14. Sevika.

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Ganas.

Dedicado: emi_mochi 🧡

—¿Qué te paso? —me acerqué a ella— ¿La sexy pelirrosa te golpeo? —hable con voz chiqueada

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—¿Qué te paso? —me acerqué a ella— ¿La sexy pelirrosa te golpeo? —hable con voz chiqueada.

Reí cuando un bufido salió de su boca. Varios moretones empezaron a decorar su cara.

—Pobrecita...

—Cállate, maldita mocosa. Eres igual de insoportable que Jinx.

—¡Uh! Cuando Jinx se entere de que su hermana está aquí... —me senté en el sofá viejo de color morado de la casita en la que hacíamos planes.

—Silco no quiere decirle —tomó asiento al lado de mí a una distancia considerable.

—Y apuesto a que le dirás a Jinx de todos modos... porque te vale un pepino lo que pase con ella.

Sevika simplemente se quedó en silenció y sacó un encendedor de metal, con el que prendió un cigarrillo. Se hizo hacía atrás, cerrando los ojos y recargando la cabeza en el respaldo, soltó un suspiro junto con el humo del cigarro.

Y yo solo pude admirarla en silencio, antes de molestarla.

—Dame —le quite el cigarro de la boca, pero antes de ponerlo en mis labios ella lo arranco de mis manos, viéndome enojada.

—Ni se te ocurra, no quiero tus babas encima —rechistó.

—Te mueres por mis babas —cuando ella iba a darle una calada, tire el rollito de papel al piso de un manotazo, ella solo se quedó viéndolo y apretando la mandíbula—. Ups.

—Hija de...

—Solo agarra otro —la vi bufar antes de sacar otro, pero antes de encenderlo lo tiré al piso de nuevo, aprete los labios para no reír al ver su cara de hastío hacerse más notable.

—Ya basta —agarró mi cara con su brazo metálico y apretó un poco mis mejillas—, si no atente a las consecuencias.

—¿Castigo o premio? —eso la hizo apretar los dientes y poner los ojos en blanco. Pero termino soltándome y recoger el cigarro del suelo.

El siguiente rato solo se la paso fumando e ignorándome en cada cosa ridícula que hacía para molestarla o al menos lograr que sonría por una maldita vez en su vida. Harta de que ni siquiera me miré, me senté a horcajadas en sus muslos, con cada pierna al lado de su cadera, ella alzó una ceja al escuchar mi risilla.

—Quítate de encima —decretó.

—No quiero hacerlo —cambié mi voz a una seductora.

—Te lo estoy ordenando.

—Así me gusta que me traten —susurré en su oído.

Sin más que hacer, ella me tomo por los muslos y me cargó, estampándonos contra la pared detrás de mi en un acalorado beso. Jadeos salían de mi boca por el gran trabajo de la suya, pasaba mis brazos por su espalda y de vez en cuando jalaba un poco su cabello castaño oscuro, en cambio, Sevika acariciaba mis muslos por sobre la tela. Varios minutos después ella estaba encima de mí, dándome una gran sensación placentera por el roce de su piel con la mía.

Y es que alguien dijo que es mejor hacer el amor y no la guerra.

Así que amén.

Así que amén

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Arcane | One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora