Ojos carmesí: Entrenamiento

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"Así que esto es Connacht." La alegría del lugar era contagiosa. Las personas paseaban de aquí a allá sin mucha prisa disfrutando de lo que ofrecía el mercado que daba inicio en la zona oeste de la ciudad. "Nada mal."

"Ugh." Viendo detrás suyo, los dos jóvenes promesas de estás tierras estaban hecho polvo. Sus ropas estaban manchadas de tierra y un poco de sangre.

Setanta, aún si ya había tratado su nariz sangrante, estaba aún dolorido por tal golpe donde casi se le fue hundida casi hasta el cerebro.

Ferdiad estaba en mejores condiciones, pero el que sus oídos estuvieran muy sensibles debido a los constantes sonidos agudos provocados por el choque de metal cerca de ellos, lo dejó con un dolor en el tímpano y de cabeza.

Nuevamente, ya había tratado con ellos durante el viaje, pero aún quedarían un poco de secuelas por más milagroso que fueran las runas. Además de que aplicó métodos mundanos para tratar de mejor forma estás heridas. Necesitaban acostumbrarse al dolor, y más para aquellos que se erguían sobre las demás personas. Si se confiaban por su resistencia natural, tarde o temprano algo penetraría eso y los llevaría a la muerte.

Así que, sí. Desde antes de que aplicará una táctica de parte de su..  amiga, al obligarlos a que por lo menos escucharán un poco de sus palabras. Palabras de ayuda, consejos o tips para sus ataques y demás, que prontamente terminaron en algo mayor.

"Maldición, siento que ni si quiera puedo respirar bien con esto." La voz nasal de Setanta se debía a qué llevaba una férula en el tabique. Además de que tenía aún una bolsa de cuero con un poco de hielo presionando el tabique. No era su culpa que el chico se haya agachado en su carrera justo cuando planeaba darle el golpe de una pulgada. Aunque detuvo el golpe a tiempo, no se libró de que él mismo chocará con su mano.

A palabras de Setanta: "Sentí que me golpeaban con un mazo en la cara." No iba a preguntar cómo es que sabía el como se sentía ser golpeado por un mazo en la cara. Pero después de eso, y de reacomodar el hueso manualmente, todo quedó mejor. Solo aplicó la ferula, hielo y dejó el resto a la sangre divina que poseía.

Todo hecho gracias a que su maestra le martillace en su mente que el buen tratamiento no proviene de la "magia", sino de unas manos hábiles y conocimiento. Gracias a ello logró encontrar otro hobby además de la cocina y las tareas del hogar. Sanar a personas heridas.

Volviendo a Connacht, era justo como se lo imaginaba. Un lugar mucho más desarrollado que muchas pequeñas ciudades que visitó en su travesía junto con su amiga Scathach, y en su viaje en solitario.

El lugar era justamente lo necesario para ser el rival de Ulster. Una gran central militar y comercial, lleno de movimiento por dónde viese. Hombres, mujeres y niños caminando despreocupados por todo el peligro exterior y confiando en los caballeros que resguardaban su seguridad. Aunque, bueno, claramente siempre hay excepciones ante la integridad de las fuerzas del orden de cualquier ciudad. "Por lo menos, no hay mucho de quejarse."

"Me alegra que le guste... Shisho." Dijo Setanta mientras tocaba con cuidado su nariz, verificando la sensibilidad de esta.

Al ver que estaba mejor y que podía por fin respirar bien. Posteriormente arrojó al suelo la venda y ferula al ya no ver la necesidad de tal. <<Que gran recuperación.>> Gardian vio como hace solo en un día le destrozó la nariz al semi-dios y con ello pudo soldarse el tabique sin mayor problema. "Después te haré un chequeo Setanta, no vayas a romperte la nariz otra vez."

Fate/ GardianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora