La cueva

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- ¡Despierta de una vez!
Marina gruñó por lo bajo mientras intentaba despertar a Lula. Ésta se estiró y abrió los ojos de golpe, observo la cueva en la que estaban escondidas y vigilantes desde hace días. Y volvió a intentar sumergirse de nuevo en su sueño.
- Mmmm. Déjame dormir un poco más por favor
- Tienes trabajo Lula, tenemos que salir de aquí. No podemos seguir en esta cueva. Debemos volver a la casa verde. El círculo te necesita.

Marina, asegurando que su amiga estaba despierta, se volvió a levantar y cogió un Té recalentado de la hoguera.

- Toma, espabila. He tenido una visión importante. - Lula cogió el Té y tomó un sorbo suave imaginando que era un café recién hecho.
- Estoy, estoy. Cuéntame, que estresante estás esta mañana amiga. Hasta Karmi está dormido. - dijo bostezando
- Como le sigas llamado así, al final te maldice.
Lula puso cara de enfado y Marina no pudo evitar soltar una carcajada. Al final, se le pasó de golpe y ambas acabaron con un ataque de risa.

- ¿Os lo pasáis bien? - Sergio entró y vio a sus dos compañeras de sangre de buen humor. Mejor, pensó, se avecina un camino difícil. - hay que recoger y marcharse. Lula, espero que hayas descansado y renovado energía. Vas a tener trabajo.
Lula, miro a ambos. Y gracias a Karmi, supo perfectamente que algo grande estaba a punto de pasar.
- Mierda, ¿que hice ahora? - mientras Sergio y Marina recogían, ella meditó con su yo misma, que podría haber hecho porque, que ella supiera, no había deseado nada, ¿no?

Llevaban 3 semanas vigilando a un grupo de rebeldes AB-. Eran pocos pero fuertes y se estaban organizando bien, robando a otro grupo más débil  y eso era precisamente, lo que estaban evitando. Había movido un poco la suerte de aquí para allá, y estaban esperando resultados, pero desde ese deseo, no había pedido más a mini yo.

Su grupo era fuerte.
Sergio era especial y el protector principal del círculo. Tenía una energía poderosa que controlaba a la perfección para romper cosas o partes humanas. Era el único capaz de proteger a dos Sangres tan importantes como nosotras. Cuando no podía él, enviaban a grupos más grandes con nosotras.
Marina era mi oráculo particular. Tenía el maravilloso don de tener visiones. Solíamos ir juntas a todas partes. Cuando yo tenia trabajo, ella prácticamente se ocupaba de descifrar lo que a futuro nos esperaba.
Porque mi Don me avisaba de los cambios de forma muy general algunas veces, sino fuera por Marina, no sabría exactamente qué cambios.
Si, a veces tenía otras visiones, pero principalmente su energía estaba vinculada a la mía. Y no, no somos pareja. Somos grandes amigas pero vinculadas. El corazón de Marina pertenece a un protector. ¿El mío? Es una historia muy larga. Como todo en mi vida.

- Necesitamos más información. - Lula soltó esas palabras de golpe. Tanto ella como el maldito karma necesitaban saber. - no voy a moverme sin saber. Lo siento, aquí estamos seguros por ahora.

Marina se giró hacia Lula. La conocía demasiado bien para saber porque decía eso. Ella nunca estaba sola en su cabeza y esa decisión que acababa de tomar, debía ser por algo. Se sentó a su lado.

- Esta noche tuve una visión importante. - suspiró - Alguien te está buscando Lula. Y creo que lleva haciéndolo toda la vida. Esta enfadado, he visto su ira y su poder, y se dirige a la casa verde. Aquí ya hemos terminado. Has movido correctamente la suerte y ahora están ambos bandos en igualdad de condiciones.
Tenemos que volver a casa urgentemente.

- No entiendo el miedo que puedes tener. En la casa verde hay gente fuerte y poderosa y jamás permitirán que nadie se acerque a menos de 30km.

- Te he dicho que es poderoso. He visto un poco su poder. Es un grupo de 0- que no conocíamos. Hay que volver. Rápido. Por favor, confía en mi. Jamás os he fallado a ninguno de los dos. - Marina recalcó ese aspecto.

Marina dejó a solas a Lula. Sergio terminó de cargar los caballos e hizo lo mismo.
Lula cerró los ojos. Respiro hondo y su mente se concentró. Aunque creían a Marina, Karmi dijo: algo no te ha contado. Necesitaban hacer una protección muy fuerte para la casa verde. No conocía a las enemigos que se acercaban, Y eso significaba retirar la suerte a otros sin saber sin conocer, no le gustaba.
No debemos hacer nada aún. Nos oculta información .
Algo está apunto de cambiar. Debemos marchar a la casa verde.
Mierda, cada vez que me dices eso mi mundo personal  se paraliza. Me llevas loca.

Lula dio por concluida su meditación, recogió su bolsa y salió.
Partieron  hacia la Casa Verde.

El camino era largo, Lula notaba el cansancio cada vez más y Marina estaba nerviosa e inquieta, Sergio empujaba de ellas como podía, no estarían a más de doce horas de la Casa Verde, si hubieran ido en coche hubieran tardado mucho menos, pero la gasolina no era muy común.
Había vehículos de energía solar, los ingenieros supervivientes se pusieron las pilas muy rápido. Pero esos vehículos se quedaban protegiendo aún más al círculo de Sangre.

El círculo de la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora