veintitres.

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Tanto Baji como Koko habían notado la novedosa cercanía que Inui y Chifuyu empezaron a tener de repente; sus mejillas sonrojadas con timidez cuando sus manos chocaban, o cuando sus vistas de encontraban por un segundo. Incluso cuando se ponían de pie o intentaban hablar al mismo tiempo.

Pequeñas cosas que en antes lo hacían con normalidad, ahora parecía darles un poco de vergüenza y no podían disimularlo ni un poco.

─Qué fastidio. ─Escuchó Chifuyu cómo Baji se quejaba a su lado─. Pronto vendrán los exámenes y me va muy mal en matemáticas e inglés.

─Podría ayudarte con inglés. A mí también se me da mal las matemáticas pero Inupi me enseña.

Nuevamente ese rubor en sus mejillas al hablar de él. No era algo común considerando todas las veces anteriores que ya lo había hecho.

Se quedó en silencio, observando al rubio alimentar a los gatos en el suelo.

─Tú... ─Murmuró, inclinándose un poco para tomar su mano y hacer que se ponga de pie─. ¿Por qué... ─Su extremidad derecha se colocó sobre el hombro ajeno, empujándolo contra la pared. Cerró sus ojos por un momento, intentando controlar las ganas que tenía de besarlo puesto a que no lo hacían desde hace más de una semana─. ¿Por qué no me llamas por mi nombre?

Fue lo único que logró formular, sintiendo la mirada del ojiazul encima.

─No sé... ─Respondió fácilmente, desviando su rostro hacia un lado para que este no pudiera verlo. Sin embargo, sintió su mano colocarse sobre su mentón y obligando a que vuelvan a juntar sus miradas.

Su rostro era inescrutable y eso lo hacía sentirse intimidado. Normalmente el pelinegro podía demostrar con sus expresiones faciales enojo, tristeza, emoción o alegría pero justo ahora no había nada de eso.

─Llámame por mi nombre. Al menos una vez. ─Pidió sin apartar sus orbes oscuros de los más claros.

─K-keis... Keisuke.

Por un segundo, su vida se sintió perfecta. Aquella palabra le arrebató una sonrisa y no podía evitar sentir su corazón palpitar con fuerza.

─¿Puedo besart...

─¡No!

Sus manos lo apartaron con fuerza y salió corriendo de aquel lugar.





















─Es raro verte por aquí, Baji.

La voz de Kazutora capturó su atención.

Se encontraba en un bar y ni siquiera él sabía por qué. De seguro sólo para añadirle dramatismo a sus sentimientos, pensó.

─Hola. ─Saludó.

Pasaron algunos minutos en silencio hasta que el tatuado decidió tomar la palabra.

─¿Por qué estás aquí? ─Interrogó con curiosidad, viendo cómo el menor sólo hacía un pequeñísimo puchero con sus labios y elevaba sus hombros.

─¿Puedo hacerte yo una mejor pregunta? Aparte de esta. ─El mayor asintió, permitiéndole continuar─. ¿A ti te gusta Chifuyu?

Mentiría si dijera que aquella pregunta no lo había tomado por sorpresa. Aún así, después pudo entender todo lo que ocurría.

─Creo que más que gustarme es como un crush o amor platónico. Ya sabes, de esos en los cuales admiras a la persona y es suficiente sólo con hacérselo saber aunque este no vaya a corresponder tus sentimientos.  ─Respondió mientras empinaba el vaso con la bebida y la vaciaba en su cavidad bucal.

─Admiración... ─Murmuró bajo para sí mismo, asintiendo varias veces con su cabeza─. Creo que yo no lo admiro. Desde la primera vez en que lo vi, algo en él me atrapó...

─Y probablemente Chifuyu se siente igual. ─Interrumpió─. Si supiera que tan sólo tengo una oportunidad con él, la usaría sin dudarla. Aún así, yo no le gusto pero tú sí. Aprovecha eso.

Su mente vagó durante toda la noche hacia escenarios futuros capaces de ocurrir. Inventó diálogos con los cuales podría iniciar la charla de la cual ha huído en todo este tiempo. Se sentía preparado y a la vez abrumado por todo lo que había ocurrido últimamente y su corazón se aceleraba con tan solo pensar en lo que sería la reacción de su amigo al confesar lo que sentía y lo que quería con él.

Los días pasaron, aquellos se convirtieron en semanas, horas infinitas que transcurrían con lentitud con el propósito de torturar su mente e imaginación.

Cuando finalmente llegó ese día en el que reunió el valor suficiente para hablar con Chifuyu, este no apareció en el colegio.

"Se resfrió" fueron las palabras de Inui.

Las clases habían finalizado y ahora se encontraba comprando algunas cosas mientras se dirigía a la casa del rubio a visitarlo. La puerta fue abierta después de golpear un par de veces, dejando a la vista la figura del menor en pijama.

─¿Baji? ─Su voz rasposa se escuchó en aquel momento, logrando atrapar toda su atención.

─Hola... ─Saludó─. Inupi me contó que estabas resfriado y vine a visitarte.

─Oh, sí. Pasa, por favor. ─Invitó, haciéndose a un lado para permitirle pasar. Llegaron hasta la sala, en donde se sentaron a un lado del otro en silencio, un silencio que lograba tensar el ambiente lo suficiente como para hacer que ambos se sonrojaran.

─¿Cómo te sientes? ─Preguntó finalmente después de varios segundos, dirigiendo su mirada hacia el contrario.

─Mejor que anoche. Al parecer ya no tengo tanta fiebre. ─Guió sus propias manos hacia su frente y mejillas, intentando saber qué tan caliente se encontraba. Sus ojos se abrieron un poco más de lo normal al sentir el tacto ajeno posarse en su rostro, era cálido y se sentía lo suficientemente suave como para hacer que frotara su mejilla contra su palma varias veces.

─Lindo. ─Halagó en un susurro audible, el cual provocó que el menor se sonrojara mucho más de lo que ya estaba. Ambos eran novatos en esto; sus sentimientos florecían con cada momento compartido y a pesar de que había confianza, eso no significaba que sus corazones dejaran de latir con fuerza cada que sus miradas se encontraban─. Yo vine aquí porque ya no puedo soportar más lo que siento. No sé si tú sientes lo mismo que yo, estoy un ochenta porciento convencido de que así es. ─Miraba al suelo mientras hablaba, podía sentir cómo su rostro ardía. Intentaba dejar salir sus palabras de la mejor manera posible y agradecía que el rubio no lo interrumpiera─. Sé que aún somos jovenes y tenemos toda una vida por delante, pero lo que quiero justo ahora eres tú. Quiero que estés conmigo, por favor. ─Cuando realizó su petición y elevó su vista para poder observar las facciones del contrario, sólo encontró a un Chifuyu dormido.

Apretó sus labios y tomó el cuerpo del ojiazul entre sus brazos para poder llevarlo hacia su habitación y dejarlo recostado en su cama.

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|| 𝐇𝐄'𝐒 𝐉𝐔𝐒𝐓 (𝐧𝐨𝐭) 𝐈𝐍𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔. ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora