"Alguien recuérdeme porque estoy aquí".Era el pensamiento de un niño pelinegro que justo ahora estaba siendo derribado al suelo, siendo golpeado vilmente por tres chicos un par de años mayores que el.
Estos se reían cínicamente mientras le daban patadas en lugares corporales al azar, lo único que podía hacer era escuchar sus burlas y engarrotarse en su propio cuerpo por un intento de protegerse del dolor que punzaba en su abdomen. Los espectadores solo miraban, algunos con pena y otros con aburrimiento, estos últimos eran los más mayores entre el tumulto.
"Mírate, solo eres un debilucho" "No te metas con nosotros o esto volverá a repetirse" "Esto es divertido, deberíamos hacerlo más seguido". Esos y otros más eran los comentarios que le hacían con miradas de superioridad, y a el solo le quedaba tragarse su impotencia y aceptar el hecho de que era débil y siempre lo será. Al parecer Dios tiene sus favoritos, regalándoles fuerza exagerada o una notable altura, lamentablemente para el no tenia nada de eso, y es conciente de que quejarse por ello en vez de ayudarlo solo lo perjudicará.
Después de un cálculo aproximado de 30 minutos, los bulleadores se aburrieron de golpear al bulto que ahora estaba desplomado sobre la fría tierra, ya que ya no se quejaba ni gritaba eso le quitaba la emoción según ellos, así que se fueron entre charlas vagas. El joven golpeado se quedó mirando con sus ojos muertos el cielo gris, sin mostrar la mínima intención de levantarse.
Desde la parte de atrás de un pilar entre los edificios, sale un niño casi de la misma edad, pelinegro también solo que este tenía gafas, este corrió veloz hacia donde el casi cadaver arrodillándose a su lado derramando lágrimas ahogadas deslizándose como agua sobre su rostro.
—Perdón...— musita— Perdón por haber dejado que te golpearan en mi lugar— dice entre lágrimas y hipidos—Soy un cobarde.
Takemichi en el suelo simplemente no lo miraba, su rostro de completa neutralidad seguía viendo el basto cielo.
—Lo eres— dice calmado, Kisaki lo mira— Eres un niño y es obvio que los niños le teman a los golpes porque les duelen—.
—¡Tu también eres un niño!— vocifera el de lentes— Tu también deberías temer... entonces... porque te quedaste para que te golpearan?— dice en un hilo de voz mientras aprieta sus puños en sus muslos.
Takemichi se levanta del suelo, sacudiendose los pantalones del uniforme y acomodando su camisa, pierde el equilibrio por un momento debido a sus piernas heridas pero lo recupera al recargarse por un momento en el hombro del otro pelinegro.
En un silencio sepulcral, Takemichi pasa su brazo por el cuello de Kisaki recargando parte de su peso en este, El de gafas se resigna a que la conversación terminó y emprende camino hacia el edificio de habitación compartida.
No recorren ni medio camino cuando el sonido de una campana recorre todo el espacio seguido de una voz por los altavoces—¡La hora de descanso terminó, vuelvan a su sección correspondiente!—.
Kisaki intenta seguir cargando el cuerpo del muchacho adelante cuando este mismo siente que el brazo alrededor de su cuello se retira de su lugar.
—Deberías irte, te regañarán si te ven perdiendo el tiempo llevándome a la enfermería—.
—¿Que dices?— cuestiona— Te golpearon por media hora, sin mi ayuda es posible que te desmayes en el camino, además, dejaste que esos bastardos te golpearan por mi, es lo menos que puedo hacer—.
—No es para tanto— ríe un poco y se regodea—Sabes que mi resistencia es de las mejores—espeta poniendo sus brazos en jarra—Llegaré a la enfermería por mi cuenta, así que lárgate de una vez antes de que te castiguen—.
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NÚMERO #56 |Reescribiendo|
FanficUna pelea interna entre países, estas causan guerras, para las guerras se necesitan soldados, los soldados necesitan ser fuertes, y para ser fuertes necesitan ser preparados. En un punto ciego del mundo, niños son forzados a prepararse para pelear...