Epilogo: un vistazo a la adultez

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Mia

Nuestro último mes de clases fue distinto al de cualquier otro, porque el juicio estaba por comenzar, habían abogados por todo el elite, Hilda estuvo a cargo, junto a su hijo, Santiago Mansilla, quien seria el próximo director del elite way school.
Revisaban papeles, documentación del colegio, hablaban con los alumnos y citaban a algunos padres.
Mansilla parecía mil veces mejor que el director anterior, era simpático y divertido, no lo conocia mucho pero el hijo de nuestra vice directora me daba buenas vibras.

Nosotros intentamos volver a la normalidad, nos quedaba el baile de fin de curso y uno que otro examen.
Yo era la encargada del anuario incluso.

La pierna de Pablo se había recuperado casi por completo al igual que sus manos, pero mientras uso las muletas Marizza Andrade no lo dejo solo ni un segundo, y claro, si él rubio había salvado su vida dos veces. Recibió un disparo por ella.
Podemos decir que fueron tres veces, si contamos que luego de esa conversación que tuvieron cuando la amenaza de la puerta apareció, la chica había dejado de lastimarse por completo.
Supongo que intentaba devolverle el favor, acompañando a mi amigo hasta el baño si era posible, cosa que a él lo sacaba de quicio.

Por qué si, las peleas continuaron. Por más que Pablo Bustamante me confesó estar interesado en ella, y por más que Marizza también parecía importarle él, las peleas nunca frenaron, hasta me daban ternura.
Una vez que el rubio dejó de utilizar esas incomodas muletas, ella no logró separarse de él, tampoco quería hacerlo.
Los rumores en el colegio comenzaron a expandirse, algunos decían que alguien como Pablo no debía estar con una chica como Marizza, la trataban de prostituta, drogadicta y suicida.
Pablo cuando oía eso decía que ese era el tipo de mujer que le gustaba.
Puras mentiras, sabíamos que la pelirroja no era así, pero era suficiente para que todos se callen.
Marizza jamás se enteró como Pablo la defendió. O por lo menos no hasta meses después.

Y se preguntarán ¿Manuel y yo?

Bueno, digamos que nunca volvimos a separarnos.
No me pidió ser su novia, pero todo ese mes me trato como si lo fuera.
El fue mi mayor soporte para esta situación.
Besarlo era lo más lindo de mi día. Mi terapia.

Me invito al baile, dejando en mi casillero un cartel con la invitación, detrás apareció el, con un ramo de flores.
Obvio que acepte.
No me imaginaba con nadie más que el esa noche. Y cualquier otra noche.
Bailamos tan cerca el uno del otro, los demás no parecían existir. Sus ojos chocolates me miraban con una profundidad inexplicable, su sonrisa brillante me dejaba hipnotizada y cada rose de su piel con la mia encendía por completo todo mi ser.
Yo pertenecía aquí, Manuel era mi lugar en el mundo.
Jamás me sentí así, era la noche más perfecta. Ambos nos vestimos de azul, el propuso ir combinados, a mi me encantaba hacerlo.

También nos unimos para arrastrar a nuestros amigos al baile, otra vez, aceptaron ir.

Pudimos divertirnos realmente, esa noche, bailamos, reímos, y lo más importante, fuimos felices, por primera vez en meses éramos felices.

No habían misterios por resolver, asesinos sueltos o mejores amigos presos .

Ya no estábamos solos, además de nuestros amigos ahora toda la escuela nos tenia un gran respeto por desenmascarar a Dunoff. Eramos reyes.

Y hablando de reyes. Votamos por el rey y la reina del baile.
Más de la mitad de los votos iban para Felicitas Mitre, y a pesar de no ser un estudiante, el rey era Gonzalo.
Al no estar ninguno presente, los que quedaron en segundo lugar recibieron la corona en honor a ellos, Manuel Aguirre y Mia Colucci, o sea, nosotros.

Nuestra última semana de clases fue la mejor, gracias a un reto de Marizza y mio, obvio, nuestros... ¿amigos? O algo más,
Manuel y Pablo, tuvieron que correr desnudos por el campo de deportes.
O algo así, ya que Pablo no podía correr mucho.

¿Quien asesinó a 'F'?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora