Momentum

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Las manos de Brock recorrieron las curvas femeninas, la aspereza de sus dígitos contrastando con la suavidad de la piel nívea que temblaba bajo su tacto, sus labios buscaron los de ella y cuando conectaron se encargó de robarle cada suspiro que escapó de su boca. No dejó ningún centímetro de su cuerpo sin palpar, se encargó de demostrarle con caricias lo que no podía decir en palabras y con sus besos le hizo promesas silenciosas.

Embistió su interior con suavidad, esta vez estaban solos, podían tomarse su tiempo, no hubo prisas, no tuvieron que callar sus gemidos y cuando juntos llegaron al éxtasis, miró dentro de aquellas profundidades azules y supo que era Jamie quien estaba ahí con él y no Winter.

Aunque el Soldado no tardó demasiado tiempo en aparecer nublando la mirada de su chica y haciendo que el azul se partiera en fragmentos de gris, a Brock no le importó pues ya había aprendido a amar las dos partes de ella por igual. Le dirigió una sonrisa cálida, le susurró palabras al oído que la tranquilizaron y cubrió su cuerpo con una manta.

Juntos fueron a la pequeña sala de estar, no había electricidad pero las llamas de la chimenea que había encendido hace unas horas aún seguían ardiendo. Caminaron hacia la única ventana que daba hacia el este y se sentaron en el suelo, Brock abrazó a Jamie presionándola contra su cuerpo, no dijeron nada por bastante tiempo, no hacía falta. En silencio compartieron una barra de chocolate mientras miraban el paisaje nocturno a través del cristal partido; las estrellas brillaban, la luna llena se alzaba esplendorosa, los copos de nieve caían lentos y ligeros como plumas diminutas en el viento. 

En algún momento un ruido lejano irrumpió su tranquilidad, el sonido de una campana hizo eco doce veces. Debía provenir del pequeño pueblo que había a unos cuantos kilómetros de allí, e indicaba la llegada de la medianoche.

—Zagadat' zhelaniye (Pide un deseo).— dijo Brock al finalizar la última campanada.

—Zhelaniye?(¿Deseo?)

Winter levantó la cabeza de su hombro para verlo, la confusión escrita en sus mirada y el ceño fruncido.

—Algo que quieras que se haga realidad, cierra los ojos y piensa en ello.— explicó, esta vez hablando en ingles, pues estaba algo oxidado en la pronunciación de su ruso. —Hoy es navidad.

Él no creía en ese tipo de cosas, odiaba las festividades, pero había algo que le decía que en su otra vida Winter debió de haberlas disfrutado, estaba seguro de ello.

La vio obedecer, cerró sus parpados y frunció los labios como si estuviera realmente concentrada, duró así unos cuantos segundos y luego los abrió. Pareció que iba a decir algo, pero antes de que lo hiciera Brock le puso un dedo sobre los labios y negó.

—No me lo digas, Winter. Solo prométeme que no vas a olvidarlo.

Ella asintió tan decidida como si le hubiera dado una orden para cumplir una misión, él le acarició el rostro y luego la miró, y la miró, y la miró. Se bebió la imagen de sus facciones bañadas por la luz de la luna, el anhelo en sus ojos y supo que aquello era mentira. Que al amanecer llegaría el equipo de extracción, regresarían a la base y Jamie sería puesta en la silla para que sus recuerdos fueran borrados, reducidos a la nada. 

El deseo quedaría en el olvido, jamás se cumpliría y al igual que lo que pasó ahí se quedaría atrapado entre las cuatro paredes de aquella cabaña abandonada en medio del bosque.

Winter and Bones (One-shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora