Qué no era tan difícil? Esa Nabiki, claro como ella siempre se tomaba todo con la misma frialdad.
Akane salió tras de su hermana mayor y no le dió tiempo a reaccionar.
Él era lento, eso cualquiera lo sabía. La destreza que se le dio como artista marcial le fue negada en el amor.
Pero ella, maldita sea su suerte, ella tampoco ayudaba. Acaso no le había dicho ya que la amaba?. Entonces por qué demonios seguía ignorándolo? No podía solo rechazarlo de una buena vez?
O aceptarlo?
Pero no, esa chica torpe se las había arreglado para evitarlo e incluso se había quedado fuera de casa las últimas dos noches.
Y ahora ahí estaba él, con frío y hambre, arriba de un árbol vigilando aquella casa.
Estúpida Akane.
Después de todos sus esfuerzos, de todo lo que le había costado actuar de esa forma con ella.
Pero no, a ella le importó poco y se negó a responder, al menos por educación, a su confesión.
Y para colmo de males había tenido el descaro de pedir asilo justo en la casa del desgraciado ese de Kota. Iba a partirle la cara a ese enclenque, debilucho, ladrón, pervertido en cuanto pudiera!
Cómo se atrevió a quedarse en su casa!. Una idea horrorosa le cruzó por la mente. Levantó la mirada y se concentró en la imagen frente a él.
La mesa estaba servida con abundantes y apetitosos platillos, el enclenque estaba sentado en la silla principal, su odiosa hermana Momo, compañera de Akane, a su derecha y ella a su izquierda.
La casa era enorme, tenía tantas habitaciones y salones que más bien parecía un castillo. La primera noche estuvo tan ocupado mirando a través de las ventanas en busca de Akane que para cuando dio con donde estaba, la mañana lo había sorprendido ya.
Esperó impaciente en casa de los Tendo la segunda noche por ella, pero Kasumi no tardó en anunciar que Akane se quedaría nuevamente en casa de su amiga Momo.
Y entonces los celos le habían ganado y sin poder evitarlo se había lanzado en su busca, decidido a volver con ella o no regresar nunca más con los Tendo. Se iría de viaje, sí, eso haría. Viajaría y entrenaría hasta caer rendido cada noche, mientras ella hacia su vida junto a ese idiota.
Ni hablar.
A él no lo engañaba, la tal Momo era solo la excusa para dormir fuera de casa. Ella, esa torpe, solo quería estar cerca de aquel degenerado profesor mientras lo evitaba a él.
Akane casi no probó bocado y se mantuvo taciturna durante toda la cena, sonriendo apenas a los comentarios que le hacían ambos hermanos.
No estaba seguro, pero incluso desde la distancia que lo separaba de ella podía ver lo abatida que estaba.
Esa imagen no le gustaba. Menos aún por no tener idea de qué la tenía de esa manera. Acaso ese tipo le había hecho algo? O, tal vez, él la había rechazado?
Bueno, si tenía al menos un poco de decencia lo habría hecho, pero desde luego un aprovechado como ese no sabía lo que era la decencia.
Akane fue la primera en levantarse de la mesa y despedirse. El enclenque profesor se levantó al mismo tiempo que ella, y la odiosa mujer de largo cabello plateado se colgó al brazo de su Akane. Ambas salieron del comedor dejando solo al imbécil Kota rumiando perezoso el plato frente a él.
Era su momento. Debía decidir entre ir con Akane a pedirle una respuesta (o convencerla al menos de volver con él a casa); o ir con aquel que pretendía robar a su Akane de su lado y partirle la cara por atrevido.
La luz de la habitación destinada a su prometida se encendió por un instante. Ranma pasó de árbol en árbol hasta quedar frente a su ventana. La vio entrar y caminar de un lado a otro, aparentemente divagando en alguna idea. Luego se detuvo y abrió el clóset tomando una bata de baño blanca y empezó a desvestirse.
Esa chica torpe y descuidada! Qué acaso no se daba cuenta de que cualquiera lujurioso podría estar escondido en un árbol espiandola!
Miró a todos lados, cada uno de los enormes árboles que rodeaban la casa. Qué alivio, no había nadie más.
Akane continuó desvestiendose antes de envolverse en la suave tela. Y aunque seguía sin comprender por qué, no pudo dejar de mirarla.
Ella era.
Esa chica marimacho, realmente era.
La mujer más hermosa que había visto, aunque nunca lo había admitido en voz alta.
Akane desapareció de su vista en medio de sus pensamientos. Probablemente estaría bañándose antes de ir a dormir. Ranma cerró los ojos y sacudió vigorosamente la cabeza en un último esfuerzo por mantener las buenas costumbres y alejar cualquier mal pensamiento de su mente.
Tras un tiempo que estimó prudente salto del árbol y se paró apenas sobre el marco de la ventana.
Su plan era entrar por la ventana y emboscar a la torpe chica para exigirle aclarar las cosas entre los dos. Aparentemente, era la única forma en que podían comunicarse medianamente bien.
Justo cuando estaba a punto de entrar alguien golpeó la puerta de la habitación.
Ranma se detuvo y esperó con el corazón detenido y rogando por qué se tratara de la insufrible chica Momo y no del desvergonzado y desagradable de Kota.
-Un momento-escuchó decir a Akane que ya salía envuelta en la bata de baño y con una toalla blanca secando su cabello.
-Oh, Akane, solo me preguntaba si estabas mejor? O si deseabas continuar nuestra conversación de esta tarde
Ese degenerado, qué se supone hacia a esa hora en la puerta de su prometida?!. No iba a soportar tanto descaro.
Abrió de golpe la ventana y se deslizó al interior de la habitación.
La brisa fresca acarició la piel húmeda de Akane haciendo que volteara en dirección a la ventana solo para descubrir a su prometido con cara de pocos amigos.
-Qué estás haciendo aquí?-se apresuró a detenerlo
-Hazte a un lado, Akane.
-Pero, qué diablos te pasa? Estás loco?-murmuró la chica aferrándose a su brazo derecho.
-Voy a matar a ese degenerado. Y después, si quieres, puedes matarme tú a mí, me da igual-habló él en el mismo tono. No por que quisiera ocultar su presencia, sino porque la voz apenas le salía.
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Mía
FanfictionUna fiesta de disfraces causa que un deseo reprimido se escape sin poder contenerlo. -No lo ha hecho, tú no lo dejarías, no es así?. -Sí crees que soy tan poco atractiva que te importa a quien besé o a quien no! -Pues, para tu desgracia y la mía, me...