Cap. 5 El caos se aproxima

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⚜️ Mini maratón 2/2 ⚜️

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⚜️ Mini maratón 2/2 ⚜️

Bessie Markness

Subí lo más rápido posible a mi habitación a cambiarme de vestuario, no iba a ir a montar a caballo usando un largo vestido. Si era posible, pero no es lo mismo. No tienes la movilidad ni flexibilidad que necesitas para poder sujetarte bien del caballo.

Agnis eligió el mismo caballo de esta mañana. Yo, por otro lado, elegí a Relámpago, el caballo que mi padre me regaló por mi cumpleaños a los diez años.

Lo llamé Relámpago porque es veloz, al igual que el mismo resplandor que emite un relámpago.

Salimos del establo y al llegar al inicio de la pradera, Agnis se adelantó dejándome atrás.

— ¡Alcánzame si puedes, Bessie! — gritó Agnis, desde arriba de su caballo.

Tardé varios segundos en reaccionar y cuando finalmente lo hice, tiré fuerte de las riendas de Relámpago para poder alcanzarlo, ya que él no iba a ganarme, menos cuando se había adelantado de una manera tan tramposa.

— ¡Eso que hiciste es trampa! — grité a pocos metros de alcanzar el caballo de Agnis.

— ¡No, no lo es! — aseguró, esbozando una sonrisa, pícara.

Tramposo, ya verás, haré que muerdas el polvo.

En tan solo pocos segundos logré alcanzarlo, él se sorprendió, pues creyó que me había dejado muy atrás.

— ¿Sorprendido, príncipe Agnis? — pregunté enarcando una ceja mientras en mis labios se figuraba una sonrisa burlona.

— ¡Qué me hayas alcanzado no significa que me hayas ganado aún!

— Entonces... ¡Ganaré! — aseguré, sobrepasándole y dejándolo muy atrás.

No mentía cuando dije que Relámpago era veloz, era mi mejor caballo.

Mientras iba cada vez más rápido, noté que la montura de Relámpago empezó a aflojarse y de lo rápido que iba se fue aflojando aún más, tanto que no me di cuenta en que momento, pero Relámpago se levantó alzando ambas patas delanteras al aire y fue ahí cuando me deslice con todo y montura cayéndome al suelo.

— ¡BESSIE! — escuché gritar a Agnis.

Mi cuerpo me dolía, hubiera caído de espaldas de no ser porque me volteé para caer de lado y así amortiguar un poco la caída. Lo que menos quería es que mi madre me viera adolorida y me preguntara sobre por qué andaba así, porque bendito iba a ser el sermón que me iba a dar.

EL KARMA DE LA EMPERATRIZ © [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora