Un Favor

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Poché vio a Calle desaparecer y justo cuando ella se fue alguien tocó la puerta. Mirando a sus lados sin saber qué hacer, pues sus manos estaban algo manchadas por la pizza, dirigiéndose a la cocina en busca de una servilleta, Poché se apresuró a abrir la puerta, sorprendiéndose al ver a una chica pelinegra que no conocía para nada en la puerta, terminó de tragar la pizza en su boca y soltó un pequeño suspiro antes de hablar.

-Eam... ¿Hola? ¿Quién eres?

-María Garzón

Poché miró a la chica con un gesto de confusión en su rostro.

—Eeeeeh... nop, yo soy María Garzón ¿Quién eres tú? ¿Nos conocemos?

-No en realidad... pero tu novia y yo nos conocemos muy bien.

-¡Oh! ¿Conoces a Calle? Contigo son dos amistades suyas conocidas en un día... eso es extremadamente inusual.

-Debo admitir que tiene muy buenos gustos... aunque nunca pensé que fuera capaz de amar, ya sabes ¿El Diablo puede amar?

En ese punto Poché abrió sus ojos con desconcierto, retrocediendo. Trató de cerrar la puerta sin embargo la chica no lo permitió y apuntándole con un arma, la cual sacó de entre su chaqueta de cuero, la hizo retroceder. La desconocida se acercó a Poché, descubriendo parte de su pecho izquierdo para ver una pequeña marca en su pecho a la altura de su corazón que parecía más bien un tatuaje de dos serpientes entrelazadas.

-¿Qué haces?

-Vaya... así que incluso hizo un trato contigo ¿Qué deseaste?

-Escucha yo n-

La joven frente a ella apuntó el arma en su frente haciéndola callar.

-¡¿Qué deseaste?!

-¡Deseé que Calle fuera mía! -al escuchar aquello, Alba la miró estupefacta -E-Escucha... sólo... cálmate, estoy segura de que... puedo intervenir por ti y cualquier problema que tengas con ella se solucionara...

Alba pareció pensarlo. Durante varios segundos Poché estuvo en silencio a la expectativa, y sólo cuando bajó el arma de su cabeza, dejó salir el aire que estuvo conteniendo.

-Agh... tienes suerte de que soy muchas cosas exceptuando una asesina -dejó caer aquel arma, mirando a Poché con interés -¿Me ayudarás?

-¡S-Sí, por supuesto!

-Entonces no la dejes lastimarme, ni a mí ni a mi amiga.

—¿Qué? ¿De qué hablas?

Justo cuando preguntó aquello Calle apareció en el departamento, interponiéndose entre ella y la joven española, la cual sintió una enorme presión en el ambiente y se inclinó en frente de la castaña. Los ojos rojos de Calle estaban llenos de ira y en su mano derecha sostenía por el cuello a aquella mujer que se presentó ante Poché en la tarde como una amiga de la misma Calle, la castaña tenía sus ojos fijos en la joven frente a ella que se hallaba arrodillada.

-Te lo advertí, Ferrer -Calle apretó el agarre en Manuela, alzándola un poco y haciendo que moviera sus pies, los cuáles dejaron de tocar el suelo -Te advertí que si llegabas a tocar uno solo de sus cabellos lo ibas a pagar ¡Y te atreviste a hacerlo!

-¡Calle, detente! -Poché se interpuso entre la mujer de ojos escarlata y la chica arrodillada, ésta última temblaba en su sitio al sentir la ira de Calle como una presión sobre ella. Calle miró a Poché, sintiendo aquel odio en su interior, dirigido a Alba, desaparecer -¡Estoy bien! Sólo cálmate.

La castaña dejó caer a Manuela, quién inmediatamente se tomó el cuello, tosiendo un poco, al instante Alba, quién dejó de sentir la presión en el ambiente, se acercó a ella preocupada. Por su parte Calle sólo acarició la mejilla de Poché con su mano izquierda, la pelinegra tomó su rostro en sus manos acercándose para besarla, uniendo sus labios en un beso que logró calmar a Calle de forma inmediata. En aquel beso, Calle pudo sentir nuevamente como si algo en ella estuviera derritiéndose, además de que se dio cuenta de que su corazón latía con frenesí, sólo que esta vez no le importaron las consecuencias de sus actos, lo único que quería era proteger a Poché.

Tus Deseos Son Mis Órdenes [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora