Mi vida es una Mierda

Capítulo ocho: Los nuevos

Los nuevos

- ¡ES TU TURNO HIJO DE PERRA! 

- ¿Cuándo entenderás que te estás diciendo perra a ti misma, mujer?

- ¿QUÉ? CONCHETUMARE, YA VERÁS... - Rayos, juro que vi sus ojos estar prendidos en llamas. Y ahora es mi turno de... Ya saben, correr de una loca drogadicta a la que llamo madre.

Mientras corría hacia las escaleras para subir a mi habitación y encerrarme, miré hacia atrás y la pude ver como corría apretando los dientes.

Cuando llegué al segundo piso, la miré, y ella me miró (Así como en las películas de atzion ( ͡° ͜ʖ ͡°) ) pude ver como tenía en su mano una de sus chanclas, y con una sonrisa diabólica la lanzó.

La chancla demoníaca (Sí, ese nombre se lo puso ella misma :v) a medida que volaba en dirección a mí, se encendía en fuego, era como turbo O.o

Pero fui más hábil, y cambié mi dirección, se supone que la chancla demoníaca solo va hacia una dirección, no es como un radar, ¿O sí?

Y... Mi pregunta fue respondida, sí, la chancla demoníaca me siguió y me golpeó la cabeza.

- ¡Auch!

- JAJAJAJAJAJA, Y ESO NO ES NADA, CABRÓN.

Con mi cabeza adolorida logré encerrarme en mi habitación, e inmediatamente puse  seguro. Me acosté boca arriba en mi cama, y respiré aliviado, pero luego escucho que tocan la puerta, y con mis manos sostengo una almohada como protección (Ingenioso, ¿no? :v).

Toc toc toc

- Alee... ¿Estás ahí? - Escuché una voz suave, me parecía algo conocida y puse un rostro de confusión. - Soy yo, tu mami. - WTF, nunca había conocido esa voz. - Respóndeme... ¡ALE! - Gritó, diablos, sí es ella. Yo no respondí, tengo miedo, ayuda. - ¡ALEXANDER, ABRE LA MALDITA PUERTA!... ¡ALEXANDER! - Por todos los cielos, ayuda. - HIJO DE PERRA, YA ME PROVOCASTE... ¡PREPÁRATE A CONOCER MI VERDADERO PODEEEEEEEEEEEER!

Yo tapé mi cara con mi almohada, pero escuché un ruido y cuando miré vi como una pierna de mi madre atravesó mi puerta. Rayos.

Con sus puños de ogro fue despedazando más y más mi vieja puertita (Te extrañaré antigua protectora :c) y logró entrar.

El demonio ha entrado. 

Con toda la rapidez del mundo me metí debajo de mi cama temblando, y pude ver como daba pasos hacia afuera. Esto está mal, siempre que ella se va, regresa con más fuerza.  Y yo tenía razón.

Regresó con una escoba, la cual metió debajo de la cama dándome escobazos por toda parte de mi cuerpo.

- Ya ya ya, ¡Perdón mami! - Grité con lágrimas en los ojos. Me dolía.

- CUANDO ESTE FUEGO SE ENCIENDE, NO SE APAGA ¡MALDITO!

Vi como su mano sostenía un florero y lo rompió en mi cabeza. La puta madre, sí que dolió.

Y me desmayé.

***

Al abrir los ojos, me encontré con su mirada de odio.

- ESPERO QUE JAMÁS ME VUELVAS A DESOBEDECER TANTAS VECES EN UN MISMO DÍA.

- Sí, perdón.

- YA CÁLLATE, HUEVÓN. - Casi me muero de la risa cuando me llamó huevón, jhnfudshgiwe.