Cap. 6

14 1 0
                                    


El lugar era peor por dentro que por fuera, pero eso no fue lo que más me llamó la atención, si no ella...

Una anciana sentada en silla de ruedas en el altar de la desagradable capilla. A sus espaldas se encontraban los amplios ventanales con escritos raros en él. Astor se fue acercando a la mujer y yo lo seguía porque tenía mucho miedo de todo lo que estaba ocurriendo y hasta este momento ya desconfiaba de mi propia sombra.

El pelinegro se detuvo frente a las escaleras del altar, para luego decir:

- Mamá Cora, ya llegué.

Cuando me coloqué a la misma altura que Astor me di cuenta que la anciana no tenía abiertos sus ojos y que cuando escuchó la voz de Astor solo se inmutó un poco. Tenía su rostro lleno de arrugas y manchas, debía tener una edad muy avanzada. Esperamos un rato hasta que:

-Astor ¿qué hiciste?- dijo la supuesta Mamá Cora con una voz tenue. Ante eso, giro hacia mi acompañante y lo miro preguntando que es todo esto. Astor no me devuelve la mirada ya que su vista esta enfocada en Mamá Cora.

-Ya sabes porque lo hice Mamá Cora-expresó de forma agresiva el pelinegro.- Solo estoy acá porque necesito que me ayudes a buscar algo- comunicó. Después de eso, giro mi vista hacia la anciana esperando una respuesta por parte de ella ¿Qué tipo de ayuda nos puede dar una mujer en silla de ruedas con tantos años posibles?

En ese instante, Mamá Cora decide tomar la respiración reiteradas veces y decir:

-Acercate pequeño Astor- mientras con su mano temblorosa le indicaba que suba. El pelinegro sin dudarlo sube y acerca su frente en el de la anciana un momento, para después alejarse de forma repentina. Sus orbes de color hoja parecían perdidos y su mandibula se hallaba tensa. No entiendo que hubo pasado para que esté así. Luego de eso, Mamá Cora empieza a mover su mano en dirección a mi, dando a entender que yo también suba al altar. Cuando pongo un pie en el primer escalón, Astor dice:

-No- su mirada se fija en mi- ella no mamá cora, ella no esta para eso- manifiesta para luego agarrar de nuevo la mochila que había dejado tirada por ahí y regresar donde me encuentro para tomar mi mano y arrastrarme hacia la puerta de salida cuando..

-Yaceras rogando por un poco más de tiempo. Querrás ver esas estrellas tan anheladas, pero no será posible, te quitará el último suspiro en un abrir y cerrar de ojos.- empezó a recitar la anciana. Astor se quedó estático un par de segundos y luego tomó nuevamente mi mano para sacarme de ese lugar. Yo no lograba entender que estaba sucediendo, por qué él se encuentra así? qué le dijo esa mujer? qué significaba esa frase? Nada de esto tenía sentido y necesitaba responder todas mis dudas, por lo que, al salir de ese lugar guiada por Astor, decido quedarme quieta un momento para llamar la atención del desagradable pelinegro. 

-¿Qué haces? ¿Por qué te quedas ahí? Nos tenemos que ir, no estoy para tus tonterías- aseveró  para seguir caminando a paso lento para que lo alcance, pero no me moví.

-¿Qué pasó ahí dentro?- pregunté mientras me mantenía firme en mi lugar. Astor se detuvo y dio vuelta hacia mi para decir.

-No hay tiempo, y tampoco te interesa.

-Si me interesa Astor, me parece que si ella hubiera querido que solamente vos escuches eso, no hubiera empezado a recitarlo sabiendo que yo también estaba ahí.- respondí enojada. Mientras tanto el ojiverde, me miraba fijamente y yo no podía evitar mirar al suelo de vez en cuando. 

-Es una anciana, no sabe lo que dice- afirma para luego darse la vuelta- Ahora tenemos que irnos o..

-Yo no me voy a ningún lado hasta que me digas que sucede- anuncié con el ceño fruncido a pesar que él no me podía ver. Luego de unos segundos, Astor se da la vuelta y se acerca dando zancadas hacia mi y nuestras miradas se conectan. Me sorprende lo alto que es, pero no me da miedo. 

Antes del amanecer con Emilia- by Fernanda ObandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora