DOS

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Un mes después...

—Te digo que estaba realmente triste, la situación también me entristece a mí, pero la verdad no me importa —dijo tomando los fideos con sus palillos y llevandolos a su boca— él me enamoró y ahora se aguanta, sabes que es muy difícil que yo llegue a amar a una persona de esa manera.

El chico en frente de él asintió mientras terminaba de engullir su comida, tratando de prestar la mayor atención posible al otro alfa.

—Haces bien, este es el momento que más te necesita —respondió llevando la lata roja de Coca-Cola a su boca, necesitando un trago para pasar su comida— debes demostrar que eres su alfa y que no lo dejarás por esta situación que están pasando.

—Lo sé, no pienso abandonarlo —asintió de acuerdo— y pensar que todo esto se debe a su parte lobuna, él no está totalmente conectado con su omega, sé que no somos destinados, pero nos amamos, debería ser razón suficiente para dejarse fecundar.

Intentó no verse decaído, porque realmente no le gustaba mostrar sus debilidades, pero su parte alfa sufría al mirar que su omega la pasaba mal.

—Quizás su lobo necesite tiempo —el menor se encogió de hombros.

—Llevamos seis años juntos, creo que es tiempo suficiente —rodó sus ojos, simplemente esa situación le parecía absurda.

—No lo sé, es extraño, conozco parejas no destinadas que tienen cachorritos.

—¡Exactamente! No comprendo que sucede con nosotros, nos hemos encargado de demostrar que el no estar destinados no significa que no nos amemos de verdad, ¿a caso no es lo que importa?

—Hyung, estoy seguro de que pronto podrán formar una familia, no conozco ninguna pareja que lo quería más que ustedes dos.

Claro, amaba poder contar con aquellos que realmente apoyaban su relación y le deseaban lo mejor, que entendían el vacío que la misma situación les dejaba.

—Dios te oiga, Kai Kamal Huening, nada me haría más feliz que ver a mi esposo con una tierna pancita, esperando por mi cachorro —una sonrisa ilusa se formó en su cara, que no se notara que amaba la idea.

Su teléfono vibró sobre la mesa avisando que tenía un nuevo mensaje, así que lo tomó sin vacilar ni un poco, viendo el nombre en la pantalla del mismo.

Gyu.

Te necesito aquí, hyung.

—El deber me llama HueningKai —comentó dejando dinero sobre la mesa para pagar por lo que consumió y tomando su bebida, para beberla por el camino—. Nos vemos.

—Espero que la pase bien, hyung —le dijo con cara picara, a lo cuál negó repetidamente, HueningKai no cambiaba.

Mientras conducía por las tranquilas calles, su mente no dejaba de maquinar, ¿que tal si su esposo se estaba sintiendo mal otra vez? Hace unas semanas todo comenzaba a mejorar en cuanto a su estado de ánimo, la sola idea hacía a su parte lobuna inquietarse, aún si el lazo que compartía con el omega no le transmitía nada inusual, apretó el volante, deseaba con todo su ser que no fuera esa.

Inquietantes minutos de horrible tráfico solo lo hacían preocuparse más de la cuenta, no siendo tan prudente como debería en cuanto a las señales de tráfico, cuando estacionó frente a su domicilio sus manos ya sudaban, abrió la puerta de su hogar encontrándolo en total silencio, entró completamente cerrando la puerta detrás de sí, no había señal de BeomGyu.

El aroma de su esposo lo envolvió haciendo cosquillas agradables sobre su nariz, ya no era un aroma que transmitía tristeza y decepción, este era un delicado olor a leche con chocolate o galletitas recien horneadas, estaba lleno de dulzura, el omega estaba feliz, eso lo hizo suspirar con tranquilidad.

daebak.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora