Un café cortado

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Tras horas de metro y entre la inmensa cortina de gente, Andrés encontró a una joven bastante arreglada y coqueta, ojeando el móvil en la terraza más cercana al Starbucks que subía por la calle Velázquez. Se acercó a la mesa y preguntó:

-P... ¿Paula?

- ¿Andrés?

- ¡Sí! ¿Cómo estás?

-Bien, bien, justo iba a pedir una cerveza, ¿te apuntas?

- ¡Claro! ¿Llevas esperando mucho?

- ¿Esperando? Teóricamente hemos quedado dentro de diez minutos, pero a mí siempre me gusta llegar pronto. No sabía que a ti también - dijo riendo.

-Sí, bueno, soy un desastre con los horarios.

-Suele pasar, tranquilo. Aun así, tengo una pregunta...

Andrés, inseguro de sí mismo, se puso nervioso.

-Claro, dispara.

- ¿Heineken o Amstel?

Andrés recuperó el aliento, miró el menú y dijo:

-Creo que voy a tirar hacia Paulaner.

Paula le miró, frunció el ceño y dijo:

-Copión.

Ambos rieron y le pidieron amablemente la bebida al camarero.

-Bueno Andrés- dijo Paula- ¿desde hace cuánto tienes la app?

-Desde hace medio año más o menos. ¿Por qué lo preguntas?

-Mera curiosidad. ¿No te parece fascinante que, días después de haberme instalado la app, nos hablásemos? Es decir, pudimos haber tardado meses en encontrar el perfil del otro, sobre todo teniendo en cuenta su última campaña de publicidad, pero por suerte, tú te adelantaste, ¿verdad?

Menos mal que no se acuerda de que fue ella quien me habló primero - Pensó Andrés.

-Sí, bueno, yo quería conocer a alguien de Madrid, el resto puedes llamarlo destino, karma, sino, lo que te plazca.

- ¿Crees en eso? ¿En el chakra y todo eso?

-Bueno, es una difícil respuesta, sé que hay algo, pero no sabría describirte qué es. Aun así, creo que estuvimos una noche hablando de esto, ¿no?

-No me acuerdo... Seguramente estaría dormidísima, ya sabes. Yo personalmente no creo en nada que no dependa de mí. Así me aseguro de que mis victorias sean mías, no gracias a "Dios" - dijo gesticulando comillas.

-Bueno, ese es un punto muy antropocéntrico de verlo. A mí me gusta ver que "Dios" - dijo repitiendo de manera burlesca sus comillas- puede ser la diferencia entre levantarse o seguir tumbado. Es un sentido que se le da a la vida, tan respetable como la filosofía o el ateísmo.

-Sí, si eso es innegable, es solo que la energía la adquiero de mi propia voluntad, nada más. Siento haber dicho eso, sé que eres bastante religioso. ¿Tú crees que nuestro encuentro fue obra de Dios?

-No, a no ser que Dios sea Steve Jobs.

Paula, con cierta culpabilidad por la posible malinterpretación e impacto de sus recientes argumentos, levantó la mirada arqueando las cejas.

- ¿Es posible que este sea Andrés blasfemando?

Andrés bajó la mirada sonriendo.

-Es solo que últimamente la gente tiene la piel muy fina, más aún si tocas temas cercanos a sus principios. Odio a esa gente con la que debes medir tus palabras por sus sentimientos en vez de por el sentido de estas.

-Amén a eso- rio Paula- ¿sabes otro tema que me enerva? Cuando pido un café y me ofrecen leche. ¿Acaso si pido una Coca-Cola, me preguntan si quiero añadir vino? No, pues es una bebida diferente a la que he pedido. Lo mismo pasa con el café. Si le añades leche a un café, el café desaparece y se convierte en una bebida distinta llamada "café con leche", que objetivamente es una mezcla de ambas bebidas, pero a su vez, una bebida completamente diferente. - Tras decir eso, Paula miró disimuladamente el móvil y leyó un mensaje de Andrés que decía "¿Estás ya?"

-Estoy bastante seguro de que me dijiste más de una vez que esa era tu bebida favorita. Un café cortado con leche caliente.

Paula estaba distraída así que no escuchó bien la respuesta de Andrés.

-Perdona, ¿qué? - dijo intentando recuperar el hilo de la conversación.

-Sus bebidas- interrumpió el camarero- Dos Paulaner, ¿Cierto?

-Sí, muchas gracias- Dijo Andrés.

La espontánea amabilidad y gratitud de Andrés por algo tan banal como dos cervezas despertó algo en Paula, algo que llevaba tiempo sin sentir y que no esperaba volver a sentir de nuevo. Tras veinte minutos de conversación, Andrés se disculpó y fue al baño. Tras lavarse las manos, miró el móvil y vio una notificación de Paula. "Dnd estas???"

Andrés, preocupado por el hecho de que Paula pudiese pensar que estaba haciendo de vientre en su primera cita, le hizo salir escopetado del baño sin apenas cerrar la puerta, ni mucho menos mirar que dicho mensaje le había llegado una hora antes de entrar al aseo.

-Ya, ya estoy- dijo Andrés recuperando el aliento- ¿Pedimos otra?

El rostro de Paula parecía desconcertado.

-A... Andrés, ¿Cómo me has escrito hace cuarenta y cinco minutos si estabas aquí delante? Durante toda la cita no has mirado el móvil, ni aun cuando el camarero nos ha traído las cervezas.

Andrés, desconcertado, intentó buscar una explicación.

-No... no sé a qué mensaje te refieres Paula...

-Me refiero al mensaje de "llego un poco tarde, ve pillando sitio". - leyó- Andrés, ¿Quién eres y de qué me conoces?

La mirada de desconfianza de Paula le borró la alegría de los últimos seis meses en apenas tres segundos.

-Yo que sé- respondió Andrés, sintiéndose atacado- Yo quedé contigo por Tinder hace dos semanas porque no podías antes, justamente en este bar, en la terraza, a las seis en punto.

- ¿Tinder?

En ese momento, el tiempo para Andrés se paralizó. La cara de Paula analizaba la simple verdad del rostro de Andrés que apenas daba crédito. Andrés miró por encima del hombro derecho de Paula y vio a una pareja de su misma edad riendo. El hombre llevaba un colgante con una cruz, gafas de sol y una corbata mal anudada, símbolo de que había salido apresurado de su hogar. La mujer estaba de espaldas, por lo que era difícil obtener cualquier detalle de ella. Lo único que vio fue que estaba tomando un café cortado con leche caliente.

Relatos breves y parábolasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora