01. | best friend

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Pasaban los segundos, que se convertían en minutos. Jay sentía que podría quedarse dormido en el carro si Haerin no bajaba de su apartamento en ese instante.

Desde que tiene memoria va por ella a todas partes, a la escuela, al parque, al cine, a la casa de su amiga, a la de sus abuelos; porque son mejores amigos. Él la tiene a ella y ella a él. Ha sido así desde que tienen nueve años, pero, ¿cómo empezó todo? Inesperadamente con un trato en el tobogán de los juegos del colegio. La pelinegra siempre llevaba su Nintendo 3DS y el pequeño Jay la miraba con envidia, ya que sus papás le habían prohibido comprarle esos dispositivos hasta que cumpla diez años con la excusa que no querían que se volviese adicto a los juegos de vídeo, por una parte estaban en lo correcto, pero ya no aguantaba las ganas de jugar los nuevos juegos de Mario Bros. Es ahí donde vio que su compañera de clase, cuál era la que menos hablaba en en aula, jugaba escondida atrás del tobogán con su Nintendo, tomó valor y se acercó a pedirle si podía jugar con ella. A él no le interesaba mucho la amistad, solo quería que alguien le prestase y aunque todos en su salón se acercaran a hablarle, ninguno parecía interesado en saber de él, sólo cuánto dinero tenían sus padres.

"¿Puedo jugar con tu Nintendo?" 

"No"

"Te compro una cuenta de Minecraft"

"Mucho gusto, me llamo Cha Haerin"

Así empezó una linda amistad de actualmente nueve años. Sí, fue por conveniencia, sin embargo, ni Haerin ni Jay se arrepienten de aquel día. De ahí Jay iba todos los días a visitar a la pelinegra para jugar o viceversa, hasta sus madres se había vuelto buenas amigas conforme pasaron los años. 

De vuelta al presente, el alto se rindió de esperar y mandar mensajes, le avisó al chófer Kim que subiría a buscar a su amiga.  Realmente la bajaría de la oreja por hacerlo subir seis pisos ya que el ascensor de su departamento estaba en remodelaciones. Cuando por fin llegó, ingresó el código del apartamento que la menor solo compartía con su mamá. Ingresó y lo primero que vio fue los zapatos desordenados en la entrada, el cuadro de ella y él en la derecha junto al espejo y la mochila de Haerin en el suelo, dobló a la cocina y ahí estaba la pelinegra poniéndole agua caliente a su termo volteando con culpa.

—¿Tienes idea de qué hora es?— le pregunta mientras agarra la mochila de la contraria del piso.

—Perdón, me levanté hace diez minutos.— cierra la tapa de su termo y camina hacia él. Le sonríe porque le divierte cuando la regaña. —No te molestes conmigo, es lunes.


—Entiendo. Ven, vamos al carro que Kim está esperando.— la agarra de la mano para llevarla de una vez. 

La saca de su casa casi corriendo aún agarrando su mano y Haerin aún con sueño se dejaba arrastrar por las escaleras. Una vez en el auto, saludó al señor Kim con una sonrisa, lo veía casi todos las mañanas. Se sienta en el lado derecho junto a Jay como siempre, y con su mochila entre las piernas maldice por haberse olvidado sus audífonos en su mesa de noche.

—¿Qué pasa?— pregunta el pelinegro. 

—Me olvidé mis audífonos, ¿ahora qué voy a hacer en la clase de business?— dice estirándose en el asiento.

—Prestar atención, tal vez.— Haerin niega a su sarcasmo y voltea a ver a la ventana, Park nota que su pelo está muy despeinado.—  Tu pelo está horrible. Ven para que te lo arregle un poco y no parezcas loca.— añade. Haerin retrocede un poco para que logre hacerle una trenza. Esta situación pasaba a menudo, tanto que el contrario se hizo un experto en peinados.

the one | jay - enhypenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora