Capítulo 1

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Era otro día común de la semana, como siempre despertaba por mi cuenta y muy temprano, ya que me gustaba prepararle el desayuno a mi madre, ella nunca me despertaba porque siempre se encontraba dormida en el sofá ebria. Aunque eso para mi no era malo en ese entonces, así que me arregle correctamente y lo más rápido que pude para preparar el desayuno de ambas.

Mis desayunos no eran la gran cosa ya que solo tenía 7 años, no sabía cocinar muy bien y mi estatura no ayudaba a alcanzar ciertos utensilios en la cocina. Termine mi desayuno y fui a la sala para despertar a mi madre con mucho cuidado ya que por las mañanas ella solía estar de muy mal humor. Tome su brazo con cuidado y la sacudí muy despacio rogando porque no se molestara.

- Mami, el desayuno ya está listo. – Dije con la voz más suave y delicada que pude para no molestarla – No me molestes basura. – Me quito su brazo de inmediato y volvió acomodarse para seguir durmiendo, así que despacio volví a tomar su brazo con mucho cuidado para sacudirla con cuidado de nuevo - ¡Ya te dije que no me molestes maldita escoria! – esta vez me empujo con mucha fuerza provocando que me cayera y chocara contra la mesita de café que teníamos.

Mis lágrimas comenzaron a salir y un fuerte dolor en la espalda comenzaba a aparecer, sin querer solté un pequeño quejido, eso hizo que mi madre se despertara por completo muy enfadada - ¡¿Y ahora qué?! – se sentó en el sofá de mala manera, mire con mis ojos llenos de lágrimas y solo pude notar su mirada llena de desprecio – n-nada mami, solo f-fue un golpecito. – Me levante rápido para no hacerla enfadar más, después me fui a la cocina para comer mi desayuno.

Mi madre se levantó del sofá y se sentó a desayunar conmigo, yo en verdad estaba aguantando no hacer ningún ruido para no molestarla, pero el dolor y el llanto me lo hacían muy difícil – Deja de llorar, odio escuchar tu llanto. – era evidente que no iba a lograr hacer eso, así que mejor decidí no terminar mi desayuno e ir por mi mochila. Ya lista me apresure a salir de la casa, no me despedí de ella porque sabía que eso le molestaba o me gritaría que me largara, así que mejor me enfoque en salir e irme ya a la escuela.

En el camino a la escuela vi a muchos niños acompañados por sus padres, iban felices y los tenían tomados de la mano, eso hizo que me sintiera celosa, mi madre jamás en todo el tiempo que he estado en la escuela me ha traído, tampoco ha pasado por mí una vez terminada la escuela. Esa verdad hacía que mi corazón se retorciera de dolor, no sabía que era lo que estaba mal o que hacía mal, pero mejor decidí apresurar mi paso y dejar de pensar en eso para no sentirme tan mal.

Logre llegar a la escuela bastante rápido, entre y me dirigí a mi salón de clases, otra cosa que me hacía sentir mal era que todos en la escuela tenían amigos, pero yo no, por alguna razón mis compañeros pensaban que era una presumida por sacar buenas notas y participar mucho en las clases, pero la verdad es que no lo hacía para presumir, quería que cuando mamá fuera a la escuela le dijeran buenas cosas sobre mí. Tal vez así se daría cuenta que era una buena niña y no me trataría mal, pero eso jamás paso.

Ese día de escuela paso como todos los días anteriores, me esforcé al máximo y di lo mejor de mí para impresionar a mamá, aunque fue un poco difícil concentrarme ya que sin darme cuenta olvide mi comida, eso hacía que tuviera un mal punto frente a mamá, haría pensar a mi mamá que soy torpe y una distraída por olvidar mi comida. Eso hizo que me sintiera triste al salir de la escuela, mamá me regañaría hasta cansarse por haber olvidado eso, solo podía pensar en lo tonta que había sido.

Pero algo realmente horrible estaba a punto de ocurrir, al estar tan concentrada en mis pensamientos y regaños a mí misma no me di cuenta que cruce la calle sin antes fijarme si no se aproximaba un coche. Cuando me percate de esto era demasiado tarde, un coche ya venía hacía mí, mi cuerpo no reaccionaba, el miedo de inmediato se apodero de mi cuerpo logrando paralizarme, nadie iba a salvarme, eso estaba muy claro, pero en mi mente rogué porque alguien lo hiciera, no quería morir, no así.

Un gran grito hizo que despertara, provenía de un chico que estaba corriendo hacía mi dirección y salto de inmediato a salvarme, yo cerré mis ojos con mucho miedo rogando que aquel chico lograra salvarme y así fue, logro quitarme de ahí antes de que fuera demasiado tarde.

- ¡¿Estas bien pequeña?! – Coloco sus manos en mis hombros y me miro muy asustado – Y-yo, y-yo... - No podía hablar, aún estaba procesando que fue lo que paso, porque fui tan distraída y no me fije antes de cruzar, jamás había hecho eso – No te preocupes pequeña, lo importante es que estas bien. – Aquel chico desconocido me abrazo y acaricio mi cabeza para lograr calmarme, aquella acción descontrolo todo de mi por completo, comencé a llorar y llegue al punto de gritar.

Cuando por fin logre calmarme, me ayudo a levantarme y me compro un helado de chocolate – ¿Te parece bien que te acompañe a tu casa? – Esa pregunta me hizo dudar mucho, ya que era un desconocido y se supone no debo llevar desconocidos a casa según lo que me ha enseñado la escuela, pero tampoco quería ir sola a casa, aún tenía miedo por lo ocurrido así que asentí con la cabeza.

El chico tomo mi mano y sonrió – muy bien, entonces vámonos. – En el camino iba contándome historias divertidas logrando que ese camino que normalmente suele ser muy pesado fuera más ligero y divertido, en tan poco tiempo ya estábamos frente a mi casa, hice una reverencia y le agradecí mucho por lo que hizo por mí, enserio eso me hizo muy feliz, él solo sonrío para después despedirse de mi sin antes volver a decirme que me fije antes de cruzar una calle porque es muy peligroso. Después de que él se fuera solté un pequeño suspiro y entre a casa. Frente a mi estaba uno de los más feos escenarios.

Todo estaba en el suelo, habían botellas rotas en toda la sala y un gran grito resonó en toda la casa – ¡ESE MALDITO! – Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, pero me arme de valor para ir a la habitación de mi madre - ¡¿CÓMO SE ATREVE A CASARSE CON OTRA MUJER MIENTRAS YO ESTOY AQUÍ CON ESTA ESCORIA DE NIÑA?! – Lanzo una botella de vidrio hacia mí, pero gracias al cielo se estrelló contra la pared.

- M-mami, ¿q-qué sucede? – Ella volteo a mirarme rápidamente – Tú tienes la culpa de que esto pasara, ¿por qué diablos te parí? – Yo apreté mi brazo con fuerza tratando de contener mis lágrimas otra vez, sabía que si lloraba en ese momento ella se enfadaría más - ¿Qué?, ¿vas a llorar otra vez maldita rata?, ¡estoy harta de ti! – Corrió de inmediato a donde yo estaba, yo reaccione rápido y corrí también, pero me tropecé con una de las cosas que estaban tiradas, trate de no caer en donde estaban los vidrios rotos, pero no lo logre, uno de los vidrios en donde caí se enterró en mi pierna.

Lamentablemente le dio igual a mi madre y se colocó encima de mí para después comenzar a golpearme - ¡Mami!, ¡mami!, ¡detente por favor! – Por más que gritara era inútil, ella no paraba y me golpeaba más fuerte - ¡Duele!, ¡Duele! – Los golpes no paraban, estaba muy desesperada porque ella no paraba, ya no podía más, hasta que unos golpes en la puerta sonaron acompañados de gritos de un señor. Aun así seguía pegándome, mi conciencia estaba poco a poco desvaneciéndose, ya no podía gritar más porque no tenía fuerzas para hacerlo.

- ¡Suelta a la pequeña! – Un señor empujo a mi madre con gran fuerza para después cargarme lo más rápido posible - ¡Eres un monstruo!, ¡es tu propia hija maldita loca! – Mis ojos no aguantaban más, ya no sentía tanto miedo, alguien de nuevo vino a salvarme, pero antes de desmayarme esa pregunta resonó en mi cabeza.

¿Por qué no me amas mamá?...

¿What is love?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora