FOUR

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-ENYA-

Day 03


Mi pecho bajaba y subía con cierta lentitud.

Todo en mi dolía, inclusive el respirar.

Cabeceé en busca del verdugo con el que me habían dejado en esta ocasión, ese tipo que solo me contemplaba con puro odio.

Arseni o así lo había llamado el rubio, Alexei.

En cuanto una nueva oleada de nauseas subió por mi gaznate, me rendí vomitando lo poco que aún quedaba en mi estómago. Aquello que ellos me suministraban para no morir en su arduo "interrogatorio".

Sentía todo mi cuerpo pesado, a pesar de encontrarme atada a aquella silla, todo en mi parecía dar vueltas.

No sé en qué momento el de cabello oscuro se encontraba frente mía, solo me percaté de su presencia en cuanto sentí un paño frío limpiar el vómito sobre mis muslos desnudos.

En algún momento se habían desecho de mis vaqueros por haberme hecho encima.

Creí que se aprovecharían de la situación al deshacerse de mis bragas, pero había sido enfundada de vuelta, en unas bragas de simple algodón.

Sentí el trapo húmedo pasar por mi boca, retirando el vómito que había expulsado recientemente y por un segundo sentí alivio de ese pequeño acto de caridad.

Me forcé a volver a abrir los ojos, topándome con aquel frío par de ojos que aún no conseguía descifrar su tonalidad. Él apartó su mirada para centrarse en lo que hacía, ahora pasando el trapo húmedo por sobre mi frente, aliviando el calor ardiente que mi cuerpo emanaba.

Al retirarlo estudie como aún de cuclillas a un lado mío, sumergía el paño en un balde de agua a su zurda, mi diestra, para imitar la acción de empapar ahora las plantas de mis pies.

Primero una y luego otra.

Con una calma en la que repasó meticulosamente cada dedo, empapando bien la zona y como si mi cuerpo impulsara a mi mente a espabilar, me vi abriendo mucho más los ojos al contemplar como volvía a dejar el paño en el interior del balde y se las arreglaba para sin moverse de su lugar, atrapar las palas que al aproximarse entre si soltaron una pequeña chispa que me hizo sobresaltar en la silla a la que estaba sujeta.

Antes de que pudiera tan siquiera vocalizar alguna palabra, él guio ambas palas eléctricas a la planta de mis pies arrancándome un chillido de agonía, mientras mi cuerpo se contraía violentamente por los impulsos eléctricos.

Las lágrimas volvían a descender por mis mejillas y mi boca balbuceaba en un intento para que se detuviera.

Algo que hizo tras lo que pareció una eternidad, por lo ya adolorido que mi cuerpo se encontraba. Apartando las palas, esperó a que me repusiera, pues no podía dejar de dar bocanadas de aire necesitando el consuelo del oxígeno que quemaba mis pulmones.

[REVENGE] INESPERADA TENTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora