Estábamos en unos bosques de Francia. Oímos el silbido de las balas pasar cerca de nuestras cabezas, algunos gritaban dando órdenes, nos atacaba un panzer, lo que significaba que yo no podía hacer nada.Me senté en el barro apoyado en un árbol,encendí un cigarro.No era la primera vez que combatimos, yo había matado a gente ya, no se a cuanta. Cuando maté a la primera pensé que sería absurdo contarlas, porque o moriria antes de tener que recordarlas o habría matado a demasiadas como para contarlas.Yo estaba tranquilo, me enfrente tranquilo a la muerte.Por eso me aliste, no soy un patriota, yo me aliste para saber como reaccionaria a la muerte. Reaccioné igual de lo que me esperaba, pero tenía que asegurarme.Yo no debía disparar, solo malgastaría munición.Yo estaba ahí para parar alguna bala, alguno hombres ya habian cumlido su cometido, había hombres llorando y gritando de dolor, algunos suplicaban médicos y otros volver a casa. La mayoría lo que necesitan es una bala. Hombres muertos que murieron luchando por su país, yo moriré luchando probablemente, pero no por mi país. Estábamos ahí defendiendo a un hombre sentado en un sillón que cuesta más de lo que yo ganare en la vida. Nos enfrentamos a la muerte cada segundo, literalmente cada segundo, aunque no estemos en la guerra, solo que no nos damos cuenta, o no queremos darnos. El tanque se acercaba cada vez más, disparando sin parar, solo era cuestión de tiempo que me diese una bala. Veía a la gente morir, unos de forma rápida, los más afortunados, y otros de formas lentas y desagradables. Entonces llegó, una bala en el estomago, que me llenó la boca de sangre y el cerebro de oscuridad.