Capitulo 7

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Keiner~

Había pasado un mes tras el enfrentamiento entre las dos chicas y nosotros, desde entonces me di cuenta de que era demasiado debil, si realmente pensábamos escapar de aquí no podía seguir así, me matarían en un abrir y cerrar de ojos, así que contacté con María enviándole una carta donde le pregunte si podía darnos un entrenamiento a mi y a Gabriel ya que ella sabía defensa personal.

María era una amiga nuestra. Gabriel y yo la conocimos por Salomé, y desde entonces hablamos con ella. Vive unos vagones más adelante ya que trabaja en el vagón de carbón ayudando a alimentar al tren, así gana dinero y ayuda a su madre. Despues de tres días de espera María llego a nuestro vagón y estaba dispuesta a entrenarnos.

(Dos semanas después )

Me encontraba luchando contra Gabriel en una de las tantas prácticas que nos hacía María.
"Vamos chochos que me pica er coño"-grito.

Gabriel vino corriendo hacia mi y me atacó rápidamente con una patada, agarre su pierna justo en el momento en el que iba a impactar contra mí, no lo pensé dos veces usé toda mi fuerza y lo levanté en el aire dejándolo caer en el suelo.

-Que predecible eres hijo me esperaba algo más.- replicó María mientras miraba a Gabriel.

-Levantate, anda, aún tienes que partirle la cara a tu amigo.

Gabriel se levantó del suelo mientras exhalaba aire por la boca, me miró y asentí con la cabeza, de inmediato me lanzó un puño en el estómago que no alcance a esquivar, rápidamente se posicionó detrás de mí y  agarro mi cuello para inmovilizarme , agarre sus brazos y no me costó liberarme separandolos de mi cuello en el instante, tenia los dos brazos de Gabriel sujetos. Debia de acabar con el. Alce mí pierna y desplegué una patada en su estómago que lo hizo salir disparando unos dos metros para seguido caer al suelo.

-Ya está bien, me rindo.

-Pero ¿como te vas a rendir ya? Si no llevamos ni diez minutos- le dije

-Ya no puedo más, voy a descansar, mañana seguimos.

-Que gonorrea, usted siempre llorando.

Me saco el dedo del medio mientras caminaba cojeando hacia su colcha, María se acercó hacia mi y me dijo.

-Cuchame tu punto fuerte es tu fuerza, tienes mucha fuerza, pero debes aprender a usarla que si no nos partes el culo, mañana vendré otra vez, así que dile a Gabriel que se prepare.

Asentí con la cabeza y María salió del vagón, no sé sentirme bien por haber golpeado a Gabriel, pero necesito esto, y él también, no es que seamos los más hábiles pero tenemos cosas buenas, el desde que tengo memoria tiene esa tirachinas; recuerdo cuando jugábamos y tenía que darnos a mí y a Salomé con las piedras, obviamente nunca acertaba un golpe, pero durante un tiempo dedicaba todos su tiempo a mejorar su puntería, hizo un blanco en la pared de metal rayándola con una roca, se alejaba unos 10 metros y empezaba a disparar con la tirachinas, con el paso del tiempo crecimos y claramente no jugábamos, pero Gabriel seguía practicando con el blanco que había dibujado cuando teníamos 8 años, y aún lo hace cuando está aburrido simplemente se hace a él otro lado del vagón y empieza a disparar al blanco. La mayoría de las personas que duermen en el vagón junto con nosotros se quejan de que le puede dar a alguien, pero él no les hace caso, tal vez puede que él lo vea como un juego aún pero puede ser útil y a la vez peligroso.

Me acerqué a él y me senté a su lado. Estaba vendándose la mano.

-María me dijo que podía ayudarnos a conseguir algunas armas que se adaptaran a nuestras capacidades, estaba pensando que podrías pedirle un arco.

Vi como le brillaron los ojos y me sonrió, me iba a dar un abrazo e inmediatamente me aleje, llevaba tres  días sin bañarse no iba a dejar que me tocara.

-Malparido- me dijo mientras me miraba con asco.

-Vaya mejor bañase asqueroso inmundo, somos pobres no cerdos.-le dije mientras sonreía.

Cogió su toalla y se fue al washvagon.
justo cuando Gabriel salió llegó Salomé, acompañada de las dos tipas con las que habíamos peleado hace un tiempo.

Me levante y enseguida apreté los puños, lo que más deseaba ahora mismo era partirles la cara a esas pirobas.

Cuando vea la luz del día Donde viven las historias. Descúbrelo ahora