Capítulo 1

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Salí corriendo de el comedor al empezar a ver fuego saliendo de todos lados. Los dragones tienen esa mala costumbre.

Corrí a casa, cuando una mano enorme me tomó del cuello y me levantó del piso.

  - ¿Qué haces afuera?- preguntó el enorme hombre, y desvió la mirada para lanzar el hacha que tenía en la otra mano, y luego me dejó caer.

  - ¡Lo siento! Sé que no debo salir, estaba comiendo y...

Estoico suspiró.

  - No me importa que estabas haciendo. Mata, o quédate en casa, ¿okey?

Me lanzó una hacha, y salió corriendo detrás de un Nader.

Dejé caer el arma, y seguí corriendo, dejando atrás la destrucción, cuando choqué contra una chica rubia e imponente.

  - Quítate del camino, Aren.- exclamó con desdén y con una cubeta de agua en sus manos.

No me atreví a mirar su bonito rostro. Ella era capaz de romperme el cuello con las manos.

  - Lo lamento, Astrid.

La esquivé bajo las miradas acusatorias de todo su grupo de futuros asesinos, y me dirigí a casa. Mientras corría, divisé el taller de Bocón, y bajé la velocidad, mientras miraba a Hipo cargando una máquina y discutiendo con el también enorme amigo de su padre.

Me acerqué a ellos, y entré. Bocón y apenas me notó, pero Hipo me saludó con la mano, y me invitó a aproximarme.

  - Hola Aren, mira lo que inventé, ¡no necesito la fuerza de un vikingo para cazar dragones!- exclamó, entusiasmado.

Me rasqué la nuca, y lo miré.

  - No sé si sea buena idea, yo...

Bocón salió corriendo del taller, y nos miró a ambos.

  - Quédense ahí. Quietos.- dijo, antes de salir corriendo a cazar dragones.

Mi amigo me hizo una seña para salir, y lo seguí, mientras corríamos por el pueblo detrás de su máquina. Todos nos gritaban advertencias, y que fuéramos a casa. Empezaba a pensar que era una buena idea.

Llegamos a una colina libre de fuego, e Hipo empezó a preparar sus cosas y el invento. Yo lo miraba, nervioso. Odiaba la idea de hacerle daño a cualquier animal, por lo cual en primer lugar consumía sólo verduras, y el pensar que iba a dejar que mi amigo cazara a una criatura magnífica me agobiaba.

  - Sólo... dame un blanco.- murmuró él.

Escuchamos un rugido aterrador y característico de una especie rara y destructiva.

Furia Nocturna.

Miré pasar a el dragón, y como destruía una torre enorme de un solo tiro. Los Furias nunca fallan.

Hipo empezó a apuntar su máquina hacia la sombra de el Furia, y entonces Hipo se cayó al intentar disparar.

El enorme peso que sentía encima desapareció, y solté un suspiro de alivio. El peso de mi conciencia  que se había ido, se sintió aún más pesado al volver.

Hipo le había dado al dragón.

Empezó a celebrar, mientras me miró a mí y a mi expresión de aflicción, otro furia se posicionó detrás suyo, listo para quemarlo.

  - ¡Hipo, corre!- grité, presa del pánico.

Él obedeció, corriendo tan rápido como podía. Yo lo seguía a una distancia prudente, y decidí llamar la atención del dragón.

You are everything to me.... Hipo x LectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora