Capítulo veintisiete: salir de la oscuridad.

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—Detalles, querida, quiero detalles —apremia la pelinegra.

—No te daré detalles —vuelco los ojos—. Agradece que te conté que sucedió. No diré más —sentencio, y reprimo la sonrisa al ver su cara ofendida.

—Que mala amiga, tu vida es mi libro de romance personal. ¿Cómo no me vas a narrar las escenas eróticas? —se queja, haciendo un puchero.

—No hagas berrinches, que no te voy a contar —paso la página del libro del que estoy extrayendo información—. Empieza a escribir que el trabajo no se va a hacer solo —demando.

—¡Dios, ilumíname o elimíname! —se lamenta. Y la miro como si no tuviera remedio.

—Deja de usar todas las frases que ves en internet y copia esto —le extiendo el libro donde ya he marcado lo que debe transcribir—. Después de eso —señalo el otro libro a su lado.

—¿Por qué yo? —continúa con sus lamentos.

—Porque tu caligrafía es linda —le guiño un ojo, a lo que ella me responde con una mirada fulminante.

—Mis padres te invitan a cenar hoy —le informo, rato después, una vez terminado el trabajo—. Luka también estará, puedes invitar a Paulette si quieres.

—Definitivamente no me pierdo esa cena, Luka y tus padres en el mismo lugar será un suceso interesante —ríe suavemente, pero no paso desapercibido el hecho de que ignoró la mención de la chica.

Decido fingir que no me di cuenta, para no presionarla. Salimos del instituto y nos encaminamos hacia mi auto. Subo al asiento del piloto, y ella al del copiloto. De inmediato conecta su celular y empieza a reproducirse A thousand miles de Vanessa Carlton.

Making my way downtown, walking fast, faces passed and I'm home bound —empieza a tararear con emoción, mientras finge tocar un piano. Río a carcajadas mientras la miro cantar—... And I need you, and I miss you, and now I wonder...

If i could fall, into the sky, do you think time? Would pass me by —me uno a ella cantando cuando me extiende su mano asemejando a un micrófono—. 'Cause you know I'd walk a thousand miles, if i could just see you... Tonight —cantamos ambas a todo pulmón, y terminamos riendo a carcajadas.

El camino a su casa se hace corto mientras tenemos un karaoke dentro del auto, cantando cada canción que se reproduce. Reímos como locas, hasta que aparco frente a su casa, y el ambiente ameno disminuye por completo cuando mi amiga mira a la chica de pie frente a la puerta de su hogar.

—¿Está todo bien? —pregunto, al mirar como su semblante cambia, y su cuerpo palidece ligeramente.

—Sí, todo bien —sacude la cabeza, y luego se esfuerza por sonreírme.

Pero ella no puede engañarme, no a mí, y lo sabe.

—Jul, puedes contarme, lo sabes. No intento presionarte, pero no parece que todo esté bien —la miro a la expectativa, esperando una respuesta de su parte.

Ella baja la mirada, absorta en sus pensamientos por un momento. Veo la indecisión en su mirada, y pienso en decirle que está bien, que no es necesario que me cuente. En ese momento ella desvía la mirada hacia la ventana y ambas vemos a Paulette acercarse hacia el auto.

Juliet se tensa, y sus ganas de evitar encontrarse con la chica son notorias. Desvía la mirada hacia mí, en una súplica silenciosa, y no necesito que diga nada. Arranco el auto, dejando atrás a una desconcertada Paulette.

La pelinegra a mi lado desvía su mirada hacia sus pies, y la oigo suspirar profundamente.

—No tienes que contarme nada, pero tampoco es necesario que finjas estar bien —rompo el mutismo que se formó mientras estamos en camino a mi casa—. Eres mi pilar, y yo el tuyo ¿recuerdas? Siempre estaré para evitar que te derrumbes —sus ojos mieles encuentran los míos, y una media sonrisa se curva en sus labios. Estiro mi mano hasta tomar la suya y le doy un leve apretón antes de volverla al volante.

En un silencio tranquilo llegamos a mi casa, y caminamos dentro hombro con hombro.

En cuanto pisamos la sala, nos recibe la gran sonrisa de mi madre, que se encuentra sentada en el sofá viendo algún programa de televisión.

—¿Qué tal estuvo su día? —pregunta cuando nos sentamos en el mueble frente a ella. El semblante de Juliet sigue decaído, y mi madre lo nota, se acerca hasta sentarse a su lado y acaricia su brazo—. ¿Qué sucede, cariño? —pregunta y mi amiga suspira.

Pienso en inventar alguna excusa para ayudarle, pero no tengo tiempo a hablar. Juliet lo hace primero, y para mi sorpresa, empieza a contarle todo a mi mamá. Realta cada cosa que me contó a mi, e inevitable termina llorando, pero esta vez, no detengo mis lágrimas, y me uno a su llanto silencioso. Porque es inevitable para mi no sentir su dolor, porque es como mi hermana y no hay nada que odie más que verla sufrir.

Mi madre la abraza mientras ella llora con el rostro escondido en su cuello. Me acerco y me uno al abrazo. Sorbiendo mi nariz roja.

—Tranquila, linda. Todo estará bien. Estamos aquí, te apoyamos, cuentas con nosotros, somos tu familia —le susurra mamá mientras acaricia su cabello—. No está mal sentirte como te sientes, que nadie te haga creer eso —le sonríe—. ¿Sabes? Yo creo que el amor es simplemente amor. No ve género, color de piel o religión. Simplemente ve la persona y lo especial que ésta sea para ti. Como conecten, como se complementen. El amor es algo hermoso. Amar no está mal, y menos si se es correspondido. Los corazones rotos, las decepciones, las alegrías, los sentimientos. Todos son parte de la vida. Son experiencias que dejan aprendizajes. No hay porque tener miedo a tropezar y caer. Un mal momento no es una mala vida. Sin importar qué, siempre lograremos levantarnos. Tener miedo a sufrir es tener miedo a vivir. La vida recompensa lágrimas con sonrisas, ya lo verás.

Sopeso las palabras de mi madre, y recuerdo la batalla interna que pasé para permitirme querer a Luka, aceptarlo, y dejar el miedo, dejar de pensar que todo saldría mal. Soltar la coraza que me cubría. Porque no está mal mostrarnos tal cual somos al mundo. Siempre habrá quien intente lastimarnos, pero esto es porque le molesta que no vivas en la oscuridad en que ellos lo hacen. Les molesta la valentía que tienes para enfrentar el mundo sin importar los golpes, caídas y lágrimas. Les molesta que a pesar de todo, sigas sonriendo. Que no te estanques en los malos momentos y consigas la felicidad.

Somos nuestro propio obstáculo la mayoría de las veces, yo lo fui. Pero ya no quiero serlo. No quiero seguir siendo lo que obstruye mi felicidad. Hubo momentos malos, pero justo ahora, siento que todo va tomando su lugar.

Luka, él sigue siendo su propio obstáculo. Solo espero que pueda avanzar, como lo he hecho yo. Porque al final, aunque las personas de tu alrededor te animen, salir de la oscuridad es una decisión propia. Pero haré todo lo que esté en mis manos, y hasta lo que no, para ayudarle. Porque él me ayudó, tal vez inconscientemente, a sentir, y a darme cuenta de que no quería seguir en la oscuridad. Y yo quiero lo mismo para él, quiero que se de cuenta que merece más de lo que cree. Porque lo quiero, y deseo que sea feliz.

















N/A: Jelouuuu, he vuelto.

Amo la sabiduría de la mamá de Larissa.

Mis niños, no quiero que sufran, pero algunos aún tienen cosas por aprender.

¿Les gustaría un libro sobre Juliet?

Se acerca la navidaaaad, y este año no soy el Grinch, ahorita ando navideña.

Well, no tengo más que decir, lol, me voy.

Nos leemos luego, besitos en la kola😘.


N/A 2: ¿Un libro sobre Juliet? Mhm... muy posible 👀

Es navidaaaad, hace un año ya... Fue un momento de desarrollo de personaje en la historia de mi vida JAJAJAJ.

No sé en que momento me enamoré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora