-Gracias Ranma. Ahora vete, estoy muy cansada.
Gracias?. Esa chica tonta, cómo podía solo agradecer e intentar despacharlo como si él no fuera nada. A él que había sido su prometido, a él que había esperado para ser su esposo y como tal, reclamar su afecto y su atención. Así que estaba cansada, eh?
Guiado hacia la puerta por el suave empuje de la chica se negó a salir. Algo dentro de él le decía que si cruzaba esa puerta la perdería por completo. No habría para ellos una segunda oportunidad.
-Al menos quiero que me digas por qué lo escogiste a él y no a -intentó exigir aferrándose al umbral.
-Ranma, solo vete.- lo interrumpió Akane
-Quiero que me des una maldita razón además de explicar por qué fuiste vestida así, casi desnuda, de fiesta con un tipo al que acabas de conocer!
-Eramos varios ahí y ya sal de una buena vez, Ranma!-la paciencia se le estaba agotando.
-No quiero y ya deja de gritarme!.
-Pues lárgate de una vez por todas!
-Eso quieres? Bien, espero que ese idiota enclenque cuide bien de ti!
-Ranma, que no te importe quien cuida o no de mí, solo...
-Solo respóndeme una cosa más, quieres? Ustedes ya...-No puedo creer que voy a preguntar esto-ya se besaron?
-...Vete-la voz de la chica sonó cansada, más por seguir una discusión sin sentido como esa, que por la hora que señalaba el reloj
-No lo ha hecho, tú no lo dejarías, no es así?.-Ranma sonrió victorioso como si acabara de descubrir algo muy importante para la ciencia.
-Ya que crees que soy tan poco atractiva por qué te importa a quien besé o a quien no!
-Pues, para tu desgracia y la mía, me importa!
-Sigues y sigues diciendo tonterías-Akane apoyó su peso al marco de la puerta. Miró detenidamente al hombre frente a ella y casi sonrió, pero se contuvo. Tantos años comprometidos, tantas historias compartidas y todo eso no significó nada realmente.
-No puedo dejar que beses a alguien más, Akane, a nadie más.
Listo, lo había dicho, ya no había forma de detenerlo.
Los latidos de su corazón los sentía palpitando en sus oídos, en sus manos y en todo su cuerpo. Rápidos, fuertes y pesados.
Pero si iba a perderla al menos debía intentar retenerla a su lado por algo más allá de aquel añejo y roto compromiso. Aunque confesarle sus sentimientos no significaría nada para ella, en el futuro esperaba poder mirar hacia atrás con la tranquilidad de haberle dicho, al menos una vez, a la mujer que amaba que era así.
-De qué estas hablando, estas loco? Bebiste algo raro o qué diablos te pasa?
-Tú eres mía, Akane.
En su mente ya sabía lo que podía esperar y por tanto también lo que debía hacer. Esa quizás sería la única vez que podría mirarla a la cara y decir algo tan vergonzoso.
Y por eso.
Y por eso, aunque luego ella lo lastimara con su rechazo como nunca nadie podría, la besaría.
Era su derecho por amarla en silencio todos esos años. Por dejarla libre a partir de esa noche. A él ya le habían robado su primer beso pero fue tan poco memorable que para él solo contaría a partir del beso que planeaba robarle a ella.
Avanzó un paso más y las facciones del rostro femenino se hicieron más claras en las penumbras de aquel pasillo en el que, durante cuatro años, tantas veces se detuvo con la intención de golpear a su puerta y confesar lo que sentía.
<No eres un cobarde, Ranma Saotome> se repitió una y otra vez entonces y eso mismo se repetía en aquel momento.
-Señor Saotome, lleve eso con mayor cuidado-se escuchó la voz de Soun Tendo subiendo las escaleras. Pronto el crujido de las tablas bajo el peso del viejo panda le confirmó que ya no estaban solos en casa.
-No creas que te me vas a escapar-dijo cubriendo la boca de la chica con su dedo índice y entrando con ella a su habitación nuevamente. Para su sorpresa, Akane no intentó resistirse.
-Pero qué...-balbuceó aturdida la chica
-Shh, que crees que pasará si me descubren aquí contigo-le susurro al oído y Akane solo pudo parpadear como respuesta.
Sus padres pasaron directo al balcón que daba con el patio. Ranma se separó lentamente de ella y por instinto deslizó suavemente su dedo índice sobre el labio inferior de la chica.
-Te lo preguntaré de nuevo y esta vez espero una respuesta. Él te besó?.
Maldito sea su cuerpo que se negaba a obedecerla. Su cabeza se movió de lado a lado en clara negativa.
El chico de cabello trenzado dibujo una sonrisa en sus labios.
-Lo juras? Nadie, nadie más tampoco lo hizo antes, verdad?
Por qué razón su cuerpo no respondía las órdenes de su cerebro?. Mil veces maldita por responder con honestidad a tal pregunta, aún a sus veinte años.
-Entonces, déjame comprobarlo.
Qué estaba pasando? Por qué él de repente se comportaba de esa manera? Akane cerró los ojos intentando acallar sus pensamientos y disfrutar ese instante que parecía un sueño al que ya casi había renunciado. Pero entonces ¿Por qué sus labios acariciaban los suyos con tanta devoción? Por qué ella se aferraba casi colgando de él? Por qué a cada milésima de segundo le costaba más pensar.
-Akane yo te -se le escapó en un suspiro separándose apenas de sus labios
-Cállate, no digas nada estúpido que arruine este momento.
Le faltaba valor para volver a abrir los ojos. Quizás sí lo hacía él se estaría riendo de ella. Burlándose por no tener idea de lo que hacía o por ser incapaz de negarse a él. No, no quería abrir los ojos y despertar sola en su habitación.
-Te amo, Akane.
No había marcha atrás. Sus sentimientos, por fin, los había expresado. Ahora era decisión de Akane.
-Akane, papá pregunta si quieres...ups, lo siento chicos, no sabía que estaban ocupados.
Nabiki entró cual tormenta en la habitación y encendió las luces sin darles tiempo a reaccionar.
Ranma se separó de ella y se concentró en mirar hacia la pared. Mientras, Akane limpiaba una lágrima osada de su rostro con sus manos.
-hay una lluvia de estrellas, las ariétidas diurnas, papá trajo algunas cosas para apreciarlo mejor.
-Claro, iré en un momento, Nabiki.
-Bien, y no se preocupen por mí, realmente no vi nada.
-Nabiki, esto es...es solo. Nosotros...
-Felicidades Akane, hasta que por fin. Ah y cuñado, ya ves que no era tan difícil?.
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Mía
FanfictionUna fiesta de disfraces causa que un deseo reprimido se escape sin poder contenerlo. -No lo ha hecho, tú no lo dejarías, no es así?. -Sí crees que soy tan poco atractiva que te importa a quien besé o a quien no! -Pues, para tu desgracia y la mía, me...