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Su vista comenzó siendo borrosa en su totalidad, dificultándole enfocar el paisaje a su alrededor. A lo lejos lograba oír el crepitar ocasionado por las llamas, creyendo por un segundo, o dos, que se trataba de la desmesurada barrera que Focus había dejado en las afueras de su casa.

Sin embargo, y al recuperar por fin la nitidez, descubrió lo equivocado que estaba.

Se halló a sí mismo en el suelo, percatándose gracias al roce de sus manos de lo tibia que la tierra se encontraba. Las cenizas yacían esparcidas en el aire, haciendo de la atmósfera densa y pesada, cayendo en cuenta tardíamente de lo agitado que estaba, como si hubiera estado corriendo sin parar.

Eventualmente, sus ojos se enfocaron en lo poco que podía atisbar del horizonte, sintiendo cómo el corazón se le encogía hasta el punto de que respirar había dejado de ser una acción involuntaria, poniéndose enseguida de pie y contemplando con un incipiente temor el panorama que prácticamente le rodeaba.

El fuego reinaba por todas partes, arrasando todo lo que encontrara a su paso, distorsionando la bonita vista que en su momento tuvo el pueblo uno, volviéndolo en algo que podría compararse fácilmente con el nether. Inconscientemente quiso creer que acabó durmiéndose en dicho lugar, porque no habría otra explicación más que esa; además, a veces acostumbraba a caer rendido por ahí, así que...

Todavía no he acabado contigo.

Un escalofrío bastante lejos de ser agradable le recorrió tortuosamente la espina dorsal, sorprendiéndole incluso hasta a él. Asustado, por decirlo menos, se volteó para toparse de lleno con una vista que terminó congelándole tanto por fuera como por dentro; y es que allí, y a unos cuantos pasos de él, se encontraba Focus, con la ropa empapada de rojo, asumiendo por instinto que toda esa sangre no era precisamente suya. En una de sus manos portaba su arma, igual de ensangrentada.

─...Focus?─le llamó con voz temblorosa, empezando a temerle por primera vez─. Qué... ─ tragó saliva, retrocediendo y sintiéndose repentinamente débil─ qué es todo esto? qué... ocurrió?

Muy en el fondo creía saber la respuesta sin necesidad de detalles, pero... era imposible. Tenía que serlo. El crepitar a sus espaldas parecía resonar cada vez con más fuerza, como si las llamas le estuvieran alcanzando de un modo insospechado.

Todos ellos me orillaron a esto─el tono del cuervo era gélido, carente de cualquier emoción que en un pasado denotara. Retomó su andar, afianzando el agarre en la empuñadura de su espada─. Y simplemente... me harté.

Fargan se percató de la mirada vacía de Focus, sin expresar absolutamente nada y desconociéndole por completo en ese momento. Todas las alarmas se encendieron en su cabeza al verle alzar el arma unos centímetros en el aire, apuntando indudablemente en su dirección.

El pánico le embargó al experimentar una sensación de letargo adueñándose de sus movimientos, retrocediendo con una exasperante lentitud y viendo al cuervo más cerca a cada paso que daba.

«Corre. Él va a matarte. Definitivamente va a matarte»

Un dolor mudo se apoderó de su pecho ante el solo pensamiento de que Focus, después de todo lo que llevaban viviendo, terminara con su vida sin detenerse a pensar ni a considerar nada, viéndole como un enemigo más que asesinar.

Porque sí. El desastre a sus espaldas y la sangre que ahora goteaba del filo en la punta del arma dictaba a todas luces que todos sus amigos estaban muertos, abatidos bajo la irascibilidad de Focus.

Y entonces, sus piernas finalmente parecieron responder, echando a correr con el miedo ciñéndose a todo lo que era su anatomía, desesperándose al ver lo poco y nada que lograba escapar de la amenaza detrás suyo.

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