What goes around

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Miró al Soldado, solo para asegurarse que de verdad estaba parado frente a él y que no ese trataba de una simple ilusión. No lo era. Podía saberlo porque había cambiado; su rostro seguía viéndose igual de jovial que antes, sin una señal de que el tiempo pasaba para él, su barba estaba un poco más larga y su cuerpo más robusto. Suponía que se debía a que había estado llevando una buena alimentación con comida normal y no la mierda que le metían a través de IV cuando estaban en Hydra. 

Brock se preguntó como es que lo había encontrado y luego sonrió orgulloso, pero claro que podía hacerlo, le había enseñado bien al chico. La verdadera pregunta en realidad era como había llegado hasta ahí, a ese lugar tan recóndito en Bucarest, la primer cosa que se le vino a la mente fue que Rogers lo había ayudado, pero sabía que el jodido Capitán ya estaría encima suyo clavándole el escudo en la garganta. No, los Vengadores hace rato que lo habían olvidado, demasiado ocupados aparentando ser buenos para el mundo. El Soldado había venido solo. 

—¿Estás aquí para matarme?— preguntó Brock con ironía, sabía que si así fuera ya estaría muerto.

Los ojos azules se fijaron en los suyos, los fragmentos de gris tan característicos eran casi imperceptibles y su mirada ya no estaba tan opaca, otra cosa que había cambiado en él.

—No.— fue la escueta respuesta, la voz agravada y ronca por el desuso seguía siendo la misma. 

—¿No?— Brock sacó uno de sus cigarrillos y lo encendió, su postura se relajó y se recargó contra la pared más cercana mientras daba la primer calada. Expulsó el humo hacia arriba y entonces se rió, una carcajada seca, sin ningún rastro de humor en ella. —Joder, entonces estás aquí por lo que creo ¿Cierto Winter? oh no, espera, ahora eres Bucky.— escupió el nombre con un tono despectivo.  

El Activo hizo una mueca de disgusto, era raro ver las emociones reflejadas en su rostro, pues Rumlow se había acostumbrado a su inexpresividad. 

—Mi nombre es James. 

Así que ya no usaba el mote de "Bucky", quiso preguntar si era porque aquello le recordaba a su vida pasada o si la razón de su disgusto se debía a que solo Rogers tenía el derecho de llamarlo así, pero no quería saber la respuesta.  

—James, si, claro, ¿En verdad intentas creerte esa mierda? ¿Crees que solo porque hydra cayó ya eres libre? por supuesto que no, si de verdad lo creyeras no estarías aquí.— dijo con una sonrisa burlona en sus labios. —No soportas las pesadillas ¿cierto? de seguro ves los rostros de toda la escoria a la que te cargaste, quizá sueñas con el dolor de los electrochoques friendo tu cerebro y te despiertas gritando. O mejor aún, necesitas a alguien que te siga dando ordenes porque eres incapaz de funcionar por ti mismo, joder, podría apostar mi brazo izquierdo a que es eso. El niño bonito regresando a mis manos por algo de estabilidad ¿o me equivoco? 

La forma en que Winter agachó la cabeza dejando que la cortina de cabello castaño cubriera su rostro, cómo se encogió en sí mismo cambiando aquel aspecto intimidante por el de un cachorro apaleado le indicaron el impacto que sus palabras tuvieron en él. Y aunque el tabaco comenzó a saberle agrio, Brock se regocijó por ver su miseria, le gustaba saber que aún tenía el poder de quebrarlo tan fácilmente y ni siquiera había tenido qué recurrir a las palabras gatillo. 

—No.— respondió él, quizá por mera costumbre. —No te equivocas... Ты мне нужен (Te necesito)

Rumlow apagó su cigarrillo contra la pared dejando que la colilla cayera al suelo, caminó hacia el Soldado acortando la poca distancia que los separaba y hundió su mano en el cabello castaño apretando los mechones en su puño y tirando con fuerza hacia atrás, obligando a Winter a levantar la mirada. Con su mano libre le acarició la mejilla, le pasó la punta de su pulgar a lo largo de la mandíbula y delineó la forma de sus labios. Carajo, seguía siendo tan perfecto, seguía teniendo esa belleza inhumana que casi lo había dejado ciego la primera vez que lo vio. 

Miró sus ojos, se hundió en esas profundidades azules y pudo ver que él seguía ahí, que aunque ya no tenía la cadena alrededor del cuello seguía estando atado. Y a pesar de que eso le alegró, porque a fin de cuentas fue lo que lo trajo hasta aquí, de vuelta a su lado, volvió a sentir rencor por la forma en que lo dejó. Mientras lo miraba se imaginó todo lo que pudo ser si el Soldado no se hubiera doblegado ante Rogers, si no lo hubiera elegido a él. 

