** PARTE I **

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(Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Kyoto Animation)

—Makoto-sempai— dijo Gou mirándolo desde arriba en el borde de la piscina—. ¿Te encuentras bien?

—¿Eh? Ah... Sí, lo estoy— sonrió amablemente—. ¿Por qué lo preguntas?

—Verás... Tus tiempos muestran un bajo rendimiento— hizo un mueca al mirar sus anotaciones—. ¿Estás seguro de que nada te ocurre?

—No te preocupes, Gou-chan— rió—. Estoy bien, sólo un poco cansado porque anoche no dormí bien— mostró una sonrisa.

—Puede ser, pero... esto no es sólo de hoy, Makoto-sempai— Gou fruncía el ceño con preocupación—. Tus tiempos han estado así toda la semana.

—No quería decirlo— intervino Rei—, pero estos últimos días he notado a Makoto-sempai un poco pálido y ojeroso.

—¡Mako-chan! ¿No estarás por enfermarte?— exclamó Nagisa, alarmado.

—Enserio, chicos, estoy bien— Makoto sonrió para calmarlos.

Haru se encontraba apartado del grupo, mirando fijamente a Makoto que parecía no notarlo.

No quiso seguir escuchando las banales excusas que decía su amigo, así volvió a meter la cabeza bajo el agua, obstruyendo cualquier sonido de la superficie.

***

  

En el vestuario, mientras se cambiaban, Nagisa hablaba sin parar de cosas completamente aleatorias, como era de costumbre. Haru escuchaba como Rei le discutía y Makoto se reía de ambos. Haru, inalterado por aquella situación, mantenía su mirada fija en el muchacho de ojos verdes.

Rei salió del vestuario, seguido de cerca por Nagisa, que seguía parloteando acerca de comida. Makoto aún guardaba sus cosas en el locker.

Haru todavía tenía sus ojos clavados en su mejor amigo.

—¿Qué te sucede?— soltó sin más.

Makoto se volteó y lo miró confuso.

—¿Eh? ¿De qué hablas, Haru?

—¿Qué te sucede?— repitió.

—Ah... ¿Lo dices por lo de hoy? ¿Lo que dijo Gou-chan?— sonrió y volvió la mirada a sus cosas— Estoy bien, no te preocupes.

—Dime qué es lo que te ocurre— Haru no se iba a dar por vencido, sabía lo que estaba pasando y le molestaba que Makoto no se lo dijera por su cuenta.

—Enserio, Haru, estoy bien, nada malo ocurre. Anoche dormí poco, sólo eso.

—¿Hace cuánto no te alimentas?

Makoto se mantenía en absoluto silencio. Haru no le quitaba los ojos de encima, apuntados justo a la nuca de un amigo que no lo miraba y él sabía que era porque no quería que leyera su rostro. Pero Haru no sólo podía leer su rostro, sino también su voz, sus gestos corporales. Lo conocía. Ambos se conocían muy bien, desde hacía años.

—Makoto— la voz de Haru fue más potente, exigiendo una respuesta.

Makoto se volteó hacia Haru.

—¡Haru-chan! ¡Mako-chan!— exclamó Nagisa entrado en la habitación— ¡Dense prisa!

—Ah, lo siento, Nagisa— sonrió Makoto—. Haru me estaba esperando a que terminase de acomodar mis cosas, pero ya terminé. Vamos.

Cerró su locker, tomó su mochila y se encaminó hacia la salida del vestuario, sin siquiera dirigirle una pequeña mirada a Haru, que éste lo seguía haciendo fijamente.

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