Daniela Calle Soto

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¿Podía alguien lucir más infantil y feliz que Poché Garzón comiendo su desayuno favorito? La respuesta era sencilla, NO. No podía haber otra persona que comiera con aquel brillo inexplicable que irradiaba la rubia en ese momento, Calle podía jurar que iba a quemar sus ojos. Permaneció varios minutos mirando a Poché comer sus tan deseados panqueques que había hecho con tanto esfuerzo... ¿A quién quería engañar? Sólo chasqueó sus dedos y aparecieron allí, una montaña de ellos, con jarabe de maple, fresas y sirope de chocolate. Por un momento deseó que la pelinegra se ahogara con uno de los trozos de fresa y muriera para así dar por terminado su trabajo allí, sin embargo lo único emocionante que sucedió fue el hecho de que la ojiverde comenzara a exaltarse por el hecho de llegar tarde, hasta el punto de enredarse con sus propios pies y tropezar en medio de la sala.

La risa de Calle no se hizo esperar luego de presenciar aquello, mientras Poché se levantó del suelo mirándola con un gesto de dolor en el rostro pero una pequeña sonrisa.

-Me gusta tu risa -comentó Poché, haciendo que Calle parara de reír y alzara una ceja viendo cómo se acercaba a ella -Quiero decir... me gusta esa risa que no es sarcástica ni malvada, sólo es tu risa real.

Poché se detuvo frente a ella, acercando su rostro al de Calle para besarla, mientras que Calle correspondió el beso diciéndose a sí misma que era sólo para seguirle la corriente y que su plan funcionara, definitivamente no estaba disfrutándolo. El hecho de que hubiera pasado su mano tras el cuello de la pelinegra y hubiera profundizado más el beso era sólo una de las tantas cosas que tendría que hacer para el correcto desenvolvimiento de su fina estrategia. Empujar a la chica sobre el sofá también formaba parte de su plan, nada emocional ni mucho menos comprometedor. Abrir la camisa de Poché y morder sus pechos por encima del sujetador y besar su vientre de manera desenfrenada en aquel sofá era otra de las acciones que debía realizar con el fin de generar confianza entre ellas ¿Qué mayor muestra de confianza que tener sexo matutino antes de ir al trabajo?

-¡Espera! -Poché la detuvo cuando colocó las manos sobre sus jeans, haciendo que frunciera su ceño con molestia por ser detenida -Realmente necesito irme ahora o llegaré muy tarde.

-Repórtate enferma o algo -fue todo lo que dijo Calle tratando de abrir sus jeans nuevamente, sin embargo las manos de Poché la detuvieron -¿Qué?

-Calle... de verdad debo irme, Lina llegará en diez minutos y si no estoy allí con su café va a volverse loca -por un momento la castaña quiso objetar, sin embargo algo dentro de ella fue más fuerte y la hizo levantarse de su sitio para que Poché pudiera arreglar su ropa -Gracias, ¿Puedes darme un aventón? Realmente necesito llegar ahora... con los cafés.

-Claro ¿Por qué no? -y aunque dijo aquello como si nada en su mente estaba gritándose a sí misma ¿Qué demonios le sucedía? Ella era la ama y señora de las tinieblas ¡Ella debía estar haciendo gritar a Poché, no apareciendo en el ascensor de TecKnow con Poché a su lado y dos cafés en sus manos! Odiaba a María José Garzón ¡LA ODIABA! -Me debes esto.

Fue todo lo que dijo Calle al salir del ascensor en el piso en el que sabía que trabajaba Poché, la pelinegra tomó los cafés girándose para encaminarse hasta su lugar y sentándose en su sitio. Se sorprendió de sobremanera al ver como Calle la había seguido.

-¿Vas a quedarte aquí? -preguntó la pelinegra con sorpresa en su rostro -Puedes marcharte si quieres.

-¡Oh! ¿Y además quieres que sólo me marche así nada más? ¿Sin una despedida? ¿Un "hasta luego Calle gracias por ser la mejor novia del mundo"? Ya entiendo por qué hubiera sido más fácil desear una novia -el rostro de Poché se encendió en un tono rojizo pues algunas personas a su alrededor habían comenzado a mirarla, incluida Sofia y Mario -Porque no sabes tratar con personas.

Tus Deseos Son Mis Órdenes [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora