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Ellos habían vivido por largos tiempos, y desde que abrieron sus ojos encontraron la oscuridad de lo profundo del mar. Alejados de la superficie por su gran tamaño y el daño que a otros pudiesen causar.

Con extremidades desiguales, grandes dientes con los que se defendían y alimentaban. Eres reyes marinos en aquellas aguas, conviviendo entre ellos y aquella oscuridad con la que amaban estar. Sin embargo, también tenían curiosidad, de subir, de saber lo que había más allá de ellos.

"Pueden subir" Escucharon la voz desconocida "Suben y descubran más por ustedes"

"¿Es peligroso?"

Aquella voz rió tan suave que no fue molestia para ellos, aun cuando no tenían una imagen clara de esa voz.

"Siempre hay peligro, pero ustedes... ustedes deben conocer a mis descendientes, aquellos que son libres de ataduras. Aquellos que pueden escucharlos"

Ningún rey marino respondió, quizás por temor a lo desconocido o por la extensión de su mente que les recordaba algo más que buscaba la alegría. Muy a su pesar conocían el dolor, y ahora que lo desconocido estaba a su alcance, también temían.

Pero, arriesgaron, y la superficie del mar los recibió en una madrugada cualquiera, con los nubes pomposas y las olas alocadas debido a su presencia.

Era algo nuevo, algo que ellos empezaron a amar.

Pero, también lo odiaron.

Odiaron a quienes habitaban en tierra, a quienes buscaban a su familia y dejaban que la sangre fluyera con su habitad. El ser agresivos se volvió en su método de supervivencia. No había nadie que los comprendieran, que los escuchara como aquella voz lo prometió. Incluso cuando dejaban sus lágrimas caer, eran atacados.

Cazados bajo profundas miradas llenas de rencor, un veneno que parecía vivir en el cuerpo de todos aquellos seres sin cola. Solo sonriendo cuando uno de ellos caía.

Ellos odiaban a los humanos.

Y eso lo los detuvo en demostrarlo, se convirtieron en los malos en el mundo, y no borrarían eso.

"Perdón, perdón por el daño que ellos causaron"

Escucharon un día cualquiera de un hombre de gran tamaño, con un sombrero de paja cubriendo su rostro, pero dejando a la vista como sus mejillas se cubrían de lágrimas. Estaba arrodillado en su pequeña embarcación mientras los miraba. Lloraba amargamente como si su vida dependiera de ello, balbuceaba cosas inatendibles, y absorbía sus fluidos nasales.

Para aquellos seres, aquel ser, era demasiado extraño.

"Él... ¿Nos entiende?"

"Sí... ¡PUEDO ESCUCHARLOS! ¡Y ME DISCULPO POR LO QUE LES HAN HECHO! ¡TAMBIEN PORQUE LOS HE COMIDO!"

Aquel chico que solo empezó a gritar hacia ellos, sin importarle si quiera un poco de su vida al ser rodeado por aquellos gigantes seres, continuó con la cabeza abajo, y en ningún momento tembló.

"¿Quién eres, chico?"

Un grito hecho con seguridad llegó a sus mentes, acompañado de una gran sonrisa debajo de aquel sombrero, y un rostro humedecido. Aquel fue su primer encuentro con quien quiso colocar el mundo de cabeza. Aquel que sin importar el lugar al que lo seguían, descubrían más de él.

Creando una nueva imagen de lo que ellos antes conocieron, una voz que ellos siguieron y prometieron resguardar por él.

"Nehh... Salomé, ¿Y los demás?" preguntó Luffy desde su habitual asiento, sin evitar el bostezo que de sus labios salió. Para ellos, aquel chico jamás cambiaría, aunque pasara los años.

"Rodean el lugar"

"Uhm. Acabemos con lo que ellos empezaron..."

"Noah está listo" agregó otro, Luffy solo asintió.

Ellos sabían quien era aquel chico, el mismo al que esperaron, al que vieron cambiar y al que vieron morir.

Eran sus ojos llenos de pasión y aventura, de calidez y travesura lo que lo identificaba. Aquel sentido de la justicia, y el valor de su libertad, lo dejaba claro.

Incluso cuando fueron aislados, abandonados y atacados por el mundo, solo dejando a aquel muchacho, supieron que era él.

Aquel viajero de mirada cálida, en conjunto con el sombrero de paja sobre su cabeza. Fue vencido la primera vez, la segunda el tiempo le fue acortado, pero dejó que aquel grito sobre una búsqueda casi imposible, dejara la brecha abierta para encontrar la verdad. Y ahora lo lograba, después de tanto tiempo, aquel deseo se pudo hacer realidad...

Ellos eran conscientes de ello.

"¿Quién eres mugiwara?"

"¡Monkey D. Luffy!"

"¡Soy Roger!"

"¡SOY JOY D. BOY!"

Una venganza que ya estaba prevista... 

la despedida del mar ᵒⁿᵉ ᵖⁱᵉᶜᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora