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ㅡNo, no lo entiendes ㅡYeosang suspiró al teléfono y frotó el puente de su nariz con frustración sentado en el comedor frente a su novioㅡ. Wooyoung, espera un segundo.
Yeosang se levantó de la mesa, acercándose a San para depositar un beso fugaz y suave sobre aquellos labios mullidos mientras él masticaba un trozo de manzana. Mordió su mejilla y caminó hasta la habitación de ambos -que también fungía como oficina para Yeosang-, emparejando la puerta previo a sentarse frente a su escritorio.
ㅡMaldita sea ¿No puedes hacer nada bien? ㅡgritó por el teléfono y San no pudo evitar acercarse a la puerta, de todas formas el departamento no era muy grande y era culpa de Yeosang por no cerrar la puerta correctamenteㅡ. ¡Te lo he dicho millones de veces! ¿A caso eres inútil?
San abrió los ojos mientras pegaba su oreja, Yeosang se escuchaba bastante enfadado y eso era algo que sucedía muy pocas veces. Se asomó por la pequeña abertura de la puerta y se quedó muy quieto, observando a Yeosang con curiosidad ¿Qué había hecho Wooyoung con la contabilidad?
ㅡTe juro que voy a matarte... ㅡhabló Yeosang y se tiró hacia atrás en la silla giratoriaㅡ. Voy a poner ambas manos al rededor de tu cuello y te ahorcaré hasta que mueras ㅡse pasó la mano por el cabello y San no pudo evitar morder su labio, porque se veía malditamente sexy cuando se frustraba.
Por otro lado pensaba que Yeosang nunca había sido así de brusco con San, decía muy pocas malas palabras, era amable, cordial y servicial; Trataba a San como el príncipe que era, pero a veces quería que Yeosang fuera más... rudo con él, así como lo era con las demás personas.
Su mente comenzaba a divagar entre aquellas fantasías en donde Yeosang le jalaba el cabello y le decía que era una puta mientras lo hacía correrse por detrás de manera penosa y lamentable, pero se cubrió la boca antes de dejar salir un gemido que lo delataría ante el menor.
ㅡ¿Cómo es posible que hayas olvidado facturar tal cantidad de dinero? ¡Eso nos atrasará demasiado! ㅡgruñóㅡ Te juro que las ganas de golpearte hasta que mis manos se queden marcadas en tu cara no están disminuyendo.
Oh, dios, San lo quería; San quería las marcas de las manos de Yeosang por cualquier parte de su cuerpo, en su trasero de preferencia. Pero, uhg ¿En qué estaba pensando? Tenía al mejor novio del mundo pero él seguía empeñado en que le hiciera daño, ¡Estaba completamente loco!
Aunque la verdad era que ellos eran muy diferentes; Yeosang solía ser elegante y refinado mientras San era un tipo... Normal y rebelde, con algunos tatuajes que solo Yeosang conocía y aquellas perforaciones de las que nunca le dijo a su madre.
Resignado, San volvió a su asiento y picó su ensalada de fruta sin interés hasta que Yeosang terminó la llamada. Él menor había estado muy estresado los últimos días por situaciones en su trabajo que la verdad no podía controlar, casi no hablaba con San entre semana por la cantidad de papeleo que lo entretenía y la estúpida necesidad de Yeosang de hacer todo como él quiere, ellos ni siquiera podían tener un desayuno tranquilo sin que el teléfono sonara cada diez minutos.
