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Entonces, todo llegó a su fin.

Aquel deseo que se había propuesto por encima de la perspectiva de los demás, de aquellas miradas que le ofrecían a quien no temían gritar para demostrar su decisión. Así como él en su momento lo hizo.

Con una mirada tierna, un sombrero de paja sobre su cabeza, dejó que la promesa fuese sellada para un futuro preescrito.

Porque él siempre mandó en su camino, sin importar los baches que deseaban colocar los demás. Muguiwara no Luffy sabia como dejarlos atrás. Convirtiéndose en aquel hombre que enfrentó al mundo con una sonrisa y un grito a una sola voz.

"¡Me convertiré en el rey de los piratas!"

Sonaba como una deseo demasiado ambicioso y lejano, después de todo, mucho había dicho lo mismo y poco había sobrepasado un poco de aquel nivel, solo los fuertes de corazón llegaron a luchar, más no a sostener el verdadero tesoro.

Y al igual que ellos, Luffy zarpó al mar y encontró a quienes se convertirían en algo más que una simple tripulación. Mucho más allá de las ordenes sobre un subordinado y un capitán, estaba aquel lazo que no mantiene comparación. Un joven hombre con una peculiaridad, era el pilar en el corazón de sus nakamas.

Él luchó por sus sueños, priorizando las vidas de su familia.

Ellos prometieron ser fuertes para cubrir su espalda.

Sin embargo, no cualquiera entendería lo que ellos eran, y eso esta bien, porque se convertía en el mejor secreto para el mundo.

Muguiwara no Luffy, se sentó en el borde de aquel acantilado sostenido sobre su pecho aquel sombrero que lo caracterizaba, mientras que en silencio observaba la puesta de aquel atardecer. Aquel que marcaba el final de la meta que trazó. Se convirtió en lo que deseó.

Luchó con quienes eran los malos, y fue bueno con quien siempre lo mereció.

Cuando el sol tocó el mar, los arrepentimientos guardados dentro de su resguardada alma salieron a relucir. Porque sí, había cosas que deseaba cambiar o preguntar al desconocer.

Su pasado, quizás las decisiones apresuradas que en algún momento lo pudo costar la perdida de alguien preciado.

Era un deseo egoísta el querer cambiar algo en la vida de los demás. Luffy lo sabe, por ello solo decide callar y observar, porque, aunque odia el pesar en su pecho, tan burbujeante cuando aparece, tan doloroso cuando siente su mirada picar. Sabía que, por esos dolores, era quien era en su presente.

Era fuerte porque temía perder a alguien, otra vez.

Comprendió lo que era una mentira, cuando se forzó en proteger a una persona a través de ella.

Supo tomar decisiones y ser bueno al juzgar. Porque no todos eran como él.

Era un pirata, que surcó los mares, besos las olas y le sonrió a la brisa alegre de la mañana.

Es un rey pirata, después de luchar contra quien quieren detener el orden del mundo, en donde el se posicionó. No deseaba tesoros en cantidad, quizás felicidad en cantidad para los que conocía. Lo que él solo deseó fue libertad.

Correr, reír, ver, conocer, y no solo estar bajo el mando de alguien.

Ser el rey piratas significa tanto para él, que las palabra complicadas que desea utilizar solo se atascan en su mente.

—¡Luffy! ¡Sanji ya terminó la cena! ¡Deja de estar mirando y mueve!

—¡Ya voy Usopp!

Se levantó de la tierra húmeda para correr al encuentro de sus nakamas, después de todo, aun tenía tiempo para reflexionar. 

la despedida del mar ᵒⁿᵉ ᵖⁱᵉᶜᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora