Shut up

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Fool

- ¡Demonios!

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- ¡Demonios!

La pelinegra maldijo.

Un secreto, uno de tantos que no podría ser contado a viva voz sin que sonara ridículo o asqueroso, ¿quién le creería que su propio hermano abusaba de ella desde que era una niña?
Y peor aún, ¿quien le creería a una niña en ese entonces?, siempre se pensó que antes, los hermanos sólo jugaban, reían o lloraban juntos, nadie pensó que había un lugar más obscuro detrás de las sonrisas de los niños, siempre lo tomaban a juego o burla, y de eso se llevaba o una buena regañada o simplemente una buena bofetada en el rostro.

- No debes ser mentirosa!
- Es tú hermano, no seas ridícula!

Se recordaba desde niña las palabras que alguna vez su madre dijo y la más escuchada fue - Mentirosa - pero ¿realmente lo era?, ¿por qué nadie le creía a los niños?

- No, por favor...

Noche tras noche, una sombra llegando a su recamara, una sombra mala como en su niñez la dibujaba, una sombra que hacía daño

-Sh! No te haré daño.

Decía mientras tocaba más de lo que debía, esa niña solo cerraba los ojos esperando el final, uno en donde ella ya no sufriera.

- Debes callarte, de todos modos nadie te creerá, me harán más caso a mi que a ti, así que más te vale

Callar, solo callar, tenía razón, solo le creerían a él, ¿Qué me llevaría yo a cambió?, no quería ser golpeada otra vez por mi padre diciendo que era repugnante, una arrastrada y sucia por pensar eso, por decir eso.

Muchos pensarían que el que una adolescente pensará en el suicidio sería normal o tal vez solo para llamar la atención de los padres por problemas amorosos.
Pero... si en vez de una adolescente, era una niña ¿Quién pensaría eso?
Claro, Jihyo nunca dijo nada, desde la última vez que fue con su madre quien pensó que la ayudaría pero solo recibió un regaño de su parte, ¿qué podría hacer?, si su único lugar donde se supone que un niño debe sentirse seguro y protegido le había dado la espalda.

¿Era tan tonta?, preguntas tras preguntas seguían mientras crecía, tan sólo 18 años después, y aun no paraban de crecer sus dudas.

Jihyo llegó a asquearse tanto por los hombres que no quiso a uno en su vida, frecuentemente rechazaba propuesta tras propuesta. ¿Cómo sería posible eso?, ¿también tú tendrías ese miedo?...

No lo sabía, solo sabía que no le importaba y que jamás en su vida dependería de un hombre como su padre o hermano, y pesé a su edad, Jihyo seguía sufriendo, lastimosamente en silencio.

Conoció a sus dos mejores amigas en el colegio, Momo, a quien le tomó suma confianza, en un receso, dónde quedó mirando un pastel de chocolate fuera de la cafetería de la escuela y la antes mencionada lo llevó hasta donde estaba, y a Chaeyoung, la típica niñita incontrolable que la salvo de una fuerte paliza que obviamente ella no merecía.

࣪𝑳𝒂 𝑴𝒖𝒋𝒆𝒓 𝑻𝒓𝒂𝒔 𝑳𝒂 𝑴á𝒔𝒄𝒂𝒓𝒂 | 🎭 ࣪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora