♱ Versículo 10 ♱

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Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis.
(1 Corintios 5:9-11)

Espresso caminaba junto a Lilac entusiasmado, hace bastante no salía al mundo debido a los constantes castigos por su actitud rebelde. El director dio la orden, la única excepción era Madeleine pues al parecer planeaban inspeccionar de forma rigurosa todos los dormitorios a petición del Detective Almond que hizo un gran escándalo al enterarse que la escena del crimen fue recogida.
Madeleine no se mostró entusiasmado con la indicación, ahora más que nunca temía perder a Espresso ¿Por qué no podía ser tan brillante como Lilac? Su ex amor reía complacido cada vez que intercambiaban palabras, algo muy diferente a la postur defensiva que controlaba su ser cuando el rubio se cruzaba en su camino.
¿Qué tan diferentes serían las cosas de haber aceptado la propuesta de Espresso en el autoservicio? Al repasar aquel recuerdo la misma conclusión agobiante: Espresso realmente lo amó.
Lo amó tanto que estuvo dispuesto a hacer una locura, quiso renunciar a todo lo que le rodeaba para seguir entrelazando sus manos, saboreando los labios rosados, envolviendo la que en ese entonces era una tierna cintura de un adolescente con unos cuantos kilos de más.

Espresso ya estaba consciente de los cambios, el Madeleine que agitaba su corazón ya no existía. No es que tuviera una especie de temor al romance, en realidad disfrutaba de ser alguien concentrado a sus estudios ahora con Lilac dedicándole miradas coquetas sentía la situación muy halagadora aunque la atracción era inexistente.

El pueblo cercano brindaba una atmósfera agradable, los petalos de las flores en los balcones caían en el pavimento dando un aspecto colorido.
Lilac atraía público cuando se entregaba a la música, las hermosas piernas firmes y bien trabajadas bailaban elegantes ante el espectador favorito, el bailarín esperaba una reacción a la belleza y fragancia que emanaba con su espectáculo, Espresso sólo se movio para ajustar su anteojos y lo molestó porque era consciente que Madeleine despertaba en él algo más que el desdén, esa manera enternecida en que el morocho lo observaba cuando creía que nadie más estaba al pendiente.

Ese espectáculo fue largo para Espresso, su interés por conocer a alguien que pudiera guiarlo respecto a Magia negra estaba por sobre todas las cosas.
Así llegaron a Jumping Goat Cafeteria para almorzar, ya lo esperaba un individuo de aspecto andrajoso sobre la mesa que se presentó usando una túnica negra bastante ridícula, piel grisácea, ojos ambar y cabello en rastas que tapaba la mitad de su rostro.

-Espresso -Habló Lilac sentándose como si nada -Él es Licorice, un conocido.

-Debes estar bromeando -Espresso dijo entre dientes.

-También me da gusto conocerte -Licorice soltó una risilla aunque Espresso fue incapaz de ver esa sonrisa porque ese tipo se cubría con una de sus mangas holgadas. -Escuche que su colegio es muy interesante.

-Estás enterado -Espresso ajustó su corbata -¿Entonces que sabes?

-No puedo decir mucho sin los detalles -Explicó desinteresado -Admito que sólo vine porque Lilac prometió pagar la comida, ordené alitas.

-Que pérdida de tiempo -Gruñó Espresso, Licorice no se deshizo de esa sonrisa enorme y espeluznante. -El cuerpo fue drenado, escucharon cánticos extraños, símbolos inusuales, fue en noche de luna nueva ¿Alguna idea?

Acto de Contrición. | Madeleine x EspressoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora