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Y entre las olas de aquel mar, sobre aquel muro, los reyes marinos se posicionaron, mientras que sobre uno de ellos estaba Luffy, encabezando aquella lucha. Con aquella mirada que, hacia temblar a otros, mientras que algunos almirantes daban ordenes a gritos.

Para esos hombres, eran piratas que debían de silenciar para que todo fuera olvidado.

Pero, con la voluntad de los piratas, y el resentimiento del gobierno mundial. Alguno de los dos debía de rendirse.

Y el gobierno mundial cayó en picada bajo el nuevo rey piratas, quien con su flota no dudaron en atacar a quien más daño hacían con su poder. Piratas, qyojines y demás, dieron el grito de victorias con el secreto de los siglos vacío fue revelado.

Un capitalismo que se vio sin retorno en los siglos anteriores, un reino que fue recordado después de más de miles de años. Una historia que quedara en las consciencia de todos. Ya no había historia oculta a través de los ojos humanos.

Para aquellos seres era solo inicio de la paz que tanto desea el mundo, un pequeño cambio para definir la nueva generación.

Para Luffy es... distinto... porque hubo recuerdos que golpearon su mente, uno que no eran suyos, y dentro de esas imágenes invasoras, la sangre era lo que empañaba las calles de piedra. Escuchaba los gritos desesperados y la presión cubrir su pecho, era tan real para él, tan vivido que cuestionarse no fue tan difícil al terminar de caer contra el pavimento. Recuerdos de su pasado, el alivio que surgió en su corazón luego en continuó a las lágrimas.

Ahora tuvo un fin.

Lo que estuvo buscando aquel hombre desde hace tantos años, donde fue callado, y donde solo pudo confiar en aquellos que mantenían su voluntad. Aquel reino, con el D. en sus nombres, aquellos descendientes que fueron libres, y que ahora estuvieron en la causa. Ahora era libre de pronunciarse.

La historia de Raftel, la voluntad de los D., y la libertad en todos.

Los gritos y festejos no se hicieron esperar, después del grito de Luffy, en donde fue dando paso atrás sin impórtale donde caería desde el bordo de aquel muro, cerró los ojos en cansancio, y dejando que aquella brisa lo dejase en un lugar seguro.

Pero, fue salvado por aquellos extraños amigos. Seres marinos que solo pudieron sostener el cuerpo de Luffy al caer contra su lomo, ya exhausto, solo observó sin muchas ganas el cielo.

—Es todo... —murmura con pesadez.

"Lo es, mugiwara"

—Entonces, ellos...

"Deben de estar celebrando, ¿No iremos primero?"

—Sí, no quiero regresar.

"Lo sé, mugiwara, iremos con los demás... solo descansa"

—Jijiiji lo haré, salomé.

Aquel Kraken solo sonrió en compañía de sus amigos, alejándose tanto como podían de los humanos, quizás de esa manera podía encontrar un buen lugar para su amigo.

El calor sobre su piel, y el molesto sonido sobre sus oídos, rogaba que todos se callaran o que solo fuese dejado en el olvido para que él pudiera que descansar, pero aquello no ocurrió como quiso, su cuerpo fue sacudido, y con los ojos entreabiertos descubrió un rubio color.

—¿Sabo...?

—¡Luffy! ¡Despierta ya! Si Dadan se da cuenta que robaste su almohada y la babeaste se enojara ¡Luffy!

—Déjalo, no lo hará, mejor llevémoslo —escuchó a su lado, por lo que no se opuso. Su cuerpo fue levantado y colocado como un saco sobre el hombro de alguien más. Notó la voz de su hermano Sabo al lograr cerrar la puerta detrás de ellos. Y fueron corriendo.

—Sabo... ¿Dónde iremos...? ¿Dónde esta Zoro?

Solo cuando su cuerpo fue soltado contra la madera de la casa del árbol, Sabo fue interrumpido.

—¿Quién es Zoro?

—Ace... Luffy, creo que sigues dormido, ¿Quién es Zoro?

—¿Zoro...? —preguntó Luffy con su tono infantil, sin dejar de fruncir el ceño, había olvidado algo, pero no sabía el qué. Quizás lo recordaba mejor—. No lo sé, mohh~ tengo sueño y hambre... ¡Ace! ¡Busquemos un cocodrilo!

—Tsk... ese es el Luffy normal —continuó Ace con los brazos cruzados sobre su pecho.

Aquel día hubo dolor, lleno de lagrimas y sonrisas apagadas. Muchos esperaron encontrar al aquel chico convertido hombre, dueño del mar había regresado entre los brazos del espadachín más fuerte del mundo. Un cuerpo que sostenía una sonrisa en su rostro, aun cuando la sangre predominaba en sus extremidades.

Rey de los piratas, Monkey D. Luffy, había muerto.

Quienes siempre estuvieron con él desearon que despertara, sus compañeros, su amada familia gritaba su nombre con desespero en búsqueda de su despertar, pero no se logró, Luffy no despertó. Aquello era evidente.

Y eso solo alguien lo pudo confirmar, aquel doctor que se unió como una simple alianza, y formó parte sin importar que siendo alguien importante en la vida de Muguiwara no Luffy. Trafalgar Law confirmó su enfermedad, una que sus poderes empezaron acortar, en conjunto a las hormonas que acortaron su vida.

Que al igual que su predecesor, su vida estaba limitada. Y el poder que gastó ayudando, protegiendo y siendo libre, también fue la causa de su partida. Pero, aquellas alma no estaba arrepentida. No, todo lo contrario. Sabia su destino y lo acepto con los brazos abiertos.

Cumplió y fue feliz. Ellos eran conscientes de ello, pero no lo querían dejar.

Incluso cuando la princesa Shirahoshi sin dejar de llorar, tuvo que dejar el cuerpo de Luffy sobre los reyes marinos, solo ellos podían llevarse a Luffy. Era un destino ya estipulado.

Con el mar sobre su espaldas, sus cerrados ojos hacia el cielo despejad. Entre sus dedos, una flor como recuerdo de parte de quien lo amaban, y aquel sombrero que siempre lo acompañó.

Un pirata poco común.

Un hombre que deseó y lloró. Tuvo un memorable despedida hacia el mar.

Quien lo recibió entre las olas y lo abrazó con su frías saladas aguas, con las voces de sus amigos deseando su pronta reunión, en la siguiente vida, siendo él mismo, estarían destinados a encontrarse. 

la despedida del mar ᵒⁿᵉ ᵖⁱᵉᶜᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora