en un hilo de voz.

- Puedes tumbarte conmigo - habla y yo no puedo evitar sonreír un poco.

- No te preocupes, vuelve a dormir - digo y dejo un beso en su frente antes de levantarme y caminar hacia el sillón para volver a sentarme.

La noche pasa rápido, supongo que es la costumbre lo que lo hace más llevadero, miro el reloj y ya son las seis de la mañana.

Me levanto y camino hacia el baño, me doy una ducha, tomo el corrector de ojeras y me dispongo a cubrir todo rastro de haber pasado la noche en vela, por suerte, tengo algo de mania en eso.

Voy a la cocina y preparo el desayuno, nada del otro mundo, café y tostadas.

- Otra vez lo mismo - Eros sale de la habitación.

- ¿Qué?

- ¿Necesitas hablar?

- Nop - respondo sin más. - Aquí tienes el desayuno.

- Gracias - se limita a responder. - Hoy vamos ir a la prisión federal.

- Genial - finjo una sonrisa.

- ¿Dejarás a Luca con tus padres?

- Si, mi padre no tardará en llegar

- Esta bien - dice y se sienta en uno de los taburetes de la cocina para desayunar. - ¿sabes? - me observa - antes teníamos sexo todos los días.

- Eros, solo has estado un día sin hacer nada.

- Eso es demasiado - dice y yo ruedo los ojos.

- Maldito ninfomano - susurro mientras me giro para fregar los platos. Siento sus manos en mis caderas y no puedo evitar sonreír un poco.

- Te he oído - dice antes de darme la vuelta y dejarme de frente a frente con él. Agarro su nuca y lo atraigo hacia mí para besarlo. Él me sube la tela del camisón hasta la cintura y yo paso mis manos por su abdomen descubierto - Te quiero - susurra contra mi oreja antes de morder el lóbulo de esta.

- Vale vale vale - lo aparto - Luca podría despertarse.

Él pone cara de fastidio y me da un beso casto antes de separarse de mi.

- Voy a darme una ducha - dice

- No te vendría nada mal una ducha fría - dirijo la mirada hacia su erección.

- Esto - señala - es culpa tuya.

- Te lo compensaré - sonrío y él alza una ceja.

- Más te vale - se da la vuelta para caminar hacia el baño.

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