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Kamino... es una excelente ciudad para vivir, es tranquila, reservada y además, los centros comerciales más reconocidos -Y los lugares específicos de turismo- Son una maravilla.

Pero la latitud entre Kamino y Musutafu, es reconociblemente vasto, es decir, entre aquellas dos ciudades hay aproximadamente de dos a tres horas de camino -Esto si es tomando un Shinkansen- el cual es la red ferroviaria más rápida de Japón.

Ósea, para ir hasta allá, o tienes planeado vacacionar, negocios muy importantes, visitar un sitio turístico, o simplemente eres un gran idiota desesperado por querer ver a un familiar putativo. En el caso de Kirishima, era la última opción.

¿Pero qué hay de malo en querer ver a su hermana de otra madre, eh?

Un minuto para llegar a sus objetivos. Anunció la encargada del altavoz.

Habría deseado que fuera una llegada sorpresa, pero lamentablemente no tiene dónde quedarse de ser así, y sinceramente ir, alquilar una habitación de hotel, para sólo platicar con su mejor amiga, era algo demasiado exagerado. Más bien planea quedarse hasta máximo tres de la tarde.

—Uy hermano ¿Estás seguro de esto? —Suspiró nervioso el alto ojinegro.

Oh sí, hay un pequeño detalle que no le ha contado a su querida amiga; su novio, por ende, su "cuñado" osea, su otro mejor amigo. Venía a acompañarlo.

Hay dos opciones, puede que Ashido se ponga MUY feliz, por su específica compañía, como también puede que termine arrancándole la cabeza por lo mismo. Porque sí, obvio que ella no dudó dos veces en aceptar SU visita, tienen como qué, tres o dos semanas que no se hablan, es mucho por actualizar, pero el detalle es que dijo: Sí, Shima. Puedes VENIR, a verme si así gustas, así aprovechamos en ponernos al día, tengo tanto que contarte.

Ella nunca autorizó OTROS acompañantes. Taran...

—Claro Serobro, Mina se pondrá muy feliz de verte. —Contestó. Su estómago se manifestó momentos después en los que el Shinkansen se estacionó en la parada. Sería ahora o nunca, Sero a su lado fue el primero en ponerse de pie, dejando tal vez una que otra uña en el asiento frente a él el cual tan sólo unos instantes clavó las mismas en el espaldar.

Y justo detrás del semilatino, Kirishima lo siguió, dando un sonoro suspiro antes de bajar en la parada.

—Shido me dijo que estaría esperándonos aquí, ¿Tú que eres más alto, alcanzas a verla, Sero?

—Negativo, Kiribro. —Suspiró este. — ¿Estás seguro de que será bueno vernos? Es decir, no hemos hablado en una semana.

—Hanta, confía en mí, Kaminari no es muy bueno en cuanto a este tipo de temas, que, no es por desconfiar de su palabra... bueno de hecho sí, sí desconfío de sus consejos amorosos. Creo fielmente en que tú y Ashido deben hablar su incomodidad. Sero, dejarlo "pasar" tan sólo creará más conflicto. —Agregó revisando el último mensaje que la susodicha pelirosa le mandó.

Exactamente hace quince segundos que le comunicó que estaría allí cuando llegara, ¿Dónde está entonces?

—Kiribro, entiendo pero yo...

— ¿¡Kirishark!?

El monólogo de Sero se vio interrumpido por una peculiar voz, una voz a sus espaldas que lograron erizar al azabache. En cuanto al teñido, volteó sonriendo, mostrando felicidad y empatía en cuanto vio a la baja chica con sus manos en las caderas y una mirada feliz.

— ¡Ashido! —Le contestó el canela, correspondiéndola con un abrazo fraternal. Uno que, si debe ser sincero, extrañaba como no tienen idea.

— ¡Dios! Qué feliz me siento por volverte a ver, Shima. —Saltó de felicidad la fémina dejando en cada mejilla del aludido un beso. Uno que con el paso del tiempo se volvió costumbre. —Tengo tantas cosas que contarte, ¿Trajiste equipaj- ¿¡Sero!?

El chico del mercado veinticuatro siete.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora