1. Jinx.

7.3K 260 7
                                    

Pasado y presente.

—___, acércate —deje mis colores a un lado y camine hacía el señor Silco, quien se encontraba en la puerta con una niña a su lado de cabellos azules—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—___, acércate —deje mis colores a un lado y camine hacía el señor Silco, quien se encontraba en la puerta con una niña a su lado de cabellos azules—. Ella estará con nosotros de ahora en adelante.

Algo tímida la salude con la mano. Su mirada se encontraba algo ida y respiraba agitada, como si en cualquier momento se rompiera a llorar.

—Muéstrale donde puede dormir —asentí y tomé su mano, guiándonos a mi habitación.

—Aquí puedes dormir —le señale la cama junto a la mía, asintió escaneando todo. Mi habitación es de color verde y en la pared hay dibujos míos pegados, también tenía un par de muebles para meter algo de ropa en ellos—. ¿Cómo te llamas?

La vi dudar un poco, su ceño se frunció suavemente antes de hablar.

—Jinx —antes de poder decir algo, ella preguntó—. ¿Él es tu padre?

—No —negué con la cabeza—, pero es como si lo fuera.

Él me cuido cuando mis padres me abandonaron en Zaun, dejándome entre los escombros de una casa. Sin importarles si pasaba frio o tenía hambre, era apenas una niña de 4 años.

—¿Quieres dibujar conmigo? —pregunté esperanzada, esperando que por fin alguien se interesara en estar a mi lado.

—Si.

Ambas fuimos a donde Silco, en donde deje mis colores anteriormente. Le pase una hoja para que dibujara y me sorprendió cuando entusiasmada me enseño lo que parecía ser la cara de un mono. No pensé que me sonriera, hasta por un momento pensé que le caería mal.

—Es bonito —asentí.

—Al tuyo le falta algo —me lo quito y empezó a dibujar algo, cuando me lo mostro me fue inevitable reír, quedo peor de lo que me quedo a mí. A la cara feliz que estaba haciendo le puso una sonrisa más grande y en los ojos les puso unas x con color azul.

—¡Quedo horrible!

—No es cierto —se quedó analizándolo.

—Mejor enséñame a hacer lo que dibujaste.

Agarré el aerosol para empezar a hacer el grafiti en la pared, empecé a trazar diversas formas de color verde neón hasta lograr el dibujo perfecto, ese que me había enseñado Jinx hace años.

—Nada mal, cabeza hueca —volteé a verla, fingiendo molestia.

—Pfff, te superé por mucho, loca—sus ojos adquirieron un brillo malicioso a la vez que una sonrisa coqueta se formaba en sus labios.

—Nadie supera nunca a Jinx, nadie —se acercó y susurró en mi oído—. Pero puedo hacer una excepción por ti.

Le di un pequeño golpe con mi dedo en su frente y me alejé de ella.

—Tentador, pero mejor vayamos por la carga de Brillo —le di la espalda y comencé a caminar, pero de la nada sentí como su cuerpo se aventó al mío, tirándonos al suelo.

Me volteé a verla justo cuando puso sus piernas alrededor de mi torso y sus manos agarraron las mías poniéndolas a los lados de mi cabeza, impidiendo moverme.

—¿Qué rayos haces? —pregunté impresionada.

—No escaparas de mi —sonrió con inocencia fingida— como lo has estado haciendo últimamente, niña.

Me avergoncé un poco al saber que ella me descubrió.

—¿Acaso no te gustaron mis besos? —se me quedo viendo fijamente— ¿O prefieres los del otro imbécil?

Tragué saliva.

—Porque yo quiero hacerlo justo ahora —se acercó tanto que nuestras narices se rozaban—. ¿Puedo hacerlo?

—Desde cuando pides permiso —se me salió de la nada.

—Es cierto —sus ojos brillaron y alzó ambas cejas con algo de descaro—, nunca lo hago, cabeza hueca.

Junto nuestros labios en un beso muy rudo, justo como el que me dio hace unos días, para intensificarlo tome su nuca pegándola más a mí.

Al pasar varios segundos nos separamos con la respiración agitada.

—Termina con ese bobo.

—Ni siquiera salgo con él —reí.

—¿Entonces porque él dijo...? —se quedo pensando, pero después frunció el ceño— Lo matare.

Me encogí de hombros y ambas nos paramos del suelo, llegaríamos tarde, como siempre. Espero y Sevika ande de buenas.

—Mira mis bebés —sacó de una bolsa sus mascafuegos—, quedaron hermosos.

Lo acercó demasiado a mi cara y yo la aleje un poco, con miedo de que esa cosa me explotara en la cara, ya había visto como quedaban las personas luego de sus explosiones.

—Si... mejor guárdalos —me hizo caso y tomé su mano, comenzando a caminar—, déjalos para los Firelights.

—Tengo una mejor idea —empezó a brincar con una gran sonrisa en la cara. 

Solo sabía que esa sonrisa en su rostro significaba problemas. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Arcane | One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora