capitulo 16

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- ¿Por qué sigues diciendo tonterías?

Traté de tratarlo con toda amabilidad, pero este hombre, como de costumbre, me respondió con una mueca de desprecio.

"Siempre está tan molesto. ¿Qué no le gustó de nuevo?"

Además de su disgusto, otro pensamiento vino a mi mente.

"Ahora que lo pienso, después de que lo echaron ayer, debe haberse perdido la cena. Ahora debe tener mucha hambre".

Sentí un poco de pena por él. Y esto bien podría explicar su comportamiento.

"No solo no tenía adónde ir, también sufría de hambre ... Esto podría poner a cualquiera más nervioso de lo habitual".

Sintiendo una oleada de lástima por él, le hablé con suavidad.

- Tomemos un bocadillo más tarde.

Me miró fijamente con el rostro helado.

- ¿Qué?

Al escuchar un golpe en la puerta, volví a cerrar la puerta del camerino y luego respondí su pregunta.

- Nuestro chef es bastante hábil, así que espérelo.

***

"¿Quiere comer conmigo?"

Mientras Max se sentaba obedientemente en el camerino y contemplaba las palabras de Jubelian, una expresión extraña apareció en su rostro.

"Espera, ¿por qué iba a hacer esto?"

De repente, surgió una duda repentina en él, que lo devolvió a sus sentidos. Experimentó una oleada de ira.

"¿Debería simplemente derribar esa puerta y salir de aquí?"

Y luego sintió que alguien se acercaba. El sonido de pasos uniformes le dijo que era la criada. Para ser honesto, estaba tan molesto que quiso ignorar las instrucciones que le dieron, pero la imagen de Jubelian que le vino a la mente, quien lo invitó a comer con ella, lo detuvo.

"Está bien. Esperaré un poco más."

Quizás para otros no fue algo especial, pero por primera vez en su vida Max decidió ser paciente. Era una de esas personas que nunca antes había tenido que contenerse.

"Mi señora, le traje medicinas y comida.

- Marilyn, espera. ¿Podrías venir aquí y ayudarme a poner el ungüento en mi espalda? - Por supuesto.

Esperaba poder salir pronto de este armario tapado, pero la mujer siguió jugando para ganar tiempo. Max apretó los dientes mientras se le acababa la paciencia.

"Dijo que tendría que esperar un minuto, pero ¿qué decidió hacer ahora?"

Apretó los puños con fuerza, preguntándose seriamente si era hora de que derribara la puerta.

<Comamos un bocadillo más tarde.>

Se congeló. Por extraño que parezca, volvió a recordar su rostro sonriente, y esto le impidió darse cuenta de su intención.

"Por qué yo..."

Al intentar repensar sus acciones, descubrió que todavía había algo que no podía entender. Por ejemplo, el hecho de que ni siquiera se le ocurrió irse hasta que esa mujer misma habló sobre este tema. O el hecho de que sintió un extraño picor en el pecho cuando ella lo invitó a comer con ella. Pero lo que más le sorprendió fue que no pudo rechazar su oferta.

padre no quiero casarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora