Capitulo 2: -Cada quien sobrevive como puede-

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Mia 

Siete días antes del asesinato...

—Te juro, me insistió tanto que le dije que obvio, que algún día iba a salir con él— dije mientras caminabamos por el pasillo del elite way, acercándonos a los casilleros

—¿Y vas a salir con él?— preguntó con cierto asco

—¡Ni loca, Felicitas!— exclamé —lo dije para que no moleste, vos sabes que yo no salgo con nenitos de secundaria... menos si es con Joaquin— reí

—Ugh, mira quien viene— susurró mi amiga, dejando de lado su sonrisa por completo.

Su gesto ya me hizo saber quien era.

Salíamos del gimnasio luego de entrenar con las porristas, como todos los años mi amiga era la capitana y yo era su mano derecha, nos sentiamos dos reinas dirigiendo al equipo, no podíamos faltar jamás. Nos dirigíamos al baño de mujeres cuando Felicitas me hizo frenar de golpe.

Al ver la puerta me encontré con una chica, Marizza Andrade, una persona simplemente horrible, por dentro y por fuera. Bueno, quizás más por dentro que por fuera.

La detestaba, no se como se puede odiar tanto a una persona sin conocerla, pero este era el caso.

El brazo izquierdo de Marizza estaba repleto de pequeños tatuajes delicados, tenía tantos que no lograba diferenciar que eran, desde su hombro hasta la muñeca estaba repleto, en la parte inferior de su pierna podía verse un pequeño escorpión y en su muñeca derecha tenía una mariposa.
No entendía como podía llevar tantos, yo solo tenía una pequeña estrella en mi cuello, y me dolió tanto que prometí no volver a tatuarme. Dicen que ella misma se tatúa, yo no lo creo.
Otros dicen que esta en pandillas y por eso luce así. Eso tiene aún menos sentido.

En su ceja derecha llevaba un arito metálico y en sus orejas tenía tres perforaciones de cada lado. Su cabello era rojo y le llegaba por los hombros. Aunque también tenía mechones de cabello naranja.

¿Su vestimenta? Siempre era lo mismo, negro.

Hoy llevaba medias de red, una falda negra y una sudadera del mismo color.

Lo peor, es que ese estilo le sentaba bien. Maldita.

Un chico de otro curso salió rápidamente después de ella, dirigiéndose hacía otro lado sin siquiera vernos. Marizza si nos vio, pero al parecer no le importó.

—¿Otra vez, grasita?— preguntó mi amiga —¿no te da vergüenza curtir con todos los tipos que se te cruzan?—

—Vergüenza me daría tener tu cara— soltó con amargura  —o tu personalidad, que bajón ser vos, es irónico que te llames felicidad—

Esto era algo de casi todos los días, desde que llegó Marizza a principio de año la rivalidad entre ellas fue instantánea, siempre que se cruzan discuten, jamás lograron llevarse bien, ni tampoco lo intentaron.

El odio era mutuo, y yo siempre quedaba en el medio, dos o tres veces discutí con Marizza, pero eran cosas absurdas, no nos llevábamos ni bien ni mal, no teníamos conexión en lo absoluto.

La odiaba, pero a la vez, no la conocía, por lo tanto no podía discutir tanto con ella.

—Soy Felicitas, no Felicidad— puso los ojos en blanco

—Como sea, de todos modos es patético—

Esta parecía una de esas discusiones "tranquilas" que tenían, pero casi siempre tenían peleas fuertes, en más de una ocasión tuvo que intervenir gente para separarlas, casi siempre sus discusiones acaban en dirección, frente a Dunoff. O en la calle y a los golpes.

¿Quien asesinó a 'F'?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora