𝙐𝙣𝙙𝙚𝙧 𝙋𝙧𝙚𝙨𝙨𝙪𝙧𝙚 - 𝐀𝐬𝐡𝐄𝐢𝐣𝐢 ~ ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀꜱᴇ

Rumores

Todo parecía empeorar. Parecía no liberarse de nada por más que se apartara.

Había descansado como un bebé, el aroma del Omega japonés seguía en sus ropas y le ayudo en su descanso reparador. Era fin de semana y tocaba hacer tareas hasta el cansancio, era el típico día que se encerraba en su habitación y se hundía en los libros de política y su computadora.

No era tan agradable, su único consuelo era que el próximo sábado tendría una cita con el chico que le hacía suspirar. Así que agarrándose fuerte de aquel pensamiento, acomodó un poco sus cosas y se sentó en su escritorio.

Era media tarde cuando todo comenzó, el inicio de un punto de jamás retroceder.

Una de las betas de servicio toco su puerta y le avisó que Yut estaba en la sala esperándolo. Esto le extraño en demasía, había dejado su último mensaje en visto pues le avisaba que estaría ocupado todo el fin de semana.

Bajó para descubrir la razón de su visita, estaba haciendo algo importante y no quería perder ese día.

– Buenas tardes, Yut. – saludó cuando llegó a la estancia.

Su mirada dejó mucho a ver, se levantó inmediatamente y respondió cortante.

–¿Buenas tardes, Yut? No sé cómo contestar aquello, permíteme no hacerlo e ir directamente al punto. – estaba furico, no podía creer lo que le estaba diciendo.

– Adelante, ¿Qué pasa? – intuyó que estaba bastante enojado, su tono y postura lo hacían notar, más no entendía la razón.

– Pasa que cumplí años hace dos días, eso pasa. Mas mi Alfa ni siquiera lo recordó, ni siquiera un mensaje, nada. – se quejo fuertemente. El rostro del rubio era un poema.

– Yut... mira... — intento excusarse con lo que sea, pero fue detenido.

– Nada, Aslan. Es claro tu desinterés por mi. Creo que fue una tontería y perdida de tiempo todo, creí que esto era una relación seria, ya veo que no. – el pecho le dolía, sabía que el Alfa lo sentía por su lazo y eso le hacía sentir más vergüenza.

– Yut, deberíamos hablar... – pidió. Quería acabar esa situación tan dolorosa para ambos. No le diría todo ahora, pero debía poner un límite y comenzar a alejarse.

– ¿Para qué? Para que me des tus excusas tontas, que me digas que sólo estabas ocupado... era mi cumpleaños. No un aniversario, mí cumpleaños. Después de esto no era tan fácil arreglarlo. No solamente no recordaste esto, has olvidado cenas familiares. No contestas mis mensajes. – pero se tragaría sus lagrimas, no permitiría que lo viese así.

– No dije que habláramos para arreglarlo... Yut. – tomó aire para lo que diría. No sabía como iniciarlo, sería directo. – Quiero alejarme de ti un tiempo. Me siento asfixiado, cansado y ocupado. – la expresión de quien fue su amigo y pareja durante años fue una que jamás le había visto. Creyó que lloraría, no por rabia o simple tristeza. Sino como si tuviese el alma rota.

Miro a un espejo que figuraba como adorno en aquella sala de estar y realmente no disfrutó lo que vió. Un hombre vacío y sin rumbo.
Ese chico rubio antes tenía sueños, esperanzas e ilusiones. Quería mucho para su vida. Quería viajar, experimentar, arriesgarse... sentirse vivo. Ahora no tenía nada. Nada.

– ¿Alejarnos? No juegues con eso, Aslan. En unos meses nos casamos... Entiendo que necesites espacio, que esto es muy rápido, pero siempre lo hemos arreglado. Sabes que estaré y te apoyaré en todo. – en último recurso patético y necesitado intento acercarse al Alfa, pero este retrocedió, nota como ni siquiera porta el anillo de compromiso y asiente. Ahí vió la realidad. Hablaba en serio.