Capítulo VIII

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Caminaba hacia el bar en el que me encontraría con Yeji, ya eran pasadas las 11:00 p.m y todo estaba increíblemente oscuro, no había mucha gente en la calle, obviamente todos estaban en bares, discotecas o prostíbulos a estas horas. Llegué al bar Blue Dragon unos minutos después, todos estaba repleto de gente y no cabía otra alma ahí. Me moví con dificultad hasta la barra, pedí un vodka con limón y me senté observando a todas las personas a mi alrededor. Había esperado a Yeji por casi tres horas y no llegaba, le había enviado varios mensajes y tampoco contestaba, tal vez se rajó y no quiso venir.
Pasé unos minutos mirando a la gente, no me interesaba nadie pero, había un chico en especial que no me quitaba la vista de encima, era alto, moreno, su cabello resaltaba entre todos ya que era amarillo fosforescente. Estaba indecisa entre sí acercarme o no pero, él se me adelantó primero ya que lo veía caminar hacia mi. Me puse un poco nerviosa porque, a pesar de su adorable rostro tenía un aura rara a su alrededor por eso, opté por darme la vuelta y simular que no lo había visto.

-Me puedo sentar, Señorita? -dijo amable al llegar a mi lado

-Claro, esto no es propiedad privada -solté una risa nerviosa

Aquel extraño se quedó mirando hacia mi por unos segundos, que para mi, fueron horas. Pidió un whisky y comenzó a tomarlo lentamente hasta acabarlo, luego volteó hacia mi y dijo con voz grave:

-Kai, te manda saludos - mi piel se erizó por completo al escuchar aquel nombre que tanto intentaba olvidar y, de mi boca solo salió un pequeño susurro

-Q-que? -metio su mano en el bolsillo de su chaqueta y saco un papel

-Si quieres ver a Hwang, vas a tener que ir a esta dirección -extendió el papel hacia mi dejándolo en la barra -Un consejo, no lo pienses mucho -dicho esto, salió con pasos lentos de aquel bar. Después de unos minutos procesando aquello, salí corriendo a la carretera, era muy tarde y las calles estaban vacías, casi no pasaban taxis y mi casa quedaba lejos. Camine unas cuadras y logre parar un taxi, este me llevó a mi apartamento en poco tiempo, subí corriendo y me encerré en mi habitación de mi bolso saque el papelito y lo examiné bien, este contenía una dirección y un número de teléfono. Luego de meditarlo un rato, me decidí a llamar: un timbre, dos timbres....

-Ho-hola? -solo se escuchaba una respiración al otro lado de la línea telefónica, luego se sintió como si movieran una silla y un grito

-N-noona?

Sustancia ExplosivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora