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-ENYA-


Empuje mi cuerpo desnudo entre las mantas, a la par que Alexei, quien había desaparecido tras la divertida ducha que nos dimos, para quitar los restos de sexo intenso, pidiéndole a uno de los gorilas plantados en mi puerta que llevara los helados a la cocina, mientras yo terminaba de secar mi cabello con la toalla y trenzarlo.

Su brazo no dudo en impulsarme cerca suya, sin darme posibilidad alguna de la duda.

Acomodé mi cabeza contra su pecho, no podía dejar de sonreír, aunque quisiera mantenerme neutral.

Las mascaras que habitualmente guardaban mis verdaderas emociones, habían dejado de estar disponibles para esa panda de locos.

Y extrañamente me sentía tímida, quizás por las palabras que había soltado en pleno sexo, por lo que me limitaba a mantener mi cara lejos de su vista, ocultándole el rubor en mis mejillas mientras su zurda deslizaba caricias por sobre mi espalda desnuda, bajo las mantas que nos cobijaban.

— Lo que dije... era cierto — Detuve mis dedos de trazar aquel tatuaje tribal que comenzaba a decorar su pectoral, como si aún no estuviera terminado y por el patrón del resto de tatuajes repartidos en su cuerpo, no parecía formar parte de su estilo — Quiero que seas nuestra mujer... en lo que sea que represente eso...

Removí mi cabeza para contemplarlo, al sentir somo liberaba un suspiro desesperante. Me tenté a sonreír al ver como su diestra frotaba su rostro, buscando la forma acertada de expresarse.

Finalmente posiciono su brazo sobre sus ojos, permitiéndome deleitarme con esa imagen.

— Creo que eres el único que quiere eso...— Respondí con una corta sonrisa en mi rostro. Él saco su brazo de su cara para enfocarme, en busca de una explicación — Tus hermanos dudo quieran algo así...

Una sonrisa aflojó en su comisura.

— Ellos lo quieren, solo que aún no lo aceptan... — Expuso sin problema y con esa seguridad que me encantaba, antes de empujar su vista al techo y retomar las caricias que sus dedos trazaban sobre mi espalda desnuda — Para mí y Damien es más simple... somos los pequeños, no tenemos el peso que ellos aún cargan por no querer soltar la culpa que los achaca... — Volvió a contemplarme — Ellos se sienten culpables de no haber evitado lo inevitable...

Me acomode mejor subiendo ligeramente sobre su pecho para apoyar mi barbilla sobre este, mientras rodeaba su abdomen con mi brazo.

— ¿Qué no evitaron?

Cuestione empujada por la curiosidad y saber que él se estaba abriendo a mí. Sus ojos se apartaron de mi para volverse hacia la puerta, instándome a volver mi cabeza en esa dirección, topándome con el encapuchado, con medio cuerpo impulsado en el interior del hueco de la puerta que en algún momento había abierto.

[REVENGE] INESPERADA TENTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora