Durante su estadía en aquel lugar conoció a Jeremías. Ella pasaba su día como normalmente lo hacía hasta que lo vio, un niño de mediana estatura, cabello castaño claro, ojos color miel y una linda y ordenada sonrisa para su edad.
Gloria lo dejo entrar, le dijo que se sintiera como en casa. De ahora en adelante esa seria su casa.
- Mucho gusto, me llamo Jeremias.
Apenada respondió
- Mucho gusto Jeremias, Michelle.
Para ese año ella tenía nueve años y el trece.
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- ¿Como llegaste hasta aquí? - Preguntó Jeremias.
- La verdad no se, creo que mi madre tuvo que dejarme porque ya no podía tenerme. Y tu?
- Unos hijos de puta me pegaron.
- ¿Le dices hijos de puta a tu papas? Eso es otro nivel de rencor.
- Oh no, nunca he tenido padres. Me pegaron por tratar de defender a una mujer de ser violada, esos malditos me la pagaran.
- Todos tenemos padres, que nos abandonen o no nos quieran es otra cosa.
Titubeo, pensó en decir algo pero prefirió guardar silencio.
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...Feliz cumpleaños a ti feliz cumpleaños a ti feliz cumpleaños Jeremias feliz cumpleaños a ti... Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince!!
Todos estaban tomando fotos y el apagando la vela.
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-Hey Mitch, te presento a Valentino.
Era simplemente perfecto, alto, cabello claro y unos ojos café oscuros.
Realmente quería decir algo pero no me salía ni una palabra.
Me limité a sonreír.
