─── 2 ───

505 37 24
                                    

2

No sabía si fue una buena idea, pero ahora se encontraba en los baños, afuera se escuchaba fuerte música y ella estaba incómoda.

Debajo de su blusa un divertido brasier de emojis sostenía sus pechos y se renombraban por la fina tela.

¿Por que se los había puesto?.

—Dios...— lavo sus manos y salió de allí, la música a medida que avanzaba solo se hacía escuchar cada vez más fuerte.

Se abrazo a si misma, no por miedo ni mucho menos por frío, allí era un infierno, solo era por las miradas pervertidas y otras divertidas que se dirijian a ella.

Ese maldito brasier...

Busco a su grupo de amigos, pero no los encontró por ninguna parte, cuando creyó estar perdida un ajeno se le acerco.

—Hey!— el chico la saludo amigable, tomo una lata de la hielera que traía consigo y se la extendío— Toma, muñeca. Relájate, te ves algo incómoda.

—Gracias, y si, no soy de salir mucho a festivales— le comento, agarro la bebida pero no la bebió.

Nunca aceptes cosas de extraños...

—Se nota, te ves como alguien sigue reglas.

Eso la molesto, ¿Por qué lo decía?.

—Y tu alguien que las rompe. No soy una sigue reglas, solo soy alguien a quien le gusta el orden.

—No te enojes— río coqueto, bajo su mirada y observó la lata en las manos femeninas— ¿No vas a beberlo?.

— Tal vez más tarde, es muy temprano para... — y observó el producto— ¿Jugo de naranja?. Acaso... ¿Quieres drogarme?.

Directa y bruta, ella no le tenía miedo a nada.

—¡Ja! Me pareció raro que la aceptarás, pero si no vas a beberlo dámelo.

Y se lo devolvió.

—Te veías perdida y por eso me acerque— se sincero el chico, abriendo y tomando el jugo— Pero si quieres me voy.

Courtney nego con la cabeza y le sonrió a boca cerrada.

—Vine aquí a divertirme, me perdí y ahora no se que hacer. Tal vez debería volver al hotel— le confesó, no lo admitiría pero ese chico estaba rodeado de confianza y a ella se le estaba contagiando un poco.

—¿Quieres estar conmigo un rato? Debo entregar está bebida a todos, es para promocionar.

Lo pensó y acepto, estaba ahí para divertirse, conocer gente no le caería mal, más aun luego de perder a sus amigos, este tipo le caía como anillo al dedo.

La tarde caía y mientras tomaban un descanso para comer, Courtney lo notó, no solo que ese chico era muy atractivo, sino que también ninguno sabía sus nombres, solo era el chico de las gaseosas y ella, la "muñeca".

—Soy Courtney— mencionó en medio de la conversación, justo cuando el la llamaba por su apodo improvisado.

—Oh si, yo Duncan— y como si recién se hubieran visto le extendío la mano— Un gusto conocerte, Courtney.

Ella rio en lo bajo mientras entrelazaban sus manos.

—¡Courtney!— la nombrada giro su vista en dirección del llamado— ¡Aquí estás!... Creí que te había pasado algo...

Ambos se alejaron. La morena sonrió.

—No te preocupes, estuve con buena compañía— y lo observó, Duncan saludo en silencio con la mano.

—Me hubieses llamado, todos estaban buscandote.

Mentira...

Recorrió casi toda la zona donde se encontraban para ayudar a entregar las latas de refrescos y aunque los vio, ellos parecían más divertirse que preocupados por ella.

—¿En serio? Es que no traje mi teléfono. Mejor vamos con ellos. ¿Vienes, Duncan?.

—No gracias, mi trabajo aún no termina, tu si quieres vete.

—Bien,... me quedaré contigo.

Todo era mejor que andar con hipócritas.

—Genial— celebró para sus adentros el teñido.

—¿Entonces te quedas?— pregunto el recién llegado.

—Si, ustedes diviértanse yo haré lo mismo.

El chico asintió y se alejo.

¿Cómo puedes dejar a una chica con un extraño? Estaba claro que no eran verdaderos amigos.

Y sin preámbulo continúo en lo que se había quedado, una charla sobre la diferente clase de música, con el chico de los refrescos.

—¡Y terminamos!— celebró Courtney, entregando la última lata a una chica de divertidos colores.

Dejaron la hielera en un gabinete y entonces empezó...

Courtney estaba sobre los hombros de Duncan, no sabía en qué momento había llegado allí ni mucho menos cuando se comenzó a divertir y a notar el calor de la noche.

Se quitó la remera y su brasier quedo expuesto, ya no importaba nada...

Solo que lo estaba disfrutando y mucho.

Sus pechos rebotaban mientras saltaba, ella reía mientras apenas escuchaba las tonterías de su nuevo amigo.

¡Ese festival era una locura!.
.
.
.
.
.
Sweet-Danielle

Locura | Ducney |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora