Mientras caminaba por el andén, me paré a reflexionar. Vi que algo había cambiado. La gente que entraba al vagón sonreía. Los trenes iban más lentos de lo normal, pero a nadie parecía importarle. Los ancianos cedían sus sitios, los adolescentes usaban auriculares, todos salían ordenadamente y la gente esperaba a que todos hubiesen salido para poder entrar. Los músicos recibían lluvias de aplausos y monedas al tocar su último acorde. Por primera vez el metro era humano. Desde aquel día ir al trabajo me dejó de parecer tan aburrido.
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Relatos breves y parábolas
KurzgeschichtenEste libro guardará una recopilación de múltiples relatos breves e historias.