Su mano le apretó con fuerza la quijada dejando las caricias delicadas en el olvido, toda la ira que llevaba acumulando durante esos dos años que tenían sin verse comenzó a hacer acto de presencia y él solo pudo concentrarse en ese sentimiento. 

—Arrodíllate.— ordenó utilizando su voz de mando. 

Hubo un leve destello de desafío en los ojos azules, claro, el chico seguía siendo un peleador en el fondo. Sin embargo también seguía siendo ese títere que habían moldeado en la organización y terminó obedeciendo, dejándose caer de rodillas contra le suelo de baldosas. 

Brock lo soltó y llevó las manos hacia su pantalón desabrochando el botón y bajando la bragueta, no llevaba ropa interior por lo que fue fácil liberar su miembro. Ya estaba completamente erecto, había comenzado a ponerse duro desde que sus manos hicieron contacto con la piel del Soldado. 

—Abre la boca. 

De nuevo su orden fue obedecida, los labios llenos y rosados formaron una pequeña "o". Su mano volvió a empuñar el cabello del Activo, con la otra guió su pene hacia la cavidad que estaba lista para recibirlo y se enterró ahí mientras le lanzaba una mirada de advertencia, él ya sabía cuales eran las reglas. 

Había pasado tanto tiempo, lo había extrañado como el infierno y quiso decírselo, quiso gemir y llamarlo un buen chico, por volver a él, por demostrarle que aún seguía bajo su mandato, pero no se lo merecía. El resentimiento aún latía fuerte y no pensaba premiarlo ni siquiera con sus sonidos de placer, este acto no era para eso, claro que lo disfrutaba, más el propósito era poseerlo de nuevo, recordarle que le pertenecía.  

Y eso fue lo que hizo, comenzó a follarle la boca con dureza, tiró de sus cabellos con agresividad y no dejó de mirarlo en ningún momento. Se introdujo en él una y otra vez, Winter permaneció dócil tragando su polla lo mejor que pudo a pesar de que los ojos le lagrimeaban y la saliva le escurría por la barbilla, sus brazos permanecieron lánguidos a sus costados, pues sabía que no podía tocarlo a menos de que Brock se lo ordenara. Claro que moría por sentir su tacto, aquel frío del brazo metálico recorriendo su piel, pero entonces recordaba que esos mismos labios que ahora apretaban su verga habían clamado el nombre de Rogers alguna vez y volvía a ver todo rojo. Así que se concentró en mirar como su pene desaparecía dentro de la boca ajena. 

Embistió con ímpetu llegando mucho más allá de lo que Barnes podía tolerar y provocándole una arcada, el Soldado movió la cabeza hacia un lado y comenzó a toser. Sin darle tiempo a recuperarse Rumlow le dio un puñetazo en el rostro, volvió a jalar de su cabello y lo obligó a enderezarse sosteniéndolo con fuerza para que no volviera a moverse. 

Ya no quiso utilizar su boca, en su lugar comenzó a masturbarse, deslizando su mano con movimientos certeros por toda la longitud de su falo hasta que el clímax lo golpeó. Su cuerpo se estremeció, se mordió el labio inferior, pudo sentir el sabor de la sangre en su boca y se corrió sobre el rostro de Winter. Hilos de semen cayeron en la piel de porcelana del castaño, sobre su mejilla, sus labios y la barbilla, Brock suspiró y lo miró y lo miró, se bebió esa imagen para grabarla a fuego en su memoria. La gentileza volvió, peinó sus cabellos con suavidad hacia atrás y le tomó la cara acariciando con suavidad el lugar donde su puño había golpeado y ya comenzaba a formarse un moretón. Era una lastima que las marcas no duraran mucho por culpa del suero. 

—Él jamás va aceptar lo que eres ahora, el gran Capitán América quiere a su mejor amigo de vuelta, aquel chico de los cuarenta que le cubría la espalda y quería luchar por su país. Pero eso ya no puede ser, estás roto.— le dijo, le pasó el indice por la mejilla tomando un rastro de su semilla y llevándolo a los labios del Soldado, la punta de la lengua rosada asomó y lo chupó. —Él no lo entiende, yo sí. Hiciste bien en volver a mí, bienvenido a casa, Winter. 

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⏰ Última actualización: Aug 12, 2022 ⏰

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Winter and Bones (One-shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora